BBVA y Santander optaron ayer por cerrar una parte considerable de su red de sucursales, ante la escasa afluencia que registran estos establecimientos desde que se decretara el estado de alarma, y también para reducir el riesgo de contagio entre sus empleados. De esta forma, en el caso del BBVA el objetivo es que sólo trabaje de cara al público el 20% de la plantilla, aunque el porcentaje de oficinas que seguirá abierto será mayor, ya que lo ha hecho la entidad es reducir también el número de trabajadores en cada una de ellas. El resto del personal reforzará la atención a los clientes por canales remotos. Además, el banco garantiza que habrá al menos una oficina abierta en cada población donde está presente.

Igualmente, el Santander anunció que «adecuará temporalmente» su red de sucursales, con lo que también pretende rebajar el número de trabajadores expuesto al contacto con el público. Así, por ejemplo, los empleados realizarán turnos para realizar esta atención al público. En el cierre entrarán aquellas delegaciones que tengan otra cercana.

En cuanto al resto de entidades, de momento, la mayoría han decidido mantener toda su red activa, aunque con horarios especiales -por ejemplo, CaixaBank ha dejado de abrir por las tardes en las oficinas que ofrecían esta posibilidad-, y, eso sí, todas señalan que están siguiendo cómo evoluciona la situación para adaptarse a ella, según apuntaron desde Cajamar, Bankia o Sabadell. En este último caso, el banco presidido por Josep Oliu sólo cerró ayer una sucursal en toda la Comunidad Valenciana.