Emoción y satisfacción fue lo que sintió la campellera Lucía Palomares cuando recibió la noticia de que era ganadora, por segundo año consecutivo, del premio a la mejor portera del grupo VII de los premios Golsmedia, celebrados en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas el pasado 7 de noviembre. Lucía juega como guardameta en el Sporting Plaza Argel (SPA) Alicante y compite esta temporada en la categoría Primera Nacional Femenina, concretamente en el grupo V, que abarca equipos de la Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla la Mancha y Andalucía.

Se podría decir que la joven, de 18 años, comenzó su andadura en el fútbol casi desde la cuna, y es que desde que tiene uso de razón siempre se recuerda con una pelota en los pies. «Mi amor por el deporte en general se ha desarrollado desde pequeña gracias a mis padres, quienes no han dudado en enseñarme todo tipo de deporte. En el caso del fútbol, fui yo misma quien quiso jugar a ese deporte. Era ver una pelota de fútbol y me resultaba imposible no jugar con ella», cuenta Lucía.

Estudiante de Biotecnología en la Universidad Miguel Hernández de Elche, la joven de El Campello comenzó su vinculación al SPA con 8 años tras un partido amistoso entre el Miramar CF, equipo que creó su padre para que sus compañeros del colegio y ella jugaran al fútbol de manera extraescolar, y el Hércules Femenino base (el actual SPA). Tras el partido, Melete, el entrenador del Hércules, le ofreció a su padre que las chicas que jugaban en el equipo fueran a probar. Desde entonces han pasado 10 años, el mismo tiempo que lleva jugando en el SPA, equipo del que se siente profundamente agradecida y orgullosa por los valores que transmite dentro y fuera del campo. «El SPA es un club humilde que se ha dedicado siempre y completamente a potenciar el fútbol femenino a nivel provincial y territorial. Y este premio reafirma su constancia y dedicación significativa en la formación de jugadoras. De este club, han salido porteras de alto nivel como Sandra Paños y Laura Martínez, por lo que creo que es innegable no reconocer al SPA como un gran club. Y estoy, orgullosa de formar parte de su historia». Sin olvidar el aspecto formativo que este club significa para la trayectoria futbolística de Lucía, puesto que «ha sido el club que me ha formado como jugadora y me ha inculcado los valores del deporte. Mis compañeras son y han sido imprescindibles en mi carrera futbolística, porque con ellas disfruto del deporte, y me hacen autoproponerme retos para ser mejor».

El pasado lunes Lucía asistió a la gala, celebrada en Madrid, a recoger el galardón.

Expectativas futbolísticas

Para Lucía Palomares, «el fútbol es algo complejo puesto que puede llegar a saturarte. Es imprescindible tener la mente escéptica y las ideas claras, porque en este deporte prima la competencia, la ambición y la propia visión personal de las jugadoras». La guardameta no se considera una persona que se mueva por competir o ganar, sino simplemente porque le gustan o disfruta con ellas. Sin embargo, confiesa que no cree que el fútbol sea su «gran pasión», siendo la música, el aprendizaje y la ciencia lo que provocan en ella «una efusiva felicidad indescriptible».

No obstante, sus retos futbolísticas con el SPA «están totalmente focalizados en esta temporada, tenemos un buen equipo para competir y demostrar un juego de calidad y estilo propio», explica Lucía, que reconoce que muchas veces de su vida ha soñado con llegar a ser deportista profesional y «poder disfrutar del fútbol como deporte y estilo de vida», pero, como también sabe y así lo reconoce, «aparte de que llegar a ser deportista profesional es muy difícil, en el deporte femenino triplicaría la dificultad dado a la desigualdad retributiva». Sin embargo, «el papel de la mujer en el mundo del fútbol ha crecido exponencialmente en comparación a 10-20 años atrás», declara la joven, quien destaca el proyecto Valenta, creado por la Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana, «que sin duda alguna ha concedido muchas oportunidades y visibilidad para que todas las jugadoras puedan soñar con prosperar en el fútbol profesional». Aunque admite que «aún falta mucho por hacer, es implacable el impacto actual del fútbol femenino español. Se llenan estadios, se palpa la euforia y las jugadoras son modelos a seguir equiparables a los jugadores».