Los colegios profesionales son instituciones necesarias para el conjunto de la sociedad. Son garantía de calidad y excelencia de los servicios que recibimos como ciudadanos, clientes, pacientes y consumidores; ayudan, informan y apoyan al colegiado ante cualquier adversidad en el desempeño de su labor, pero también le sancionan cuando es necesario; ofrecen formación continua y específica para cada profesión; actúan de interlocutores con las administraciones públicas y de altavoz ante las injusticias, entre otras labores.

En definitiva, su existencia y presencia es positiva e imprescindible. Y eso es lo que han querido transmitir los colegios profesionales de la provincia de Alicante en el desayuno informativo organizado esta semana por INFORMACIÓN, donde se plantearon retos tales como la visibilidad y apertura de los colegios de cara a la sociedad, la lucha contra el intrusismo, la importancia de la ética y la deontología profesional, el liderazgo de la transformación digital o la problemática de la situación de inestabilidad política actual.

Durante el coloquio, moderado por el redactor de INFORMACIÓN Joaquín Benaloy, intervinieron presidentes y representantes de seis de los colegios de la provincia: Fernando Candela, presidente del Colegio Provincial de Abogados (ICALI); Maria Isabel Moya, presidenta del Colegio Oficial de Médicos (COMA); Juan María Boix, presidente del Colegio Territorial de Arquitectos (CTAA); Enrique Sáez, presidente de la demarcación de Alicante del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana (IICV); Augusto Soler, presidente del Colegio Oficial de Administradores de Fincas (COAFA); y por último, en representación de la Unión de Colegios Profesionales (UPA), Francisco Martín Irles.

La situación de los colegios

La primera cuestión que el moderador puso sobre la mesa fue la situación actual de los colegios profesionales en la provincia. Con respecto a este asunto, el primero en intervenir fue Francisco Martín Irles, en representación del conjunto de colegios profesionales. «Tras un periodo un tanto convulso, que ha durado más de lo deseado, ahora vivimos una situación de cierta calma». El secretario de UPA destacó la fuerza y el sentido de estas instituciones ya que, «pese a la situación que hemos vivido, se están creando nuevos colegios profesionales». Las prioridades para Martín Irles son claras: salir de la indefinición legal, aumentar la visibilidad y transmitir a la sociedad una imagen positiva de los mismos «ya que debe quedar claro que siempre será mejor ponerse en manos de un profesional colegiado».

Respecto a la Unión de Colegios Profesionales de Alicante, Martín Irles se muestra optimista: «hemos conseguido sumar 37 asociaciones en la UPA, ni la nacional tiene tantas, pero lo importante es que los socios apuesten por hacer más fuerte la unión, principalmente a través de su implicación en actividades».

Por su parte, María Isabel Moya del Colegio Oficial de Médicos de Alicante, coincidía en que los colegios están comenzando a recuperar su papel en la sociedad. No obstante, quiso poner el foco en la profesión médica ya que «está atravesando una situación difícil después de los recortes financieros en sanidad y por la falta de profesionales». Es por ello que, según Moya, los colegios «deben ser la voz de la profesión médica, la voz de la representatividad y la credibilidad».

Entre los retos de los médicos destaca fomentar la cohesión, ya que es una profesión que cuenta con 52 especialidades y «falta más unión para poder tener esta fuerza»; y también servir a los ciudadanos y a los colegiados con calidad, excelencia y formación continua: «desde el Colegio de Médicos apostamos siempre por un continuum formativo de nuestros colegiados».

Regulación, ¿necesaria?

Fernando Candela, presidente del Colegio Oficial de Abogados de Alicante no se mostró tan convencido con la regulación de los colegios por parte del gobierno, «somos nosotros quienes estamos capacitados para sancionar o evaluar la conducta de nuestros colegiados».

Como decano de los abogados de Alicante tiene algunos objetivos, como seguir perseverando por la igualdad con el resto de profesiones jurídicas, ser una garantía para la sociedad o la debida consideración del turno de oficio. Además de velar por evitar el intrusismo y apostar siempre por la deontología «aunque no podemos ser corporativistas. Si alguno de nuestros profesionales infringe la normativa hay que sancionarlo contundentemente, porque eso obra por el bien de todos, colegiados y sociedad».

El presidente del Colegio de Arquitectos iba en la misma línea de Fernando Candela. «A nivel general, lo que hemos visto es que cuando la administración intenta regular o poner leyes a los colegios no suele salir bien». Para Juan María Boix lo primordial es cambiar la percepción que la sociedad tiene de los colegios. «Hoy en día cualquier persona tiene acceso a estudiar una carrera universitaria, con lo cual el concepto 'mal entendido' de los colegios profesionales como una 'élite', ha cambiado radicalmente en la actualidad».

Boix destacó algunos retos para el Colegio de Arquitectos. En primer lugar, participar activamente en la toma de decisiones de la provincia dentro de su campo de actuación. También planteó la cuestión de la formación continua: «Si no existieran los colegios profesionales, ¿quién seguiría formando y actualizando a los profesionales? Nosotros estamos al corriente y lo ponemos fácil». Y por último, conseguir una proyección positiva para cada profesional «que nos vean como un seguro de éxito y que se nos encuentre por interés y no por necesidad».

Cambio de imagen

Durante el coloquio, Enrique Sáez, presidente del Colegio de Ingenieros Industriales, afirmó que todavía queda un gran trabajo para dar a conocer las ventajas que supone para la sociedad el depositar su confianza en buenos profesionales, «nos tienen que ver como instrumentos, no podemos ser el 'cuarto oscuro' que se abre una vez al año. Necesitamos mostrar que somos capaces de dar servicios de calidad». Y sugirió que la mejor forma de hacerlo sería «de la mano de diferentes empresas punteras de la provincia, distintos partners que nos ayuden a promover la fundación, para compartir experiencias y abordar problemas y soluciones».

Por último, Augusto Soler, presidente del Colegio de Administradores de Fincas, destacó dos cuestiones prioritarias, en primer lugar, y compartiendo la opinión de Juan María Boix, el cambiar la imagen decimonónica y clasista que la sociedad tradicionalmente tenía de los colegios profesionales: «Esto puede convencer a los estamentos políticos de que la sociedad nos siente como algo bueno y necesario».

Por otro lado, también insistió mucho en potenciar la ética profesional. Para ello, los administradores de fincas de Alicante ofrecen en cada charla «píldoras deontológicas». «Debemos asegurarnos de que nuestros profesionales conozcan nuestras normas internas desde el momento en el que se colegian».

En el terreno de la formación, el Colegio de Administradores de Fincas apuesta por la acreditación: «en nuestros cursos hacemos evaluaciones y acreditamos a los colegiados con un certificado para motivarles a participar y para que los ciudadanos sepan que su profesional está en continua formación».