Ha costado sangre, sudor y lágrimas. Más de cinco años de tramitación y numerosos desencuentros entre los partidos que conforman el Pacte del Botànic, pero, finalmente, el pleno del Consell dio ayer luz verde al Plan de Acción Territorial del Comercio de la Comunidad (Patsecova), uno de los proyectos estrella de la Conselleria de Economía desde que Rafa Climent llegó al cargo, y que supondrá que, por primera vez, se tendrán en cuenta criterios medioambientales para conceder las licencias de apertura.

Un plan destinado a proteger y fomentar los pequeños negocios de proximidad, según sus impulsores, que, eso sí, sólo ha salido adelante después de que el conseller y su equipo hayan cedido y se hayan comprometido a relajar algunas exigencias, que podían afectar especialmente a los supermercados de gran tamaño.

Así, entre las principales novedades, la normativa reducirá la superficie a partir de la cual los nuevos establecimientos necesitarán una licencia autonómica, además de la municipal. En la trama urbana consolidada seguirá siendo de 2.500 metros cuadrados, como hasta ahora, pero se reducirá para los locales que quieran abrir en las afueras, en recintos como polígonos industriales o parques comerciales. Una medida destinada a frenar la implantación de grandes superficies.

La actual redacción del texto señala que deberán solicitar este permiso adicional los que superen los 1.000 metros cuadrados, pero tras las quejas de la poderosa Asociación de Supermercados de la Comunidad (Asucova) -que llevaron a que los socialistas frenaran la tramitación del proyecto en varias ocasiones-, al mismo tiempo que se anunciaba ayer la aprobación del proyecto, también se comunicaba la apertura de un procedimiento para modificarlo y establecer definitivamente el límite en 1.751 metros cuadrados.

Para aprobar el cambio, el Ejecutivo autonómico aprovechará los ocho meses de «vacatio legis», es decir, la prórroga que tendrán los municipios para adaptar su normativa a la nueva reglamentación, con el objetivo de que esté aprobado antes de que el plan entre en vigor por completo .

Más allá de la cuestión del tamaño, lo más novedoso del proyecto es que para conceder las licencias se tendrá en cuenta el impacto de los establecimientos en el conjunto de su zona de influencia y no únicamente en el municipio donde esté ubicado. Y, sobre todo, que la concesión se determinará en función de criterios medioambientales, como el tráfico que generen, tanto por el flujo de consumidores que puedan atraer, como por el de los camiones que deben trasladar las mercancías. También se tendrá en cuenta la ordenación del territorio, con el objetivo, según destacaron ayer desde el Consell, de garantizar la «calidad de vida y el desarrollo sostenible». Algo que, a juicio de los impulsores del plan, pasa por proteger y fomentar el pequeño comercio de proximidad. Así, la normativa también incluye la prohibición de nuevos centros comerciales que superen los 120.000 metros cuadrados, una cláusula diseñada para frenar el proyecto de Puerto Mediterráneo en Valencia.

Garantizar el acceso de toda la población a las tiendas

Una de las principales justificaciones del Patsecova, según el Consell, es la necesidad de garantizar el acceso de la población a los comercios que ofrecen bienes y servicios básicos. Una necesidad que se ha puesto más de relieve con el covid. Así, desde el Gobierno autonómico recordaron que el 16,4% de la población ya tiene más de 64 años y que también hay muchos que no se pueden permitir un coche, con el 17,3% de los residentes bajo el umbral de la pobreza.