La industria del turrón, tan emblemática en la provincia y que ostenta uno de los primeros sellos de calidad con denominación de origen de España, lucha desde hace tiempo para lograr la desestacionalización. En los tiempos actuales, y tras un año tan atípico por la crisis del covid-19, se ha decidido a reforzar su apuesta por la innovación en el producto, en el embalaje, la logística o el marketing, así como por acceder a nuevos mercados y llegar a ser ingrediente de otros productos. «De esta forma, se logrará más visibilidad comercial». Es lo que piensan en el Consejo Regulador de Jijona y Turrón de Alicante, que preside César Soler, y cuyo secretario general es Federico Moncunill.

La imagen y el consumo del típico dulce jijonenco le ha venido constriñendo a la campaña navideña. Aunque este año esta circunstancia ha representado una especie de escudo contra los duros efectos de la crisis del coronavirus, ya que su momento de plena producción se concentra en el segundo semestre. La pandemia le ha pillado en época de baja actividad y a algunas fábricas elaborando galletas o chocolates para supermercados, que han podido seguir produciendo, dado que se le consideró como actividad esencial. Aun así, el sector no se ha librado de algunas secuelas: la pérdida de ventas en aeropuertos por el cierre de fronteras o en ferias andaluzas, donde siempre hay puestos de turrones, advierte Amalia Coloma, gerente de Turrones Coloma, que tiene como una de sus marcas más conocidas Turrón 25.

La reapertura de fronteras

También se han perdido las ventas en Semana Santa, porque, aunque no lo parezca, la industria turronera es una actividad vinculada al turismo. De hecho, la apertura de fronteras, que supondrá otra vez la llegada de viajeros a Alicante, es «un motivo de esperanza para nosotros», según César Soler, que, a su vez, preside Sanchis Mira, firma que tiene a Antiu Xixona y La Fama como dos de sus grandes marcas.

En estos momentos la industria turronera la componen 26 empresas, que están adscritas al Consejo, además de otras 32, integradas en la Asociación de Fabricantes de Turrón, Derivados y Chocolates (TDC) de la Comunidad, que preside José Manuel Sirvent. Todas conforman un tejido empresarial que emplea a más de 1.500 trabajadores y muchos tienen un contrato fijo-discontinuo, precisamente, por la estacionalización del sector.

El trabajo durante el primer semestre del año supone un 10% de la actividad, «pero también es importante, aunque el 90% restante se concentre de junio a diciembre», confirma Soler. «Hasta junio se sigue vendiendo en fronteras, en mercados y en ferias, y pese a que no es un periodo comparable al de Navidad, son ventas habituales, que este año se han paralizado», advierte Andrés Verdú, gerente de Enrique Garrigós Monerris, que tiene, entre otras marcas, Artesanía y Maestro Turronero (fruto de la alianza con el cocinero Martín Berasategui).

Confianza en las Navidades

Pero, pasada la pequeña travesía por el desierto del invierno y la primavera debido a la pandemia, en comparación con otros sectores, esta industria tradicional y artesanal contempla con cierta incertidumbre el resultado de la campaña de exportación, que inicia ahora. Sin embargo, en la de Navidad tiene más confianza, aunque teme que el consumidor opte por turrones más económicos. En ese caso, tendrán que agudizar las estrategias para atraer la compra de sus marcas, reconocen. Ahora, las mayores dudas surgen en el canal de los lotes de empresas y regalos de Navidad, que se habían recuperado hace unos años, tras la crisis de 2008. «En este ámbito se espera una bajada, porque han cerrado compañías y otras están en situación complicada. Y, si no va bien, este canal puede caer alrededor de un 15%», calcula Andrés Verdú.

El pasado año, se produjeron 20 millones de barras de turrón con denominación de origen, la mitad de Jijona y la otra mitad de Turrón de Alicante. Cifras a las que hay que sumar los 50 millones de turrones de obrador y los chocolateados. Unas cantidades similares a las de 2019, según el Consejo. Las previsiones de cara a las fiestas navideñas se contemplan sin cambios con respecto al año anterior. Además, han tenido un termómetro durante la pandemia. «El canal supermercado ha funcionado bien y no tenemos noticias de que se no se vaya a comportar igual en el ultimo trimestre, salvo que haya un rebrote», apunta Amalia Coloma, gerente de Turrones Coloma. Esta firma es de las pocas del sector liderada por una mujer. Además, ella ha sido, hasta ahora, la única empresaria que ha presidido el Consejo Regulador y fue la que dio el relevo a José Enrique Garrigós, fallecido el pasado verano. Turrones Coloma entró en el accionariado de la firma de José Garrigós y ahora ambas fabrican en la misma planta.

A vueltas con las novedades

En realidad, todos los industriales jijonencos han indagado en los últimos años posibles fórmulas para luchar contra la estacionalización, sobre todo variando tamaños y ofreciendo el turrón con barquillos o en diferentes barritas. Pero su objetivo es potenciar la innovación en el producto, el embalaje, la logística, el marketing o la venta online. En la restauración, el turrón ya está presente. Pero el Consejo quiere ir más allá y pretende darle más visibilidad comercial, incorporando el Jijona protegido como ingrediente de otros productos, algo que considera como una sólida vía de futuro, que también aportaría nuevos consumidores. De hecho, el ente regulador ya está trabajando en esta línea.

¿Otra vía a explorar pueden ser nuevos mercados en el exterior? «¿Por qué no»?, se pregunta, Rubén López, gerente de la firma fabricante de marcas como El Lobo o 1880. No obstante, reconoce que «es complicado acceder a nuevos mercados; pero ahí está la imaginación. El mundo es muy grande y somos optimistas», asegura el gerente. Otras destacadas enseñas de la compañía son Doña Jimena (roscos de anís y similares), o Clair de Lune (chocolate), que producen en la fábrica de Alcaudete (Jaén), además de trufas, polvorones y otros dulces.

La apuesta por la innovación, no obstante, no aleja al sector del objetivo prioritario, «que es el de mantener la calidad, por la que nuestro turrón es reconocido en España y por sus clientes internacionales», reitera el presidente del Consejo. Los efectos de la pandemia han sido más colaterales para esta actividad, aunque, igualmente, se ha visto obligada a reforzar los protocolos de seguridad y sanitarios. Han reestructurado turnos de trabajo, horarios de almuerzo, de vestuarios y han aumentado la desinfección, aunque son medidas que tienen interiorizadas. Entre otras cosas, porque ya estaban acostumbrados a usar gorros o batas durante a la fabricación. De hecho, en los momentos críticos de la crisis donaron batas, gorros o guantes a la Policía Local de Jijona y a la Guardia Civil para que los distribuyeran, subrayan desde el Consejo Regulador.

Una exportación, más floja

Muchas empresas han adelantado la fabricación «por si hubiera que enviar antes los pedidos y tener capacidad de reacción, en caso de que se produzca un rebrote», incide Rubén López. Fundamentalmente, porque el destino tradicional del turrón es Latinoamérica y, también, Miami (EE UU), zonas que ahora están registrando picos de la pandemia. Los industriales prevén que la campaña de exportación sea más baja este año, asegura Rubén López. Aunque todos están recibiendo pedidos de clientes habituales, faltan confirmaciones de otros. Pese a la incertidumbre y el escenario adverso que registran aquellos países, el presidente del Consejo Regulador no visualiza «una caída de las exportaciones de turrón superior al 10%», vaticina César Soler.

La revolución del chocolate en Jijona

Jijona es la cuna del turrón, aunque en sus fábricas nunca han faltado las elaboraciones de o con chocolate. Pero en los últimos años este dulce con cacao ha dado un giro y ha supuesto una revolución. Con datos del Consejo, ahora se producen 13 millones de kilos de turrón y 30 millones de kilos de chocolate. Este cambio ha sido posible por el impulso en la fabricación y las innovaciones lanzadas por las chocolateras de la provincia. La empresa Antiu Xixona se ha convertido en la fábrica más importante de chocolate de España. Y, aunque no con esta estructura, firmas reconocidas como Chocolates Valor, Clavileño o la planta que tiene la firma de El Lobo en Jaén son, igualmente, protagonistas de esta revolución.