Es un honor representar al sector textil de la Comunidad Valenciana, una actividad que da ocupación a unas 14.000 personas, de forma directa, y genera una facturación anual de más de 1.700 millones de euros. Pero no solo en lo cuantitativo, sino en lo cualitativo es donde quiero destacar las bondades de nuestro sector.

Tenemos un sector enraizado con nuestra cultura, nuestros conciudadanos comparten el saber hacer de lo textil, pueden hablar de hilos, de telares o de estampados, porque lo han vivido en sus casas, en su día a día. Y la cultura textil genera iniciativas, muchos son los que se han atrevido a montar una pequeña empresa, a desarrollar servicios técnicos, informáticos, mecánicos o de limpieza, adecuados a las necesidades del sector. Y todo ello ha ayudado a generar riqueza, que es lo que ha permitido mantener nuestro nivel de vida.

Pero, en especial, mi reconocimiento a los empresarios del sector textil porque, a pesar de tener que lidiar con épocas de crisis, han seguido apostando por incorporar a nuestro sector los factores diferenciales que permiten que siga siendo competitiva a nivel global. Entre las iniciativas recientes que considero significativas me gustaría destacar la apuesta por el textil sostenible.

Nuestras empresas han sido siempre ejemplo de reciclaje y reutilización de retales y restos de fibras. Desde el principio, el sector entendió que se puede dar valor a los residuos y así fuimos pioneros en los hilados de fibras reprocesadas, fabricadas bien a base de los residuos de las hilaturas de materia virgen o bien de transformar en hilo los restos de tejidos.

Además nuestras empresas siguen estrictos controles medioambientales en los procesos industriales, como tinturas o acabados, habiendo realizado importantes inversiones en la década de los 90 para el tratamiento de las aguas residuales.

Y, en la etapa final, en la fabricación de tejido, las empresas han apostado por desarrollar productos con propiedades lo más naturales posibles. Con el apoyo del Instituto Tecnológico Textil (Aitex), son numerosos los productos con etiqueta ecológica, y son numerosos los desarrollos realizados para dar nuevas propiedades a los productos, basados en el uso de fibras naturales.

Muchos confeccionistas o consumidores han descubierto ahora que nuestros productos son mucho más sostenibles que los procedentes de Asia. Estamos en un momento crítico, donde debemos dar a conocer ese valor añadido a la sociedad, porque esa es nuestra diferencia, sabemos hacer los productos y los hacemos muy bien, y los consumidores deben saber que las empresas del textil valenciano damos garantías de que los productos van a responder a sus expectativas.

Nada de reacciones alérgicas, de problemas de lavado, de pérdidas de propiedades. El textil-hogar valenciano fabrica bien y se preocupa por los consumidores y por el medio ambiente.

En resumen, la industria textil valenciana es un ejemplo de sector sostenible, pero no por moda, sino porque siempre hemos pensado en la rentabilidad global, de la empresa y de la sociedad donde estamos insertados.

Mi agradecimiento a todas las empresas textiles por haberme dado la oportunidad de representarlas. 