Adolescentes que se ven involucrados en una aventura con detectives y villanos al estilo de sagas juveniles como las de Los Cinco, Los tres investigadores o Los Hollister con una particularidad. Los protagonistas de esta historia viven su particular peripecia por las calles, las plazas y los parajes naturales más reconocidos de Elche. Este es el punto de partida del primer libro publicado por Antonio Avilés, El misterio del viejo chiflado, en lo que pretende ser el punto de partida de una saga literaria. «La historia está trasladada a nuestros días y transcurre en Elche, por lo que se pueden reconocer fácilmente anécdotas de la ciudad que se van pasando de boca en boca o platos típicos de nuestra gastronomía», reconoce el propio autor.

Amante de este tipo de aventuras, Avilés ha querido plasmar en su primera obra lo que la literatura le han dado a él. «Tengo 46 años y sigo buscando este tipo de libros cada vez que voy a un mercadillo, siempre descubro alguna colección nueva», asegura. En su opinión, Elche tiene un gran potencial para acoger las vivencias de una pandilla de jóvenes gracias a entornos naturales como los del pantano, las playas o el Palmeral. Aprovechando el tiempo libre que tuvo de manera forzosa durante el confinamiento, el autor se decidió a plasmar blanco sobre negro una idea que le rondaba desde hace años. «He quedado contento con el resultado, me ha salido una historia amena, con sus persecuciones entre buenos y malos, que puede entender todo el mundo», añade.

Cualquiera que conozca un poco de Elche podrá reconocer fácilmente las calles o puentes que recorren los protagonistas o la plaza del banco en el que están reunidos, según sostiene Avilés. Gran amante del cine, el escritor también ha querido que el séptimo arte tenga una presencia destacada en las páginas de El misterio del viejo chiflado. «Uno de los personajes es una cinéfila empedernida, que podría ser yo perfectamente, que va resolviendo los misterios que surgen gracias a sus recuerdos de películas», subraya este alicantino afincado en Elche. Incluso hay pasajes en los que el cine y las historias populares se dan la mano, como cuando se recuerda el rodaje de la película Tacones lejanos de Pedro Almodóvar en la ciudad ilicitana.

Aunque no vendiera ningún ejemplar, Avilés promete segunda parte. «Solo por la reacción de mi madre cuando le entregue el libro, ha valido la pena», finaliza.