n Hasta seis de los acusados en el juicio por las dietas del expresidente de la CAM Modesto Crespo hicieron uso ayer de su derecho a la última palabra para insistir en su inocencia pero, también, para lamentar el desgaste que ha supuesto el proceso para muchos de ellos para los que ahora el fiscal pide la absolución.

El primero que intervino fue el exvicepresidente Armando Sala, quien insistió en que el consejo nunca aprobó los pagos a Modesto Crespo y que recordaba perfectamente aquella reunión porque todos los consejeros estaban «temerosos, nerviosos y preocupados» porque el Banco de España «acababa de intervenir Caja Castilla-La Mancha». Por su parte, Luis Esteban se quejó de que no se hubiera valorado el tiempo que él y sus compañeros dedicaron a la institución «con ilusión y honor», mientras que Raquel Paéz también insistió en que recordaba que nunca aprobó un sueldo para Crespo. El sindicalista Salvador Piles mostró su «decepción» por la actitud de los técnicos de la caja en el proceso y el empresario José Rovira lamentó el daño a su imagen pública a raíz de este caso por la «basura» que se le ha «tirado encima», según sus propias palabras. También lamentó que se embargaran cautelarmente los bienes de todos los consejeros sin distinción. Por último, Óscar Estrada censuró las palabras del asesor jurídico de la CAM, Juan Martínez-Abarca, quien en su declaración había dicho que algunos consejeros no estaban a la altura y deseó que algún día se siente en el banquillo a los responsables de «destruir» la CAM.