Los partidos políticos se llenan la boca estos días previos al 24 de mayo con la importancia que tiene el pequeño comercio en la economía. Preguntar a los comerciantes sobre su situación es recibir un abanico de respuestas que van desde «fatal» hasta «destrozado», pasando por «muy mal», «complicadísimo», «precario» y «crítica».

Los comerciantes consultados por este diario, escogidos al azar deambulando por las calles de Alicante, se muestran escépticos por lo que los políticos puedan hacer por este sector y consideran que hasta ahora la política comercial que ha aplicado la administración ha estado dirigida a favorecer a las grandes superficies comerciales hundiendo el comercio tradicional. La suciedad en ciudades como Alicante y la falta de iniciativas de la administración de ocio y cultura en la calle no ayuda a la labor de la actividad comercial, que se queja de un exceso de oferta de grandes áreas comerciales, por lo que unánimente se posicionan a favor de la instalación de Ikea, pero en contra del macrocentro comercial que lleva aparejado.

El principio del fin del comercio de proximidad, según Cristina Agulló y Juan José Cantó de Diego, un matrimonio que regenta el establecimiento «La Despensa de Cristina», comenzó con la liberalización de horarios para abrir en festivos. «Es una gran ventaja para las grandes superficies, pero no para nosotros», señala Agulló, quien apunta que ellos abren los domingos a costa de sacrificar la vida familiar. «Quieren el modelo americano de vida», apunta su marido, quien no cree lo que le puedan decir los políticos. «Mienten más que hablan sobre el pequeño comercio. Desde hace años que vienen tomando medidas que se han cargado el comercio de proximidad». En opinión de Juan José Cantó, las ayudas que se prometen «nunca llegan» y para cambiar la situación actual «hace falta que nuestros políticos tengan más ganas de trabajar por la provincia. Han permitido que el puerto pierda frente al de Valencia y lo mismo ha estado a punto de pasar con el aeropuerto. Deben defender la provincia de Alicante».

María Lucía Fernández Morán lleva 25 años como profesional en el pequeño comercio y ve la situación «muy precaria». Coincide con Cristina y Juan José en el gran daño que ha generado la apertura de grandes superficies en domingo. «Yo he abierto un domingo y he hecho una caja de 16,50 euros». Sobre la ciudad en Alicante cuestiona que se esté trabajando en su faceta turística. «Los accesos están colapsados los fines de semana y es difícil acceder. Vienen turistas y dónde los mandas, ¿a la Plaza de Toros, al Castillo de Santa Bárbara?». Ella lamenta que el Ayuntamiento de Alicante haya perdido la oportunidad de dejar a la vista los restos de la muralla encontrados en la Explanada. «En otros municipios se potencian los atractivos culturales y en la página web de la administración se promociona el comercio local, pero aquí no».

En la complicada situación económica que se vive, «el esfuerzo lo estamos haciendo nosotros, los autónomos, nadie nos ayuda», asegura Joaquín Pérez, de «Relojería Oniris». «La calle no está limpia, se mantiene porque la limpiamos nosotros a diario, y la situación del pequeño comercio es complicadísima. Alicante está sobredimensionado en cuanto a grandes superficies comerciales y ahora quieren poner una más, cuando las que hay no acaban de arrancar». Según Pérez, las administraciones locales, y en concreto la alicantina, deberían «diseñar actividades de ocio en la calle porque el fin de semana, el centro está muerto».

Falta de promoción

El pequeño comercio se queja, en general de los impuestos a los que está sometido. «Nosotros tenemos que pagar ahora 700 euros por el impuesto de basura», señala Esteban Bulo, de «Pajarería Your-Com». «Es una barbaridad. Los módulos de autónomo han bajado este mes unos 100 euros, no sé si es por la campaña electoral». Según él, el comercio en Alicante «está destrozado». La culpa, el número de grandes superficies. «Una ciudad con 400.000 habitantes no puede tener tantos grandes centros comerciales. En Valencia hay un millón de habitantes y no hay tantas medianas superficies en los barrios como aquí y en Madrid, proporcionalmente por la población, hay menos».

Bulo echa en falta por parte de la administración la promoción del pequeño comercio y señala que «lo único que se ha hecho en veinte años es la calle San Francisco, que podrá gustar más o menos, pero ha unido el centro con La Rambla».

Ramona Maria Doko, de «Mara Market Internacional», también considera que la calle está falta de vida y en ello entiende que los políticos locales tienen competencias. «La plaza Séneca, en Alicante, ha quedado muy bonita, pero la actividad ha desaparecido. Lo único que hace la gente es pasear los perros. La Estación de Autobuses se trasladó, la parada de taxis, también y ésta ya no es una zona de paso».

«Yo he perdido la esperanza de que alguien haga algo por mí», afirma Mar García, propietaria de la tienda «Alabama», quien asegura que «me muevo mucho online y no me puedo quejar». Alicante es una ciudad turística, «pero no lo noto, con lo que hay un fallo. No se les informa a los turistas de la zona comercial que hay. El Ayuntamiento debería promocionar los comercios». García es una joven emprendedora que abrió su establecimiento hace año y medio y que viven en sus carnes la exasperante burocracia que ha de tramitar para contratar a una persona. «He contratado a una persona menor de 30 años y hay que cumplir doscientos mil requisitos, pago las cuotas de autónomo y ¿las ayudas? Montar una empresa a día de hoy es complicadísimo. Es difícil emprender y la administración no da facilidades».

Esta joven empresaria lamenta que la ciudad de Alicante no tenga una limpieza acorde a su capitalidad y condición de ciudad turística. «Los lunes es alucinante. Limpio vomitonas, cacas, orines. Si esto que es el centro está así, no quiero pensar cómo estarán en Carolinas». De la escasa iluminación también se queja.

Centro urbano

A juicio de Mar García, al comercio le favorecería «más calles peatonales, facilitar el aparcamiento y sería genial un centro comercial urbano, pero estamos resignados y vas a la tuya».

Por último, Sonia Hidalgo Artero, de «Cervecería La Casuca», opina que la situación del pequeño comercio es en estos momentos «crítica. Los políticos, en general, deberían separar la vida política de la judicial». Ella regenta un establecimiento y echa en falta «ocio en las calles, actividades culturales, la apertura de una biblioteca, de un centro de tercera edad».

Sobre la limpieza, mueve la mano al tiempo que comenta que «así, así. No es culpa sólo del servicio, sino también de la gente, que no lleva cuidado» y recuerda que en los centros comerciales las administraciones locales deben favorecer el aparcamiento a los posibles clientes. «Se ha quitado mucho y es un problema que se debe resolver».