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La crónica

Ambición sin gol

La falta de pegada lleva al Hércules a poner en peligro su participación en la promoción a falta de dos jornadas para la conclusión de la Liga regular

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Hubo ambición, intensidad, pero faltó el gol. Y sin gol no hay nada que hacer. El Hércules se complica la existencia sobre la línea de meta con una derrota injusta en un encuentro intenso, pero sin pólvora. La peligrosa caída llega ante un Espanyol B, que hizo buena con algo de fortuna la única acción que armó con cierto sentido en la segunda parte. Ese gol, anotado por Rafita en propia meta a falta de tres minutos para el final, martiriza a los alicantinos, obligados a ganar los dos encuentros que restan para colarse en la promoción de ascenso.

En esta ocasión no hubo falta de actitud, ni ausencia de intensidad: únicamente faltó pegada, algún golpe seco que respondiera a los continuos balones servidos desde la banda, generalmente desde la izquierda. Pudo darse el caso en una acción clara, con un centro bien servido por Chechu para el remate plácido de Fernando, pero el ariete andaluz fue empujado por un defensa por detrás en el momento de la suerte definitiva sin que el colegiado se decidiera a señalar el punto de penalti.

Fue el presagio de que la tarde no era para el Hércules, que tras una primera parte igualada, en la que Chema solo tuvo un apuro con un balón envenenado que despejó con ayuda del larguero, decidió cercar al Espanyol B en su feudo a base de empuje y ganas.

Manolo Herrero diseñó un plan nuevo en la Ciudad Deportiva Dani Jarque. El técnico dio entrada a Miñano como catalizador y sentó a David González. Paralelamente, buscó pelea por arriba dejando a Portillo en el banquillo y colocando a Fernando en su lugar.

El Hércules puso ardor en la batalla frente a un rival que tampoco escondió la pierna. La pelea fue pareja, sin ocasiones excesivamente claras en ninguna de ambas porterías durante el primer acto. La historia cambió tras el descanso. Sabedor de que el Huracán no podía con el Sant Andreu, circunstancia que dejaba abierta la puerta de la segunda plaza, el Hércules fijó más el tiro tras en la segunda parte.

Miñano manejó con solvencia por el centro del campo, donde le faltó algo más de compañía en la figura de Adri Cuevas, que avanza en su puesta a punto, pero no con la rapidez que demanda la competición. Sin embargo, el conjunto se sintió desnudo en ataque, a la intemperie. Las numerosas incursiones en el área nunca encontraron un remate. Hubo centros, una y otra vez, a la zona de definición, pero nunca aparece el hombre que empuje.

Con esa música se fue bailando casi todo el segundo acto. El Espanyol B se cuadró para minar la zona cercana al portero, achicando balones disparados desde los costados. El rival catalán, un equipo que desdeña elaborar el juego, que supedita su fútbol a la rapidez de jóvenes con zancada, se centró en no recibir ningún tortazo y se olvidó de Chema. Bien es cierto que fue el Hércules quien le obligó a recular quedándose con la pelota y buscando a Chechu o Casares, pero sin suerte en la definición. Así, al bloque de Herrero de nada le servía colarse una y otra vez.

La historia pudo cambiar con otra incursión en los minutos finales. Portillo, que acababa de entrar, enganchó un disparo repelido por el muro catalán en el área, el rechace quedó en las botas de Rafita, un especialista en recoger colillas sueltas por esa zona. Esta vez, sin embargo, el disparo con intención del lateral encontró una buena respuesta del guardameta Andrés, que evitó el 0-1 que hubiera cambiado la historia.

De ahí se pasó a lo peor. Y fue el propio Rafita, el mismo que segundos antes tuvo el triunfo en sus botas, quien en una acción desgraciada, vestida tras un centro raso, introdujo el balón en propia meta(0-1, m.87).

Sin argumentos, el filial perico se limitó a estirar el cuello una sola vez, suficiente para amargar al Hércules, al que no le queda otra que ganar los dos partidos que restan si no quiere quedarse fuera de la promoción de ascenso.

Si en otras ocasiones el Hércules se ha encontrado con puntos que no merecía, ayer fue golpeado con una derrota de manera injusta, frente a un filial que no hizo méritos para tanto botín. Pero así es el fútbol, un invento que no siempre casa con la aritmética, ciencia que ahora sí aclara que hay que sumar los 6 puntos que ofrecen los dos últimos partidos de la Liga regular.

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