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Elche lidera la detección de casos de mutilación genital femenina en la Comunidad Valenciana

El Hospital del Vinalopó diagnostica más de la mitad de ablaciones gracias a un protocolo aplicado por Ginecología

La doctora María Vizcaíno, ginecóloga del Hospital del Vinalopó de Elche. Información

El Hospital Universitario del Vinalopó ha detectado en lo que va de año 12 casos de mutilaciones genitales femeninas, una cifra que lo coloca a la cabeza del conjunto de hospitales públicos de la Comunidad Valenciana, ya que el año pasado el centro diagnosticó a 13 de los 22 casos que se dieron en toda la Comunidad Valenciana, más de la mitad. El departamento de salud ilicitano aplica desde 2017 un protocolo impulsado por la propia Conselleria de Sanidad con el fin de sacar a la luz las ablaciones, una práctica muy extendida sobre todo en países centroafricanos que consiste en mutilar los genitales de la mujer para, según las creencias culturales de los países donde se practica, reducir la libido de la mujer y garantizar que llegue virgen al matrimonio y sea fiel debido a la pérdida de deseo sexual.

Sin embargo, se trata de una práctica que, como explica la doctora María Vizcaíno, ginecóloga del Hospital del Vinalopó «acarrea grandes riesgos para la salud de las mujeres, puede ocasionar problemas durante el embarazo y el parto, en nuestro país es un delito, y desde 2012 se ha prohibido también en la mayoría de países donde se realizan». Según el mapa de riesgo de mujeres que han sido sometidas a estas prácticas, elaborado por la Conselleria de Sanidad, el departamento de salud del Vinalopó tendría 243 mujeres mutiladas o en riesgo de mutilación.

Desde que se elaboró ese mapa, hace dos años, ya se han detectado 31 casos, y se han revisado, tras el cribado, un 20% de la población que había sido sometida a estas prácticas, explican desde el hospital. Este dato es el importante más allá del número de casos detectados, explican desde el Hospital que ya ha actuado sobre una quinta parte de la población de riesgo, y que continúa trabajando con la implicación del personal del hospital para llegara a todos los casos.

Edad de riesgo

Edad de riesgoSin embargo, el objetivo de este programa no pasa solamente por la detección de las mutilaciones ya realizadas, sino que también trata de prevenir que se produzcan nuevos casos. Para ello, a través de los datos de procedencia y edad de riesgo, el centro también ha realizado un cribado de las niñas en situación de riesgo. En este apartado ya ha llegado al 50% de las niñas que estiman que pueden ser víctima.

Para evitarlo, los pediatras programan citas con la paciente y sus familias cada seis meses, en las que se les informa de la ilegalidad de estas prácticas en España y se les advierte de que en casos de que se realice la ablación durante un viaje a su país de origen, se remitiría el caso a la Fiscalía de Menores, lo que conllevaría la pérdida de la custodia de la menor. Se les hacemos firmar un documento en el que se comprometen, cuando van a viajar, a no hacer estas prácticas.

De hecho, muchas familias usan ese documento en su país de origen para respaldar la negativa a hacerlo y no ceder a la presión social y familiar, pues en sus lugares de origen es algo habitual y aceptado socialmente.

Consciencia

Esa falta de consciencia origina que muchas de las pacientes diagnosticadas ni siquiera sabían que esto puede ser un problema para ellas a nivel de salud. El «corte», como ellas lo llaman, forma parte de su educación desde niñas. Desde el centro explican que es un trabajo de varios meses, desde que se va cogiendo confianza con estas, hasta que lo cuentan, se aborda en consulta, se explica y se toman medidas».

Entre las acciones que realiza el equipo médico tras detectar estos casos, está la posibilidad de reconstrucción de los órganos genitales, si las pacientes lo desean, aunque el centro destaca que no ha tenido muchas peticiones, «pero es algo que se consigue con tiempo. Llevamos dos años, y si ya cuesta el hecho de que se abran y hablen del tema, eso aún más. Aún y así, algún caso sí hemos remitido, y los resultados han sido muy satisfactorios tanto a nivel de salud como para la sexualidad de la paciente».

Las edades a las que se producen los diagnósticos de mujeres mutiladas oscilan entre los 23 y los 41 años, aseguran desde del hospital. En cuanto a la población de riesgo, se pone el foco en niñas menores de 15 años, aunque según apuntó la doctora Vizcaíno, lo más habitual es que se produzca a la edad de cuatro o cinco años, cuando son muy niñas.

«Es un problema cultural, no entienden que es un delito»

Ginecóloga del Hospital del Vinalopó. Hace dos años asumió el protocolo en el centro para detectar ablaciones y prevenirlas entre la población de riesgo.

P ¿A qué se debe que este hospital lidere el número de casos detectados en la Comunidad?

R A la implicación del personal. No solo de Ginecología, donde el jefe de servicio facilitó desde el primer momento que fuéramos a las comisiones en Valencia, liberándonos de la carga asistencial, sino del resto de servicios. Desde las matronas, hasta ginecólogos, trabajadoras sociales, médicos de Familia y pediatras. Es complicado concienciar a todo el mundo y, una vez que lo consigues, formarlos para detectar estos casos.

P ¿Dónde es más frecuente detectarlos, en Atención Primaria o en el Hospital?

R La mayoría se detectan en al área de Urgencias, en Ginecología, y también durante el seguimiento y las revisiones durante la gestación.

P¿En Urgencias?

R Si, porque la mayoría viene por patologías que están relacionadas con la mutilación, ya que como lo tienen asumido como algo normal no piensan que pueda darles problemas. Entre las complicaciones se dan desgarros fetales, mayor incidencia de Enfermedades de Transmisión Sexual, inflamación pélvica... entre otras patologías.

P ¿Ocultan el problema?

R Ni siquiera son conscientes de que supone un riesgo. Es un problema cultural, muchos no saben si quiera que es un delito y que se exponen a penas de cárcel y de problemas de custodia si lo hacen mientras residen en España. Por eso es muy importante la concienciación, y crear vínculos de confianza con las pacientes.

P Teniendo un trasfondo cultural, ¿cómo se trabaja en la prevención?

R A través de las pacientes mutiladas que ya se han detectado, para que no ocurra lo mismo con sus hijas, y también informando de los riesgos, tratando de hacer ver las múltiples consecuencias negativas, y que no hay ninguna positiva, y con el cribado que ya hemos hecho de pacientes en riesgo.

P ¿Cuáles son las mujeres que más riesgo tienen de sufrir una ablación?

R Las residentes en Mali, Senegal y Nigeria. En el hospital, hemos visto más de los dos primeros. Por eso concertamos citas cada seis meses y les advertimos antes de que vayan a viajar a estos países. Los meses de verano y Navidad, coincidiendo con las vacaciones, es cuando mayor riesgo hay, y cuando extremamos las precauciones.

P En los últimos años, ¿se ha notado esa conciencia? ¿Se han remitido el número de casos?

R Estas prácticas ya están prohibidas desde hace años en estos países, aunque al ser algo cultural, se siguen dando. Sin embargo, en el hospital hemos detectado ya casos en los que hacía mucho tiempo que se había producido. Entre las niñas que tenemos en el programa de seguimiento, no hemos detectado ningún caso.

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