Vuelta de honor de los gladiadores

Como los toreros cuando hacen una gran faena. En esta ocasión no hubo una salida a hombros como la de Nino en Gijón, porque todos rindieron a una gran altura y estuvieron de sobresaliente. Pero los futbolistas del Elche, muchos de ellos acompañados de sus hijos, tuvieron que dar la vuelta de honor al terreno de juego del estadio Martínez Valero para ser despedidos como héroes y para agradecer el apoyo de una afición que ayer sí estuvo de «10».

Más de 20.000 espectadores en las gradas, 20.164, y apenas un centenar del Villarreal. El coliseo franjiverde vivió una ambiente que no se recordaba desde los tiempos de Primera División.

La afición no falló el día de la verdad. Todos sabían que era el momento y. desde el recibimiento al autocar del equipo. alentaron como nunca a su equipo. El Fondo Norte estuvo repleto de banderitas franjiverdes. La grada del anillo de Preferencia estuvo, prácticamente, llena. La Federación de Peñas desplegó, también en el Fondo Norte, un tifo gigante en el que se podía leer: «Ilusión=ElcheCF Aù», con la silueta de los rostros de dos emblemas del franjiverdismo como Nino y Edu Albacar.

La Grada de Animación 1923 llevó, como siempre, la voz cantante de la animación desde el Fondo Sur. El «Aromas Ilicitanos», a la salida de los jugadores, fue impresionante. Incluso, en el minuto 63 del encuentro, después de macar Nino el 2-0, hubo varios instantes en los que la afición hizo la clásica ola.

Y en los momentos difíciles, cuando el Villarreal apretó y, sobre todo, en los últimos minutos, desde la grada insuflaron el último aliento a unos futbolistas exhaustos por el enorme esfuerzo realizado.

Mientras daban la vuelta de honor -Nino no se la quiso perder a pesar de que le reclamaba la televisión y dijo que se esperasen, que su afición era lo primero- todo el estadio cantó al unísono: «¡Joder, que sí, que vamos a ascender!».

El ascenso y el deseado retorno a Segunda División está a apenas 90 minutos, queda el último pasó, se vislumbra la meta y toda la afición del Elche ya espera con una enorme ilusión que llegue el próximo sábado para la traca final. Para hacer realidad un sueño que han perseguido en una dura temporada.

De momento, ayer en el Martínez Valero se vivió una tarde de júbilo, gloria, emociones fuertes, sentimientos, sufrimientos... fue una jornada de esas que responden a la pregunta de la columna que escribió ayer Mario Barrera en este periódico bajo el título: «¿Por qué somos del Elche?». Pues por partidazos como el de ayer en el que los futbolistas sintieron unos colores y dieron hasta el alma.