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Una imagen de la semana pasada del río Vinalopó a su paso por Elche con mucha más agua de lo habitual

La tribuneta

Aquel proyecto Víbora II (2014)

Las pinturas sobre el lecho del río Vinalopó a su paso por Elche, Proyecto Víbora (1991), representaban el activismo lúdico de un puñado de artistas comprometidos con lo social que deseaban acercar el arte y la cultura a la ciudadanía. El Proyecto Víbora II (2014), sin perder su vocación pedagógica, iba a distinguirse del proyecto anterior, sobre todo, por la mayor participación artística y colaboración ciudadana y por la ausencia de patrocinadores. El Ayuntamiento, muy a nuestro pesar, tuvo que hacerse cargo de todos los gastos. Para esta segunda edición del Proyecto Víbora, la organización artística iba a contar con el grupo local de artistas urbanos Porsostars, y su amplio campo de influencia nacional e internacional, y con algunos de los artistas del primer Víbora venidos desde Dinamarca. El Ayuntamiento había creado una página web para que se inscribieran todos los artistas interesados, ésta vez adjuntando un boceto del diseño que iban a pintar. La nueva «piel» dejaba atrás su advertencia venenosa y ponía el foco en el embellecimiento de la ciudad. La respuesta fue espectacular, repartiéndose el espacio pictórico en casi ochenta parcelas o murales. Vaya desde aquí el recuerdo y agradecimiento a la gestión organizadora del Ayuntamiento: Luz Gómez y todo su amplio equipo, el concejal de Cultura, Pablo Ruz, y la alcaldesa, Mercedes Alonso.

El lecho del río, con las nuevas canalizaciones, desde la ubicación de Las Clarisas hasta el Puente de Barrachina, abarcaba ya una longitud de 2.700 metros, el doble del primer Víbora. La pintura presupuestada para esta nueva longitud de trayecto se hizo proporcionalmente a los gastos anteriores ¡sin caer en la cuenta de que la pintura, esta vez, no iba a estar en las mismas manos! La buena voluntad de los artistas suscritos, muchos de ellos sin experiencia mural, trataba la base del mural ¡con dos y tres capas de pintura! Así es que a los pocos días se había gastado toda la pintura presupuestada. Menos mal que la alcaldesa salió inmediatamente al paso y puso a los amigos de El Peix a fabricar pintura día y noche. Los bidones de pintura, con los colores tirando humo, llegaban a enviones. La solidaridad de los artistas y colaboradores fue increíble, un auténtico fenómeno sociológico, creándose relaciones y recuerdos para toda la vida.

En 2014, tiempos del Proyecto Víbora II, las nuevas tecnologías habían avanzado una barbaridad respecto al Víbora anterior y ha sido muy gratificante contar con tantos amigos documentalistas que han dado perfecta cuenta de todo el desarrollo de los trabajos. Las asombrosas perspectivas, desde los puentes y laderas del río, de centenares de personas pintando al mismo tiempo, conformaban un espectáculo maravilloso cuyas imágenes todavía siguen circulando por todo el mundo. Algunos de estos vídeos están en internet y reflejan a Elche como una ciudad de referencia del arte urbano, del arte democrático y del arte relacional y colaborativo. Interpretándose el lecho del río como un espacio artístico que sitúa a los artistas en horizontal y no en vertical. Reivindicando la necesidad del arte y la educación artística. Destacar la encomiable labor del profesor Miguel Ors, de la Universidad Miguel Hernández, de Elche, que nos enviaba a sus alumnos de Periodismo para indagar sobre el Proyecto Víbora en general y su relación con el arte comprometido del colectivo ilicitano Esbart Zero -Castillejos, Casto y Llorens- (1987-1999) y la prolongación del Museo de Arte Contemporáneo de Elche (1980), de carácter social, en la ciudad. De espaldas a las concepciones del «artista-genio».

Estas primeras semanas de agosto de 2021 se cumplen los 30 años del primer Proyecto Víbora (1991), fecha que los cuidadores de la serpiente teníamos en mente para homenajear aquella primera gesta artística repleta de generosidad y compromiso. Y recordar la emocionante épica del segundo Proyecto Víbora II (2014), de tanta consolidación democrática y auténtico amor al arte. Así como la realización prevista del Proyecto Víbora III (2021). Actuaciones imposibles de cumplir en estos tiempos de pandemia. Por otro lado, a tenor de las interesantes ideas que para el cauce del río Vinalopó se vienen pronunciando, indicar que el espíritu del Proyecto Víbora siempre podrá adaptarse a cualquier situación que se presente. No todo va a ser pintar. Lo importante será recordar y mantener la condición simbólica de este tramo del río como lugar heroico del arte y la educación artística para todos. Vaya desde aquí un saludo a todos los implicados Víbora. Continuará…

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