El traslado del Banco Sabadell a Alicante provocó una serie de efectos estadísticos, cuanto menos, curiosos. El más destacable fue el notable incremento del volumen de dinero que, aparentemente, los alicantinos tienen guardado en sus cuentas corrientes. De un trimestre a otro, el importe de los depósitos se disparó en más de 4.900 millones de euros, un incremento que nada tiene que ver con la capacidad de ahorro de los residentes en la provincia. En realidad, se trata del resultado de las miles de cuentas «espejo» que el Sabadell creó para tranquilizar a aquellos clientes que temían que su dinero quedara atrapado si triunfaba una declaración de independencia en Cataluña. Unas cuentas que la entidad domicilió en su nueva sede social de Alicante.
Del mismo modo, el cambio formal de dirección también elevó el tamaño empresarial medio de la provincia, ya que se convirtió en la única compañía con sede en la misma que supera los 5.000 empleados. Una cantidad que, anteriormente, sólo había alcanzado la CAM, hasta su desaparición. Por último, también contribuyó a que la recaudación por el Impuesto de Sociedades se disparara el año pasado un 33% en la provincia, ya que los abonos de la entidad pasaron a computar en Alicante.