El año 2015 fue un ejercicio clave en la nueva etapa de la promotora inmobiliaria alicantina Hansa Urbana, tras cancelar la deuda que tenía con tres bancos. Una nueva situación que le permitió relanzar su actividad en 2017. Año en el que decidió ampliar y diversificar su negocio en la construcción operando como «servicer», figura que, en realidad, supone la prestación de servicios a inversores (bancos, fondos, family office). Con esta nueva línea, Hansa diseña el producto, construye los edificios y los escritura para terceros, que son los propietarios inversores.

Según Juan Rafael Galea, director general de la promotora, en estos momentos se están desarrollando cuatro proyectos bajo esta fórmula, además de otros tantos por parte de la propia compañía.

La firma alicantina ha depositado las cuentas anuales de los últimos años en el Registro Mercantil, si bien las publicadas, hasta la fecha, son las correspondientes a 2015. En este ejercicio Hansa Urbana registró unas cifras de negocio al alza. La facturación se disparó de los 6,7 millones de 2014 a los 62,7 del siguiente año.

Beneficios

Aunque la empresa se mantuvo en pérdidas en 2015, estas se redujeron desde los 60,1 millones hasta los 3,2 millones, de acuerdo con los datos del Registro. No obstante, Galea adelantó a este periódico que en 2017 la firma ya obtuvo unos beneficios de 30 millones, una senda que, aseguró, se ha mantenido en años posteriores.

El significativo recorte de las pérdidas en 2015 se sustenta, según explicó el propio Galea, en la liquidación de la deuda con tres entidades, que también supuso la salida del accionariado de los socios «que teníamos derivados de la CAM y de Cajasol, es decir, Banco Sabadell y CaixaBank». Entidades a las que les compraron su participación en el grupo. Tras la salida de los accionistas bancarios, la familia Galea mantiene el 95% del accionariado y el resto lo tienen antiguos socios de la promotora. Cerrado este proceso, «con el Grupo Santander se firmó, a principios de 2015, la cancelación parcial de la deuda, junto con un acuerdo de Sand Still, que vencía en 2016», explica el informe. La supresión del débito se hizo a través de la dación en pago de activos, «concluyendo el proceso de negociación con todo el pool bancario y desapareciendo todas las posiciones irregulares», recoge el informe de gestión. Con todos estos procesos, Hansa dejaba liquidada una deuda que rondaba los 200 millones.

Un holding de participaciones

En la etapa de relanzamiento iniciada en 2017, la firma se está posicionando en las autonomías donde desarrolla su actividad, centrándose en sus mercados prioritarios, que son Madrid y la Comunidad Valenciana, donde está consolidada. Además, Hansa también cambió su estructura y se convirtió en un holding de participaciones del que deriva una decena de sociedades que cada una gestiona un proyecto concreto. Antes de la crisis inmobiliaria de 2008, la promotora tenía todos los activos en una misma sociedad. A partir de 2017, Hansa vendió activos no estratégicos y compró otros que sí ofrecían potencial en Madrid, Alicante o Murcia, donde prevé empezar a construir edificios de viviendas en los próximos años, según informó Galea.