Antonio González eligió para su despedida de los escenarios un espectáculo coral, en el que se seguía paso a paso el descenso al abismo de un joven inmigrante de Tánger, tras recorrer un camino turbulento de corrupción y drogas. Ese último reto llevaba por título "Harraba" y a través de él el propio dramaturgo ilicitano quería romper su vinculación con la compañía La Carátula. "Mi relación con el grupo llega a su fin tras 48 años de teatro", aseguraba en su última entrevista en INFORMACIÓN, a finales de septiembre pasado. "Creo que es un buen momento para el adiós -recordaba-, porque mi idea era despedirme desde el escenario". También aseguraba tajante que "soy un hombre sobre todo de teatro y no tiene precio vivir lo que he vivido". Igualmente, quería viajar a Venezuela y ordenar los poemas de su madre, Isabel Beltrán, para publicarlos en un libro.