Madrileño de nacimiento y alicantino de corazón, César Anca lleva 32 años disfrutando de los fogones para deleitar a sus clientes. La gastronomía está de moda y los cocineros gozan de reconocimiento social. Una situación muy diferente a la que se vivía a principios de la década de los 90, cuando el maestro de las tapas decidió estudiar cocina en lugar de ir a la Universidad como el resto de sus compañeros. Entonces solo había en Madrid una escuela de cocina y su decisión decepcionó a su familia. Ser cocinero no estaba bien visto. Pero César lo tenía claro. Quería desarrollar una pasión que le trasmitió su abuela y que potenció con Martín Berasategui. «Es una profesión que te gusta o no te gusta. No hay término medio. Y a mí me enganchó desde el primer momento. Es cierto que he tenido éxitos y fracasos, pero lo más importante es que sigo con unas ganas locas de aprender», confiesa. En 1997 abrió en Alicante su primer restaurante frente al Palacio de la Diputación y desde hace diez años se encuentra en la plaza Gabriel Miró. Más de dos décadas al frente de su propio negocio, en los que también ha tenido que superar malos momentos, pero nunca antes se había enfrentado a una crisis como la que ha traído el coronavirus. «Nuestro sector atraviesa el momento más complicado. Ni siquiera la crisis económica de 2008 -cuyo tsunami alcanzó a la hostelería en 2011- nos generó una situación de inseguridad e incertidumbre como la actual», explica con preocupación un hombre que a sus 48 años no ha perdido la humildad, la sencillez ni el espíritu aventurero. Los datos no dejan lugar a falsas interpretaciones. Según la información que maneja la Asociación de Restaurantes de Alicante, entidad que preside actualmente César Anca, la facturación y la clientela han caído en el sector un 30% en Alicante durante el verano con relación al mismo período del año anterior. Pero ahora se presenta un otoño negro. Sin turismo nacional ni internacional en la ciudad, el ocio nocturno cerrado, el pequeño comercio en caída libre y la falta de ingresos en los hogares se prevé una desplome del 70% en el negocio de los restaurantes. Solo la campaña navideña -situándonos en el mejor de los escenarios posibles- podría mitigar las pérdidas de la pandemia en la hostelería. Un crudo panorama que requiere de cuatro medidas para aligerar unos gastos fijos que no dejan dormir a los profesionales. «Necesitamos conseguir una moratoria en la liquidación de los impuestos, crear una agencia de mediación para negociar fórmulas que nos permitan hacer frente al pago del arrendamiento de nuestros restaurantes, ampliar seis meses la cadencia de los fondos ICO -que vencen en diciembre y no se han prodigado precisamente por su generosidad- y prolongar los ERTE pero ajustándolos a la realidad», explica el presidente de un sector con gran peso en la provincia pero que, según advierte, está siendo «marginado y maltratado» por los poderes públicos desde que el covid-19 cambió nuestras vidas. «Los restaurantes son sitio seguros. Nosotros no somos el problema y tampoco queremos contagiarnos ni contagiar a nuestras familias. Sin embargo -denuncia- todas las restricciones del Gobierno se dirigen hacia bares, restaurantes, cafeterías y discotecas». Precisamente en esta segunda oleada de covid-19 los expertos apuntan al ámbito social descontrolado -botellones y fiestas privadas- y a los encuentros familiares como principal causa de trasmisión del virus. «Sin embargo se quiere focalizar el problema en nuestros negocios y están consiguiendo que paguen justos por pecadores», subraya. Admite que la situación «no pinta nada bien», pero ánima al sector a seguir luchando. Desde luego espíritu competitivo no le falta. Ya lo demostró como futbolista del Real Madrid antes de que una grave lesión de abductores le apartara de los campos tras proclamarse campeón de España en categoría infantil y subcampeón en juvenil. Jugaba como el mítico Baresi, y 40 años después de colgar las botas César Anca vuelve a ocupar la demarcación de «líbero». Pero ahora en la cocina de su restaurante y disputándole la final de la Champions League al coronavirus.