Ni siquiera una pandemia ha conseguido doblegar la determinación del sector turístico de la Costa Blanca, con su buque insignia, Benidorm, a la cabeza. Los hoteles están invirtiendo en estos momentos de crisis tanto sanitaria como económica nada menos que 60 millones de euros, en lo que supone toda una declaración de principios en la defensa de un modelo de sol y playa que sigue teniendo plena vigencia, aunque mejorado. Las actuaciones que se están llevando a cabo buscan responder a las exigencias de unos clientes que, en la etapa poscovid, van a reclamar servicios de mayor calidad, así como espacios atractivos y seguros. El sector, pese a la envergadura de las pérdidas que está sufriendo en este contexto, tiene claro que debe adaptarse a las nuevas circunstancias, pero sin perder su esencia.

La pandemia de coronavirus ha tambaleado los cimientos de todos los sectores económicos, principalmente el del turismo, por las restricciones de movilidad que todavía en estos momentos siguen vigentes. De acuerdo con los datos que maneja la Asociación Empresarial Hotelera de Benidorm y la Costa Blanca (Hosbec), las pérdidas del sector en la provincia de Alicante rondan ya los 10.000 millones de euros, una cifra mareante que podría haber llevado a la tentación de plantearse un cambio del modelo de sol y playa.

Sin embargo, este no va a ser el caso, porque el sector continúa defendiendo que este modelo es perfectamente válido. La secretaria general de Hosbec, Nuria Montes, señala que «en muchas ocasiones se nos ha querido relacionar con un turismo masificado, pero nada más lejos de la realidad. Hay otros destinos en los que realmente sí que existen problemas por una presencia masiva de visitantes, pero, desde luego, no es el caso de la ciudad de Benidorm ni del resto de la Costa Blanca».

Montes no duda a la hora de señalar que el sector «lo ha hecho muy bien» con la irrupción de la pandemia, «reaccionando de forma fantástica y huyendo, insisto una vez más, de la imagen de turismo masivo. El verano en Benidorm transcurrió sin ningún incidente relacionado con problemas de masificación, como sí ha sucedido en cambio en otros lugares. La parcelación de las playas fue un ejemplo de buen hacer en este sentido, al igual que otras muchas medidas adoptadas por los propios establecimientos para prevenir contagios y garantizar la seguridad de sus clientes». El modelo, por tanto, resulta innegociable, aunque eso no es óbice para que no se sea consciente de que hay que introducir mejoras para adaptarse a la nueva realidad que se va a poner de manifiesto en un escenario poscovid. La representante de Hosbec tiene claro que este nuevo contexto «dejará fuera del mercado a aquellos establecimientos que no se hayan sabido adaptar a las nuevas exigencias. El turismo ya no va a ser igual después de lo sucedido, por lo que toca reinventarse».

La construcción del nuevo hotel Los Arcos sigue adelante a pesar de la crisis provocada por la pandemia. David Revenga

La evidencia de que el sector es consciente de esta necesidad es la inversión de 60 millones de euros que están llevando a cabo hoteles asociados a la entidad. Montes destaca que «la Costa Blanca lleva muchos años realizando un importante esfuerzo inversor, por lo que se podría decir que la pandemia nos ha cogido con los deberes hechos en este sentido. Con todo, hay empresas que están aprovechando esta crisis para ejecutar obras previstas o incluso adelantar planes de reforma, adecuando, además, las instalaciones a la denominada nueva normalidad».

Los hoteles, en concreto, están reconvirtiendo sus instalaciones para «esponjar el modelo y que se respeten las medidas de distanciamiento, de manera que, si se mantienen en el tiempo las restricciones que imperan en estos momentos, se pueda garantizar el trabajo con esos estándares de espacio». Y es que, según añade, en las condiciones actuales «es impensable que un hotel pueda funcionar al 100% de su capacidad. Todo va a depender del control de la enfermedad».

En la actualidad son cinco los establecimientos que están llevando a cabo una renovación integral, mientras que otros doce acometen reformas parciales. Todo ello sin contabilizar otras actuaciones menores de adaptación de instalaciones. Un ejemplo de ello es el hotel Golden de Benidorm, un establecimiento de 100 plazas que ha remodelado por completo su fachada, al tiempo que ha efectuado mejoras en habitaciones y espacios comunes. Su director, Daniel López, señala que el pasado mes de marzo, con el confinamiento, «cerramos de forma automática para adaptar nuestras dependencias al problema del coronavirus, por lo que procedimos a la colocación de mamparas y puntos de distribución de gel hidroalcohólico, y a encapsular el buffet. Pensábamos que esto duraría dos meses, pero ya hemos visto lo que ha sucedido». Es por ello por lo que decidieron mantener el cierre y adelantar la reforma que tenían prevista para finales de año, que, como queda dicho, incluía la renovación de la fachada y de las habitaciones.

La inversión ha alcanzado los 350.000 euros, que, según López, «ahora hay que pagar. Lo peor es la incertidumbre, porque no sabemos lo que va a pasar en los próximos meses. Mi impresión es que, aunque lleguen las vacunaciones, vamos a seguir con restricciones, por lo que todas las medidas preventivas adoptadas en nuestras dependencias van a quedarse y lo invertido habrá valido la pena».

No sólo se ha procedido a reformas, sino que incluso se están ejecutando proyectos de nueva construcción. Este es el caso del hotel Los Arcos, también de Benidorm, que se está levantando sobre la misma parcela en la que se ubicaba el antiguo hotel del mismo nombre. Su representante, Juan Donaire, señala que «empezamos las obras a final del año pasado, antes de la pandemia, y hemos decidido mantener los planes previstos inicialmente pese a la crisis». Lo ocurrido, en cualquier caso, sí que comportará que el nuevo inmueble esté adaptado para poder cumplir con todas las medidas para la prevención de contagios.

El hotel golden ha sido sometido a una reforma integral en la que se han reforzado las medidas anticovid. David Revenga

El hotel Cap Negret, de 550 plazas y ubicado en Altea, está llevando a cabo igualmente una profunda remodelación de sus instalaciones. Su directora, Amparo García, señala que «ahora hace falta una estrategia enfocada a ofrecer más calidad, porque los turistas demandarán más servicios. Los establecimientos que estemos preparados podremos salir adelante, mientras que los que no hayan invertido lo tendrán más complicado». El establecimiento ha rehabilitado la terraza solarium y la piscina, a la que se le ha implantado un sistema de tratamiento de agua ecológico. Se han mejorado los aires acondicionados de las 252 habitaciones, contribuyendo al ahorro de consumo energético y a la sostenibilidad. También se ha puesto en marcha un huerto solar fotovoltaico que proporcionará energía eléctrica para consumo propio, al tiempo que se han habilitado seis plazas de aparcamiento para vehículos eléctricos. La intención del hotel es la de reabrir sus puertas este mes de enero, coincidiendo con el alojamiento en el mismo de varios equipos profesionales de ciclismo.

Precisamente, el apartado de la sostenibilidad junto al de la digitalización son dos de los aspectos en los que, según los expertos, tiene que incidir el sector en esta nueva era poscovid. Josep Ivars, catedrático de Geografía y Turismo de la Universidad de Alicante (UA), indica que, «antes de la pandemia, ya veníamos arrastrando problemas relacionados con el cambio climático y una cierta percepción social negativa del turismo. Estas tendencias van a acelerarse a partir de ahora, dado que los clientes serán más exigentes en materia tanto de sostenibilidad como de seguridad, tras lo ocurrido con el coronavirus. Por ello, es necesario que los establecimientos se adapten teniendo en cuenta estos factores».

Respecto a la digitalización, Ivars señala que, teniendo en cuenta el actual contexto, en el que se exige un contacto mínimo interpersonal, «ganarán enteros los hoteles que apuesten por automatizar procesos, de manera que lo que se pueda hacer digitalmente no se haga de forma presencial. Estas herramientas también pueden ser muy útiles para el control de aforos y redistribuir flujos y accesos no sólo en establecimientos, sino incluso en parajes naturales, sometidos ahora mismo a una mayor presión de visitantes».

El experto universitario insiste a la hora de señalar que «los clientes van a ser más exigentes y buscarán un turismo de mayor calidad y experiencias auténticas. Por ello, en el turismo de sol y playa, puede resultar adecuado vender pequeños productos con actividades más personalizadas a mucha gente, y por otro lado, explorar la adecuación de espacios para el teletrabajo, de manera que se pueda combinar con el ocio».

La secretaria general de Hosbec, Nuria Montes, destaca, por último, la determinación de los establecimientos hoteleros a la hora de invertir grandes sumas de dinero pese a la complicada situación actual para el sector, enfatizando que, aparte de las pérdidas derivadas de los cierres forzados, mantener los hoteles, aunque estén sin actividad, supone un gasto de entre 50.000 y 150.000 euros mensuales. A ello se le suma el jarro de agua fría que ha supuesto el mantenimiento del cierre perimetral de la Comunidad en las fechas navideñas, cuando numerosos establecimientos tenían pensado reanudar la actividad nutriéndose de visitantes foráneos. «El esfuerzo que se está realizando en este contexto tan adverso es digno de elogio», concluye.