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Los técnicos sospechan que los socavones del Bimil·lenari son por los corrimientos de tierra

Los ingenieros que diseñaron el puente descartan que el hundimiento del asfalto guarde relación con la infraestructura - El Ayuntamiento busca una empresa para ver qué pasa en el subsuelo

El puente del Bimil·lenari tiene el carril interior cortado al tráfico por los socavones detectados en el asfalto. | ANTONIO AMORÓS

Los ingenieros que diseñaron el puente del Bimil·lenari han descartado que los socavones que se están produciendo en el asfalto de la rotonda tengan que ver con el estado de la infraestructura o la tensión de los tirantes. Tras descartar esta hipótesis como una de las posibles causas del hundimiento del asfalto en una zona donde pasan 13.000 vehículos diarios, el Ayuntamiento ha decidido contratar a una empresa para confirmar si los corrimientos de tierra pueden estar detrás de la deformación continua de la rotonda.

Los problemas que está dando el viaducto, entre Cáritas y las instalaciones de la Policía Autonómica, han llevado a la Policía Local a tener que cortar al tráfico el carril interno de la rotonda, donde más se nota el desnivel, para evitar riesgos a los conductores. Y eso, tan solo cinco meses después de haber asfaltado este punto con 80.000 euros de inversión.

Ante estos daños, ingenieros municipales de Infraestructuras, Urbanismo y de Mantenimiento de la Vía Pública realizaron el pasado 10 de mayo una visita con los técnicos que diseñaron el Bimil·lenari, Fhecor consultores ingenieros, para estudiar in situ el problema.

Según el portavoz del equipo de gobierno, Héctor Díez, a simple vista no detectaron ninguna patología en el puente ni en los tirantes que están sujetos a la rotonda donde se temía que pudiera haber problemas.

Cables

Los cables principales están anclados en sus extremos mediante unos contrapesos de hormigón que pesan 30.000 toneladas cada uno y tienen una profundidad de 17 metros. Su función es la de actuar como peso muerto. Y es la tierra que rellena estos contrapesos donde los técnicos sospechan que puede estar el origen del problema, según explicó Héctor Díez, por escorrentías o filtraciones de agua. Ante ello, el equipo de gobierno ha activado ya la maquinaria para contar con una empresa que realice ensayos con tal de esclarecer lo que ocurre en el subsuelo y cómo está afectando a los socavones del viaducto. De hecho, ya está en fase de adjudicación el contrato de una mercantil especializada en estudios de geotecnia que se encargará de acometer mediciones topográficas de precisión e inspecciones en el puente.

El contrato menor ronda los 18.000 euros y el objetivo municipal es que a lo largo de este mes pueda tramitarse la contratación y que en junio se lleve a cabo la inspección con la que el equipo de gobierno pretende encontrar respuestas de lo que le ocurre al puente para a partir de ahí tratar de decidir la obra que hay que acometer para dar solución al problema.

Asfalto

El reciente hundimiento del asfalto no es el único inconveniente que ha presentado el Bimil·lenari en la última década. Tras su construcción, tuvo algunos desperfectos, como por ejemplo el cableado eléctrico que hacía que se iluminara, que tuvo que retirarse porque se produjeron algunos episodios de corriente que pasaba por los pasamanos, según explicó el Ayuntamiento. El pilar que es el principal argumento estético del puente, estaba previsto que se construyera con un ascensor que no se llegó a colocar.

Durante años el Ayuntamiento de Elche renunció a asumir la gestión, es decir, a hacerse cargo de él porque los técnicos no estaban del todo tranquilos con una infraestructura de estas características pero, finalmente, el equipo de gobierno accedió a ello y asumiendo el puente también asumió los gastos de mantenimiento.

Un viaducto colgante de 162 metros de largo y 47 de altura

En 1990 la Conselleria de Obras Públicas y el Ayuntamiento convocaron un concurso internacional de anteproyectos para determinar la estructura más adecuada para conectar dos zonas de la ciudad claves divididas por el Vinalopó. Ganó la alternativa del puente colgante y su construcción recayó en FCC Construcciones. Costó alrededor de 13,2 millones de euros, se empezó a construir en febrero de 1998 y se acabó en septiembre de 2000. El viaducto mide 162 metros de largo y 47 metros de altura. Su tablero tiene 23 metros de ancho. Tiene una escalera metálica en su interior para acceder a un mirador en lo alto que no se utiliza. Los cables fueron construidos en Italia y transportados hasta Elche.

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