«Y allá, a su frente, Estambul», decía Espronceda. Las exportaciones alicantinas llegan hace unos años a Turquía, al igual que a Rabat, Argel, o El Cairo, los grandes mercados en África de la provincia. De hecho, el Gran Magreb representa el 90% de las ventas a este continente. Pero en los últimos ejercicios las empresas han dado un paso más allá. Han conseguido cruzar esa especie de Rubicón que representan los países del norte -los más cercanos- y comienzan a comerciar con zonas del África subsahariana, la denominada África negra.

Han ampliado los destinos a Johannesbugo, Dakar (Senegal), Conakri (Guinea), Lomé (Togo) o Nairobi (Kenia)... No obstante, estos clientes representan volúmenes muy reducidos en el cómputo global de la facturación exterior de la provincia y son fruto de la necesidad de diversificar los mercados para mantenerse en el tablero económico ante el desplome del consumo nacional.

El continente africano se está convirtiendo en una fuente de potencial negocio para muchas empresas españolas. Alicante ha exportado allí poco más de 201 millones de euros hasta agosto, lo que representa un aumento del 20,5% en relación al mismo periodo de 2012 y son un centenar de empresas provinciales las que venden sus productos allí, según las últimas estadísticas de las Cámaras de Comercio. África compra mármol, calzado, productos hortofrutícolas, juguetes, plástico, aluminio o vehículos de segunda mano.

Sin llamarse a engaño, las exportaciones a este vasto continente en este año sólo representan el 6,6% del total de la facturación exterior de la provincia (3.025,4 millones). Para los principales sectores exportadores, las cifras de ventas no son relevantes, ni los nuevos clientes africanos son prioritarios, pero admiten que «toda piedra hace pared», según representantes empresariales del juguete, el calzado, la agricultura o el mármol provincial porque, además, la amplia experiencia les impulsa a «no poner todos los huevos en la misma cesta». Una de las estrategias en el mercado exterior que hace unos años reconocía aplicar una destacada empresaria noveldense del sector del mármol.

Obligados a exportar

Ante la coyuntura económica del mercado doméstico, las empresas tienen que seguir agarrándose a la tabla de salvación que está representando la exportación. «Al igual que muchos de nuestros jóvenes están cruzando las fronteras para buscar trabajo, las empresas están haciendo todos los esfuerzos por salir fuera de España porque la solución no la tenemos en casa. O se van fuera o no resisten», se lamentaba el presidente de la Asociación Mármol de Alicante, Juan Antonio Santo, quien insiste en que en España se deben arbitrar medidas «para que se generen empresas, que son las únicas que crean empleo».

El mayor repunte este año de las ventas españolas al exterior se ha producido en Sudáfrica, con un crecimiento del 56% interanual, según publicaban recientemente medios especializados de ámbito nacional. Estos, además, destacaban que después de Oriente Próximo y distintos países de Asia, África es la tercera zona económica que ha registrado un mayor aumento de compras a España. En este vasto y diverso continente, Argelia, con 74,2 millones, es el primer cliente de la provincia y, además, sus importaciones han crecido un 36,6%. La cercanía de este mercado y la de Marruecos sitúan a estas dos zonas del Magreb como los primeros compradores. Y pese a que los marroquíes han bajado un 4,8% sus compras a Alicante, aún se mantienen en el segundo puesto del ránking, con 55,4 millones.

Precisamente, estos dos países están en vías de desarrollo y son los que están experimentando mayor incremento por el despegue del sector inmobiliario residencial -sobre todo en Argelia- y el desarrollo de infraestructuras. Estas circunstancias han aumentado la demanda de materiales de construcción, así como de productos relacionados con esta actividad como el mármol. También han favorecido la implantación o la ejecución de proyectos de varias constructoras provinciales.

La piedra natural es el primer exportador al continente africano, con 21,9 millones (bloques en bruto) hasta agosto, según los datos de las Cámaras, a los que habría que sumar los 7,7 millones de las manufacturas de mármol. «Sobre todo es en el norte de África, en el Magreb, donde estamos exportando, ya que representa el 90% de las ventas a aquel continente», admitía Juan Antonio Santo. Pero al margen de estos clientes tradicionales -además de Egipto y Túnez-, esta industria provincial también está encontrando oportunidades para vender en Libia, Mauritania, Togo, Guinea o Nigeria.

África es un mercado «complicado» por el subdesarrollo de muchas zonas o la inestabilidad política y las fórmulas de pagos en otras, admite la mayoría de representantes empresariales. No obstante, hay países con recursos naturales que comienzan a emerger, a tener una élite social y que se abren al turismo, factores ambos que impulsan el consumo y la construcción de hoteles o infraestructuras, explicaba Santo, quien admite que en estos nuevos mercados «todo va muy despacito».

Exportación de tejas

Por otra parte, en la industria cerámica, la empresa agostense La Escandella ha aumentado sus exportaciones de tejas al continente africano un 30% en los tres últimos años y ha vendido en más de diez países. Actualmente, «África representa el 15% en facturación sobre las ventas totales y un 25%, sólo en lo que concierne a la exportación», según fuentes de la empresa, que explican que el comercio se centra en Argelia y Marruecos, «aunque también se están abriendo nuevos mercados del oeste del continente».

En la zona más meridional, Sudáfrica -el país del desaparecido líder mundial Nelson Mandela- es el cuarto cliente de la provincia, después de Turquía, aunque muy distanciado en el valor de sus compras en relación al Magreb: casi seis millones hasta agosto, que representan, no obstante, un crecimiento del 43,7% en comparación al mismo periodo de 2012. Sudáfrica es productor de fruta, pero al país donde España se alzó con el título de campeona mundial del fútbol, la provincia también exporta hortalizas, además de manufacturas de piedra, hierro, zapatos y especias. «África representa poco en el conjunto de nuestra exportación, aunque como otros, es un nicho de mercado nuevo», explicaba Eladio Aniorte, presidente de la organización agraria Asaja-Alicante. El representante sectorial sí destacaba, no obstante, lo que están haciendo algunas empresas alicantinas: «han comenzado a cultivar allí para reexportar a Alicante en los meses que no se produce en España, como una especie de producción complementaria». En Marruecos hace varios años que hay productores de almendra o cítricos alicantinos y, ahora, se lanzan otros hortofrutícolas. También operan distintas empresas constructoras.

El juguete entra en Sudáfrica

En Sudáfrica también han entrado recientemente los jugueteros alicantinos, al igual que antes lo hicieron en Marruecos y Argelia. Fundamentalmente, las ventas de este sector se realizan a través de la gran distribución, por lo que «en los países donde existe este modelo, entramos, al igual que ha pasado recientemente en India», según Javier Martín, responsable de comercio exterior de la patronal española juguetera, AEFJ, con sede en Ibi. Para el juguete y el calzado, África no es uno de sus principales clientes, reiteran Martín, y Marián Cano, secretaria general de la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (AVECAL). Y, pese a ello, en el caso de la industria zapatera alicantina es el segundo sector exportador al continente negro, después del mármol, con 19,4 millones vendidos hasta el pasado mes de agosto.

Por otra parte, calzado, caucho o piedra natural son los productos que más exporta Alicante a Turquía, tercer cliente de la provincia y donde se vendieron 30,5 millones hasta agosto, un 12,8% más.

En Senegal apenas se ha exportado un millón de euros. No obstante, en uno de los países más occidentales de África y que viene registrando un crecimiento del 4% anual han encontrado hueco para instalarse algunas empresas provinciales. Es un mercado emergente. Melones, vehículos de segunda mano, plástico, textiles o madera son productos alicantinos que se venden allí y una de las ventajas son los costes de producción. Con una mano de obra más barata -aunque la productividad es baja-, los gastos se reducen en comparación con otros países africanos. Otra de las ventajas es que «los españoles no tenemos mal nombre. Ellos piensan, por ejemplo, que el francés ha venido a explotarle», destacaba un empresario alicantino desde la capital, Dakar, que lleva unos años explorando el mercado.