Dieciséis temporadas consecutivas en el primer equipo femenino del Club Balonmano Elche le han servido para mucho más que para atesorar un brillante palmarés. Aunque hace ya una década que Raquel Rosique abandonó la primera línea de competición, sostiene que sigue aplicando hoy los valores del deporte a su faceta profesional como directora de gestión de la Entidad de Conservación de Elche Parque Empresarial. La capacidad de esfuerzo, la importancia del compañerismo o las oportunidades que surgen de la perseverancia son principios e ideales que, asegura, siguen muy presentes en su filosofía fuera y dentro de la oficina desde la que gestiona servicios para más de 700 empresas.

Por muy enrevesada que pudiera parecer la definición del cargo que desempeña, Rosique lo explica con un sencillo paralelismo: «Funcionamos igual que una administración de fincas, solo que nuestras fincas son las naves que conforman el entorno empresarial. Desde aquí gestionamos los servicios públicos que se prestan en el parque y coordinamos la seguridad con una empresa privada». Es un terreno que conoce muy bien porque su liga laboral transcurre en dicho espacio industrial desde 2003. «La oportunidad de trabajar allí me la dio el entonces presidente del club de balonmano, Diego Agulló. En todo momento intentaban buscar salidas laborales para las jugadoras. Ya había trabajado como auxiliar administrativo del propio club y en una empresa periodística. Entonces surgió la posibilidad de hacer una entrevista porque buscaban personal para el departamento de administración. La hice, me cogieron y empecé a trabajar», explica. Cuatro años después, en mayo de 2007, ascendió al puesto que ocupa en la actualidad.

Rosique aprendió los entresijos de la contabilidad al tiempo que entrenaba duro con sus compañeras de equipo en el pabellón de Carrús. De lunes a viernes se instruía en la disciplina deportiva y los fines de semana recorría la geografía nacional disputando partidos en Primera Nacional y en División de Honor. Su pasión por el balonmano comenzó en la etapa escolar. Despuntó desde el inicio y comenzó a brillar en el instituto. Como cadete, su equipo quedó campeón de España y ella se coronó como máxima goleadora del campeonato, pero no quiso dejar los estudios de lado. Apostó por esa rama profesional, la de la gestión empresarial, tras licenciarse en Historia en la Universidad de Alicante. «Era una carrera que me atraía. En ese momento estaba en el primer equipo y no tenía muy claro lo que quería ser. En un principio pensé en dedicarme a la docencia, pero luego surgió la oportunidad de trabajar en la entidad, y estudié y me formé para ello», detalla a este diario. Fue así como realizó diversos cursos que culminaron con un máster en Administración y Dirección de Empresas en la UMH. «No me he lamentado por no continuar en la docencia. Estoy muy contenta con la evolución de mi carrera profesional», afirma.

A la ejecutiva ilicitana le preocupa que las dificultades epidemiológicas actuales hayan limitado el pulso de un polígono que agrupa a más de 12.000 trabajadores, aunque destaca la fortaleza de este espacio al concentrar una gran diversidad de actividades. «Hace 15 ó 20 años el sector mayoritario era el calzado y empresas afines, pero por suerte hoy no es así. Sigue siendo un sector muy importante, pero también hay empresas tecnológicas, del sector químico... A raíz del covid también se han abierto nuevas líneas de negocio relacionadas con la producción de mascarillas o equipos de protección», subraya.

Cuando se le pregunta por lo grandes proyectos pendientes para seguir potenciando este espacio industrial, Raquel Rosique destaca la necesidad de «terminar de llenar toda la parte del polígono que no está edificada, ofrecer más servicios a las empresas instaladas a través de fórmulas de colaboración público-privadas y mejorar la conexión de este espacio con Elche y Alicante». También tiene ante sí el reto de transformar la Entidad de Conservación en Entidad de Gestión y Modernización, la nueva figura impulsada por la Ley de Gestión, Modernización y Promoción de las Áreas Industriales aprobada por la Generalitat hace un par de años con el apoyo de la Federación de Polígonos Empresariales de la Comunitat Valenciana.

En casa guarda con cariño fotografías, recortes de prensa y reconocimientos como el que le otorgó el Ayuntamiento de Elche en 2003, cuando la galardonó con el premio a la mejor deportista. Fueron años de «mucho sacrificio y esfuerzo, de buenos y malos momentos» hasta que una lesión en el hombro le obligó a retirarse. Aunque ya está recuperada «es complicado jugar en los ratos libres porque necesitas al menos 13 compañeras más y es un deporte de contacto, muy exigente físicamente y que requiere entrenar», dice Raquel. «Ahora hago menos deporte del que me gustaría. Salgo a andar, a correr a veces, y tengo una niña de seis años y un niño de casi 18 meses. Con ellos también haces mucho deporte», señala entre risas.

Si alguno de sus pequeños le dijera que se quiere dedicar al deporte de élite, «lo apoyaría porque es algo muy positivo y te enseña muchos valores, pero sí le diría que no es incompatible realizar una actividad deportiva con los estudios. Yo lo he hecho y es algo importante», asevera.