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El precio del aceite de girasol se dispara al cortarse el suministro desde Ucrania y arrastra al de oliva

El miedo al desabastecimiento aumenta la demanda de la hostelería y los particulares, y lleva a los supermercados a racionar las ventas. El sector olivarero provincial admite mayores beneficios, pero teme que afecte a la demanda a medio plazo

Sala de ventas de l'Almàssera de Millena, perteneciente al sector del aceite de oliva, que se está viendo arrastrado por la tendencia alcista de los precios.

Ucrania está considerada como el granero de Europa, así que solo era cuestión de días que el conflicto bélico acabara teniendo repercusiones en el mercado internacional de las semillas. Y esa circunstancia ya se ha puesto de manifiesto, y de qué manera, en el aceite de girasol, cuyo precio ha llegado a incrementarse un 50% en apenas semana y media para el público en general, e incluso se ha duplicado en el caso de los bares y restaurantes. Ha sido como consecuencia del cierre de las importaciones desde este país, y también a raíz de un fuerte incremento de la demanda por parte de la propia hostelería y los particulares ante el temor a que se produzcan desabastecimientos, lo que ha llevado a los supermercados a introducir medidas de racionamiento. La escalada alcista ha terminado arrastrando, aunque en menor medida, al aceite de oliva, cuyos productores de la provincia reconocen que se están viendo beneficiados, pero con miedo a los efectos negativos que sobre el consumo puedan manifestarse a medio plazo. Los aumentos de los precios en este caso se sitúan entre el 8% y el 10%.

Ucrania es el principal exportador de girasol y aceite de girasol del mundo. Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, España recibe de este país 233.000 toneladas en grano, lo que supone el 68% de las importaciones que se realizan de este producto, además de medio millón de toneladas de aceite, lo que representa el 60% del total. Con este panorama, y al igual que está sucediendo con el gas, la electricidad y los carburantes, los precios han terminado disparándose, en un fenómeno que cabe atribuir a una combinación explosiva como ha sido el cierre absoluto de las importaciones a causa de la guerra, y también a una demanda que ha crecido de forma desproporcionada.

Así las cosas, y aunque la repercusión está siendo irregular dependiendo de los diferentes comercios, el aceite de girasol ha pasado de costar una media de 1,30 euros el litro a alrededor de 1,80. La situación es todavía más sangrante en el caso de los bares y restaurantes. La presidenta de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Alicante (Aphea), Mar Valera, explica que la garrafa de 25 litros ha pasado a costar de 22 a 55 euros, “por lo que estamos hablando de más del doble”. Esa circunstancia, y el miedo a que se agoten las existencias, han propiciado, añade la representante del sector, que “la gente haya incrementado sus pedidos para contar con reservas suficientes ante lo que pueda pasar en el futuro, y que incluso haya acudido a las tiendas para aprovisionarse”.

Las consecuencias, por tanto, también han llegado a los supermercados, que han optado por introducir limitaciones a la venta. Así, mientras en unas cadenas no se permite adquirir más de cinco recipientes de aceite por comprador, en otras el racionamiento llega a solo uno. El director de la Asociación de Supermercados de la Comunidad Valenciana (Asucova), Pedro Reig, explica que no ha habido otro remedio que adoptar esta medida “ante el comportamiento anómalo que se está registrando en la demanda. El objetivo es evitar que pueda registrarse un fenómeno parecido al que vivimos en el momento más duro de la pandemia de coronavirus, cuando la gente optó por comprar de forma masiva papel higiénico”. En relación con los precios, señala que las cadenas están tratando de que el impacto sea el menor posible, aunque recordando que “no se puede vender por debajo de coste”.

La OCU advierte de que la limitación de ventas no tiene amparo legal

Las organizaciones de consumidores han denunciado que la limitación por parte de varios supermercados de la compra de aceite de girasol no está amparada por la legislación y han advertido del aumento de precios como consecuencia de un «efecto llamada». Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), Iliana Izverniceanu ha hecho un llamamiento a la calma de los consumidores tras conocerse los carteles que se han visto en algunos supermercados y en los que se limitaba la compra. Según Izverniceanu, estos establecimientos no tienen «amparo legal» para realizar tales acciones.

En este sentido, el portavoz de Facua, Rubén Sánchez, ha señalado que «la legislación no permite fijar topes a las unidades de compra de productos», y ha añadido que «otra cosa es que se fomente una compra con una recomendación de máximos para que no se acapare de forma desproporcionada». Sin embargo, a su juicio, estas recomendaciones pueden causar el efecto contrario en los consumidores y «que se termine comprando más».

Más allá del aceite, la representante de OCU ha señalado que aún no tienen datos para cuantificar cómo está afectado la guerra a la subida del resto de los precios de los supermercados. No obstante, sí ha admitido que se está produciendo un aumento del coste de productos relacionados con los cereales: «Van a seguir subiendo los precios de la pasta, galletas y alimentos de animales que se alimentan con cereales».

Respecto a los problemas de suministro, y en previsión de que el conflicto bélico en Ucrania pueda prolongarse en el tiempo, Reig señala que tanto los distribuidores como el comercio tendrán que buscar fuentes de abastecimiento alternativas, previsiblemente en Latinoamérica. La otra opción, añade, pasa por decantarse por otros tipos de aceites. “España -señala- es el principal productor de aceite de oliva del mundo, por lo que puede ser una buena oportunidad para el mismo”.

¿Y cuáles son las repercusiones que está teniendo precisamente sobre este sector? Julián Úbeda, productor y representante de La Unió, explica que sí se está empezando a registrar un efecto dominó, pero muy alejado, de momento, de lo que está sucediendo con el aceite de girasol. Según sus palabras, “los aumentos de precio que estamos registrando son de entre un 8% o un 10%. En lo que se refiere a la venta al público, hablamos de que el virgen extra ha pasado de 5,50 euros a 5,80, mientras que las ventas a granel han subido de 3,30 a 3,60 euros”.

Esta situación, además, se está produciendo cuando el aceite de oliva, después de encadenar dos años nefastos, en los que apenas se pudieron cubrir los costes de producción, ya había registrado un aumento de los precios de alrededor del 30%, debido, entre otros factores, a la menor cosecha registrada en Andalucía. “No tenemos ni idea de lo que pueda llegar a pasar en el futuro, porque estamos en un momentos de muchísima incertidumbre”, enfatiza.

Algo parecido opina Hugo Quintanilla, propietario de la firma Señoríos de Relleu y representante de Asaja, quien considera que los precios del aceite de oliva van a ir a más, pero por un incremento de la demanda que no se va a centrar en el virgen extra, sino en los orujos y los refinados, que son los más parecidos al aceite de girasol. “Los consumidores de este tipo de producto querrán aceites similares en sabor, y ahí entran, en un porcentaje muy elevado, las conserveras, que pueden empezar a tener problemas de abastecimiento en un plazo de tiempo relativamente corto”, destaca.

Otro productor de la provincia de Alicante es la almazara El Tendre, de Elche, cuyo responsable, Joaquín Sempere, se encuentra justo en estos momentos en la feria World Olive Oil Exhibition que se celebra estos días en Madrid. “El aceite de girasol -indica- está arrastrando al de oliva, pero en estos momentos hay una incertidumbre brutal y es imposible saber lo que sucederá, porque la volatilidad es muy acusada. De hecho, no se están cerrando operaciones por esta causa”.

Sempere opina que el incremento de los precios puede beneficiar al sector a corto plazo, pero no lo tiene tan claro respecto al futuro. Según señala, “siempre hemos venido reivindicando unos precios justos, para que los agricultores pudieran cubrir costes y obtener alguna ganancia. El problema es cuando se cruza la barrera, porque si los precios repuntan demasiado, después cuesta mucho recuperar a los clientes”.

En la misma onda se encuentra José Miguel Ferrando, de l’Almàssera de Millena, quien señala que lo más positivo para el sector sería que la cotización se mantuviera estable dentro de unos parámetros de rentabilidad. “Los altibajos -resalta- nunca son buenos”. También advierte de que el aumento que se está registrando en estos momentos va a tener una repercusión irregular. Según sus palabras, “hay una parte de productores y agricultores que ya han vendido, y que, por lo tanto, no se van a poder beneficiar”. Ferrando, asimismo, alerta de que los beneficios tampoco van a ser tan elevados como se pudiera llegar a pensar, dado que, añade, “los costes de producción se han disparado como consecuencia de la subida de los fertilizantes, los carburantes o incluso los propios envases”.

Cabe reseñar que el sector del aceite de oliva en la provincia ya había aumentado esta campaña la facturación alrededor de un 40% hasta rozar los 35 millones de euros, gracias al incremento de los precios registrado con anterioridad a la crisis que está generando el conflicto bélico en Ucrania. Y ello a pesar de que la cosecha, de alrededor de 45 millones de kilos de aceitunas, se había situado un 15% por debajo de lo que suele ser habitual, debido a una combinación de factores meteorológicos entre los que destaca la escasez de precipitaciones. De hecho, esta misma circunstancia es lo que está provocando que también haya preocupación respecto a lo que pueda suceder la próxima temporada, dado que las lluvias de los últimos días no podrán paliar la prolongada sequía.

Dos años con un volumen de producción menor

El problema con las importaciones de aceite de girasol desde Ucrania pueden ir para largo, llegando, como mínimo, a los dos años. Según explica el responsable del sector del aceite de oliva de Asaja y productor de la firma Señoríos de Relleu, Hugo Quintanilla, «esta es la época de las plantaciones y, evidentemente, con la guerra, no se van a poder cultivar en Ucrania. Así que nos podemos ver perfectamente dos campañas sin aceite de girasol, lo que va a repercutir de lleno en los mercados».

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