Las restricciones derivadas de la crisis del coronavirus propiciarán que Melchor, Gaspar y Baltasar no puedan recorrer esta Navidad las ciudades, al menos de la forma en la que nos tenían acostumbrados, y eso comportará que los camellos que los acompañaban se vayan a quedar encerrados en los establos. Un paro forzoso que va a tener consecuencias muy negativas para las empresas dedicadas al alquiler de dromedarios, caballos y burros, que, de esta manera, completarán un año en blanco tras la suspensión de la fiestas y demás celebraciones que contrataban a sus animales. Equitación Peluca, en Alcoy, y Ganados Tolubio, en el municipio oscense de Fraga, reconocen estar pasándolo muy mal, hasta el punto de que su continuidad podría verse comprometida de persistir esta situación durante mucho tiempo.

La pandemia ha causado y sigue causando estragos en numerosos sectores económicos, aunque, si se tuviese que hacer referencia a los que peor lo están pasando, el ranking lo encabezarían el turismo y todas aquellas actividades relacionadas con las fiestas. Desde que irrumpió la crisis en el mes de marzo, con todas las restricciones en cuanto a movilidad y medidas de distanciamiento, se han suspendido la práctica totalidad de celebraciones. Las últimas en sumarse a esta lista van a ser las cabalgatas de Reyes Magos y los actos relacionados con las mismas, una circunstancia que puede suponer la puntilla para un sector ya muy castigado.

| Juani Ruz José Rafael Llorens junto a dos de los camellos que ha criado

Equitación Peluca y Ganados Todibio son dos de las principales firmas a nivel nacional, excluyendo las situadas en Canarias, que se dedican al alquiler de camellos. La cuadra situada en Alcoy, precisamente donde se celebra la cabalgata más antigua de España, tiene 64 años de trayectoria y en la actualidad cuenta con un centenar de animales, de los que 16 son dromedarios. Su responsable, José Rafael Llorens, explica que fue en el año 2000 cuando decidió comprar los tres primeros ejemplares,

Silvi, Malú y Lucas, pensando inicialmente en el desfile alcoyano. «Aquí -destaca- siempre ha existido la tradición de que los Reyes Magos desfilen montados en camellos, y hasta aquel momento lo que hacía el Ayuntamiento era recurrir a algún circo para alquilarlos. El problema es que aquellos animales no estaban acostumbrados a que nadie los montara, con lo que no era inusual que sucediesen percances y que alguno de los Reyes acabara incluso por los suelos».

Así que se fue a Canarias y realizó las primeras tres adquisiciones, a las que le siguieron posteriormente un grupo de hembras para que pudiesen criar en Alcoy. La aclimatación, al contrario de lo que se pudiese pensar, fue buena, porque, aunque la imagen del desierto, donde viven estos animales, es la del calor y el sol intenso, «por las noches descienden mucho las temperaturas. Así que no hemos tenido problemas para que se adapten a las temperaturas de aquí», resalta Llorens.

| Juani Ruz Los dromedarios se van a quedar este año sin poder desfilar

Llorens. «Llegamos a tener cerca de 30 dromedarios, y durante todo este tiempo hemos estado acudiendo a actos en municipios de la propia provincia como Crevillent, Orihuela, Elda, Cocentaina, Cañada o Mutxamel, y de otros puntos de España como Murcia, Lorca, León, Almería o Madrid. También hemos estado en Portugal», subraya. Aparte de los camellos, los burros también han acudido con asiduidad a celebraciones vinculadas a los Reyes Magos, como es el caso de Alcoy, donde portan los buzones en los que los niños depositan las cartas dirigidas a Melchor, Gaspar y Baltasar.

Sin embargo, toda esta actividad se ha ido al traste con la irrupción de la pandemia, a lo que hay que sumar el pesado lastre acumulado a lo largo de los últimos meses por las suspensiones de fiestas como las de Moros y Cristianos, para las que se contratan caballos, bueyes e incluso los propios camellos. Según el propietario de la empresa, «el trabajo ha caído en un 99%, mientras que los gastos de mantenimiento y de personal siguen siendo los mismos, porque a los animales hay que seguir alimentándolos y cuidándolos. Tenemos una escuela de equitación, pero ni de lejos cubre lo que tenemos que pagar, así que no tenemos otro remedio que recurrir a préstamos. Dan ganas de llorar». El panorama, con todo, sigue siendo poco alentador, porque , «yendo bien las cosas, hasta el próximo verano, como mínimo, no habrá un porcentaje significativo de gente vacunada, y me da la impresión de que las restricciones se van a seguir manteniendo durante mucho tiempo», lamenta.

| Juani Ruz Los burros tampoco podrán portar buzones para las cartas

Esta misma situación es la que viven en Ganados Tolubio, en Fraga, que abastece de animales a muchas celebraciones que se desarrollan tanto en Aragón como en Cataluña, además de otros puntos de España. Dispone de 20 camellos, así como de 60 burros, y ha estado en actos de Barcelona, Lleida, Tarragona y Berga, e incluso en la cabalgata de PortAventura. Sin embargo, este año ha sido desolador en cuanto a contrataciones. Según Victoria Ballarin, responsable de la empresa, «hemos pasado prácticamente todo el año en blanco, y si hemos resistido ha sido porque tenemos otro negocio de cría de corderos. De no haber contado con estos ingresos, hubiésemos tenido que cerrar». La actividad, añade, está resultando cada vez más complicada, también por el fenómeno creciente de los animalistas. «Acudíamos a Getafe, y un año, de la noche a la mañana, nos dijeron que ya no podía ser porque habían declarado al municipio libre de maltrato animal. Nos quedamos alucinados, porque nosotros tratamos a los animales de maravilla», asegura.

Victoria Ballarin, responsable de la empresa, «hemos pasado prácticamente todo el año en blanco, y si hemos resistido ha sido porque tenemos otro negocio de cría de corderos. De no haber contado con estos ingresos, hubiésemos tenido que cerrar». La actividad, añade, está resultando cada vez más complicada, también por el fenómeno creciente de los animalistas. «Acudíamos a Getafe, y un año, de la noche a la mañana, nos dijeron que ya no podía ser porque habían declarado al municipio libre de maltrato animal. Nos quedamos alucinados, porque nosotros tratamos a los animales de maravilla», asegura.