Fraskito (Francisco Rodríguez Fernández) reconoce que está en su mejor momento de vida y de profesión. Es coger una guitarra y trasnforma la cara, y con los primeros acordes se inicia un lluvia de sensibilidad. Sobrecoge. De trayectoria larga (comenzó muy joven) y dura ("la vida del músico es una lucha constante"), a este ilicitano, nacido con y para el flamenco, le cambió la vida cuando hace unos años se cruzó en su camino la poesía de Miguel Hernández. Y el escalofrío, nacido de los sentimientos, le modificó todo, o casi. Nació de ello su octavo trabajo en solitario, "Tierra y sangre", y una larga gira de conciertos y sensaciones que viajará por casi toda España hasta bien entrado en 2011. Y de fondo, un mar de partituras en color flamenco y las grandes referencias que unen al poeta y al cantaor: el amor, la muerte, la vida, la relación con la tierra, el compromiso social, la relación franca y directa con el pueblo más cercano y con la gente sencilla y humilde.

¿Cómo empieza su relación con la música?

Desde niño he tenido un vínculo muy directo con la música. Recuerdo, desde muy pequeño, estar siempre con un tocadiscos que teníamos de maleta y que era mi juguete. Pedía discos y me llegaban de todo tipo, desde Led Zeppelin a Barry White, Camarón y Rafael Farina...

Y el flamenco, siempre, muy cerca de usted...

El flamenco siempre ha estado en casa y más siendo mi padre cantaor. Nosotros estábamos muy ligados a la Iglesia Evangélica y con 11 años ya me llevaban a cantar a estas entidades en distintos sitios de España. Se trataba de mi puesta en escena. Y con 16 años ya grabo mi primer disco con letras de tipo religioso.

Después, un cambio en su nombre artístico y un giro en su rumbo como cantaor y músico.

De Frasquito a Fraskito, y decido hacer otro tipo de música. Cambian las letras, la música, y fue como una liberación. Soy, sobre todo, flamenco, con todas las letras. Mi forma de expresarme es la del compromiso flamenco. Disfruto del resto de músicas e intento llevarlas hacia el flamenco, porque el flamenco es una forma de vida que no tiene que ver sólo con el espectáculo.

Y ahora que puede mirar atrás con firmeza, ¿ha valido la pena el trayecto que le ha llevado hasta el hoy?

La vida de un músico es dichosa, porque hacemos lo que nos gusta, pero es una lucha constante. Hay épocas en las que se hace muy patente el trabajo, y hay horas bajas cuando no encuentras nada que decir. Las ventas es algo secundario, para mí, porque yo me considero ante todo un buscador, y lo que me mueve es la composición y crear.

¿Cuál es la realidad que le envuelve como músico y persona?

Estoy ahora en el mejor momento de mi vida, porque he conseguido estar al margen de las discográficas y el movimiento musical... y vivir del cante. Esa es la recompensa. He publicado mi octavo disco en solitario, "Tierra y sangre", en homenaje a Miguel Hernández, y en otros 20 trabajos hay participación mía a través de composiciones o mi guitarra.

Y en eso, la historia y los versos de Miguel Hernández que se entremezclan con sus pasos...

Ha sido algo increíble. El proyecto se inició oficialmente el pasado 13 de febrero en Elche, pero todo empezó en 2007. No conocía los versos del poeta, pero el destino me llevó a Orihuela y allí pude comprobar que había un color y un sentimiento muy especial. Ha sido un trabajo lento, pero de un disfrute excepcional, como si me hubieran caído en las manos las palabras. Tras los primeros 8 meses de viajar por la vida y la obra de Hernández, sólo quería hablar de esa persona, de su primer amor, de sus cartas, de sus cosas personales... Y, a todo ello, se le unía que no había escuchado ninguna versión musicada de los poemas, por lo que estaba limpio y sería muy sincero en mi trabajo.

Y tanta entrega, tanta pasión convirtieron ese trabajo en un trozo de su vida...

El poeta de Orihuela me lo ha dado todo y yo he correspondido de igual manera. La poesía de Miguel Hernández es como un tiro en el pecho, me ha matado, me ha cambiado la vida y la manera de entender la música. Tras conocer sus textos, me he vuelto más exigente conmigo mismo y con las composiciones. Además, confío y espero que el trabajo "Tierra y sangre" sea el disco flamenco de Miguel Henández.