El Elche sumó un punto en Vallecas ante el Rayo Vallecano cuando tenía los tres en el bolsillo y dejó escapar una victoria que mereció durante muchos compases del partido.

Mientras Fabián Ruiz tuvo oxígeno, el conjunto ilicitano fue un buen equipo, con fútbol y presencia en el área del rival. Cuando el sevillano bajó su nivel físico, llevaba mucho tiempo sin jugar, los franjiverdes perdieron su frescura y no supieron aguantar el arreón del rival.

El cuadro de Toril volvió a demostrar que es un buen equipo, que juega bien a fútbol, pero le falta algo más para ser competitivo. Mientras no lo consiga será muy difícil que se meta arriba. Parece mentira que de los doce últimos puntos sólo haya sumado dos. Lo más difícil es jugar bien al fútbol y eso lo borda por momentos el Elche. Pero, en los momentos menos lúcidos, que existe en todos los envites, no sabe llevar el duelo al cuarto oscuro y siempre termina con la cara pintada.

Guillermo adelantó a los franjiverdes, en el minuto 38, tras una parte intachable, pero se dejó empatar en la reanudación, gracias a un penalti, realizado por Pelegrín, que ejecutó Miku en el 72.

Lo mejor, la calidad de Fabián. Lo peor, que no se supo cerrar el partido y que jugando mucho se consigue poco porque en el fútbol hay que ser más competitivo. Al Elche le cuesta más de la cuenta ser firme defensivamente y, jornada tras jornada, lo paga con la perdida de puntos.

El gol de Guillermo en la primera parte hizo justicia a lo visto durante los 45 minutos iniciales. Costó romper el sistema rival, más preocupado por cerrar espacios y explotar las debilidades defensivas de los ilicitanos, pero a medida que Fabián se impuso en la medular todo fue mucho más fácil. Todos los futbolistas crecieron a su alrededor.

Alberto Toril varió su sistema y dibujó un claro 4-4-2, con Fabián y Dorca por el centro, y Álex Fernández y Hervías por las bandas, con Nino y Guillermo como referencia arriba. Se pretendía ganar el centro del campo y superar al Rayo por las bandas.

Los huecos escasearon en los primeros instantes, con dos equipos empeñados en no dar facilidades. El Rayo exponía muy poco y el Elche trataba de romper por los laterales, pero no acertaba a conseguirlo.

Con el paso de los minutos, el jugador cedido por el Betis, que jugó como titular por primera vez con el Elche, asumió galones de mando y tiró del equipo hacia adelante.

Poco a poco, tanto Álex Fernández como Hervías fueron encontrando vías de entrada al balcón del área de Gazzaniga. En una jugada de estrategia, en la que también intervino Nino, Guillermo supo culminarla mandando el balón al fondo de la red.

La justicia futbolística se vistió de franjiverde y se alineó con el que más expuso en este primer capítulo del partido.

Se repite la historia

En la segunda mitad, el Rayo salió a por todas, pero el Elche supo frenar el ímpetu de los de Baraja. Por momentos, el partido entró en una dinámica que favorecía a los ilicitanos. En cualquier momento podía llegar el segundo, con el que sentenciar el duelo. Al Rayo se lesnotaba que Rubén Baraja estaba más preocupado por construir su edificio futbolístico desde la solidez defensiva.

Pero con el paso de los minutos Fabián fue perdiendo presencia en el campo, la medular comenzó a ser dominada por el rival y el Elche entró en su particular bucle de todos los encuentros, en los que no sabe sufrir en los momentos en los que el contrario trata de quemar todas sus naves.

Toril trató de arreglar el entuerto sacando al campo a Josete, en lugar de Guillermo, y pasó a jugar con tres centrales, con el fin de frenar el arreón rival y de ayudar a un Armando, que también se encontraba físicamente muy lastrado.

El técnico vio bien el mal de su equipo, pero, al minuto de estar en el campo el central ilicitano, en una jugada sin excesivo peligro, Pelegrín empujó a Manucho dentro del área y Miku puso el empate en el marcador desde el punto fatídico. La igualada volvía a dejar al Elche con cara de pocos amigos.

Pudo ser peor

El castigo pudo ser todavía mayor si, en el minuto 79, Manucho llegar a acertar un remate de cabeza a bocajarro dentro del área pequeña. Juan Carlos, muy atento, impidió que el partido cayera del lado rival. El exmeta rayista aguantó muy bien en el centro y se hizo con el balón.

Miku fue expulsado en el minuto 84 y el conjunto madrileño jugó la recta final con un hombre menos. Pese a ello, el Elche no estuvo fino ya que varios de sus jugadores terminaron exhaustos. Tampoco quiso arriesgar mucho para no perder al menos el punto que tenía en sus manos.

Una vez más, y van muchas, el Elche no pudo certificar su mejor fútbol con una victoria y volvió a escudarse en la sensaciones.