Es de sobra conocido, el papel fundamental que el Transporte de Mercancías por Carretera, ha desempeñado durante los meses que ha durado el Estado de Alarma en nuestro país y en los que este sector ha asegurado el abastecimiento para las personas y para los colectivos que tan duramente han luchado contra la pandemia. Sin el transporte de mercancías y sin los transportistas, nuestra sociedad, muy probablemente, se habría colapsado.

Por eso, es justo reconocer el mérito, la dedicación, el esfuerzo, y la profesionalidad que los transportistas españoles y entre ellos los alicantinos, han demostrado. Una profesionalidad que ha ido más allá de su estricto cumplimiento de deber con la sociedad, cuando en los primeros momentos del Estado de Alarma sin medios de protección y en ocasiones, cuando incluso se les negaba la más elemental de las asistencias, cumplieron con su obligación sin dejarnos desabastecidos y cubriendo necesidades de todo tipo. Los transportistas también merecieron en aquellos momentos el aplauso de todos los españoles.

Pero en estos momentos hay que enfrentarse a una nueva etapa y también el transporte de mercancías, como el resto de los sectores productivos de la economía española se enfrenta a un futuro incierto.

Los grandes números no perdonan y no son pocas las empresas de transporte que ya están sufriendo las consecuencias de esta crisis sanitaria sin precedentes, con su correspondiente derivada económica, y temen por su continuidad y por su futuro.

Es por ello que, además de las necesarias e imprescindibles ayudas de tipo económico que se puedan arbitrar a corto o medio plazo, también se necesita una incuestionable seguridad jurídica sobre la que poder construir los proyectos de trabajo que se incardinan en aspectos tan fundamentales como la confianza a la hora de invertir en la adquisición de nuevos vehículos y la posibilidad del acceso a las nuevas tecnologías que se adapten a la particular idiosincrasia del transporte de mercancías. Sin seguridad jurídica en todos los órdenes jurisdiccionales, administrativo, social y civil, a los empresarios de transporte, se les levanta un muro que hace extremadamente difícil la seguridad en sus inversiones en forma renovación o ampliación de sus flotas, e igualmente, las necesarias inversiones en infraestructuras e instalaciones para ampliar y mejorar los servicios logísticos que en los que se fundamenta la distribución y el aprovisionamiento de los que el transporte de mercancías por carretera constituye un elemento indispensable.

Francisco Ortiz, abogado y Secretario General de Fetrama.

Nuestra sociedad se enfrenta a momentos en los que es preciso aunar esfuerzos y sinergias de todos los protagonistas que intervienen en el tráfico de nuestra economía nacional y ver, en esta amenaza que planea sobre la riqueza de nuestro país, una auténtica oportunidad de cambio que lo catapulte al lugar en que debe de estar situado. Una oportunidad de cambio que debe construirse con la unión y el consenso de quienes, olvidando sus colores, tienen que ejercer el liderazgo que la sociedad les demanda en una situación tan compleja como la que atravesamos.

El transporte de mercancías por carretera, es protagonista de primera clase de ese tráfico económico por su indudable contribución al PIB, - alrededor del 3,1% - de nuestro país y por su incuestionable liderazgo en el transporte de mercancías, en España – constituye alrededor del 94% de las mercancías transportadas- . Si el transporte por carretera crece, es que la economía española está creciendo. El carácter estratégico que tiene, por la necesidad de sus servicios, por su capilaridad inasumible por otros medios de transporte, y por su indudable eficiencia y eficacia, lo sitúan a la cabeza de todos los modos de transporte. Además, también, es un sector comprometido con el medioambiente, de forma que los camiones que recorren nuestras carreteras están cada vez más perfeccionados, técnicamente, para que la emisión de gases contaminantes sea la mínima exigible.

Y ya, finalmente, también hay que hacer una especial mención al compromiso social de las empresas transportistas. Un compromiso social que se positiva en el número de trabajadores que, en las diferentes categorías profesionales de la empresas, prestan sus servicios en ellas, y que alcanza una cifra aproximada en España de 1.300.000 trabajadores, de los que alrededor de unos 10.000 pertenecen a nuestra provincia.

En resumen, el transporte de mercancías por carretera constituye, sin duda uno de los pilares básicos de nuestra economía nacional y, por supuesto, provincial, y un elemento vertebrador del tejido productivo de nuestro país. Y un sector, que no se puede olvidar que, además, ha demostrado, demuestra, y lo seguirá haciendo en el futuro, su compromiso y solidaridad con la sociedad.

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