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Pablo Íñiguez: «El Hércules y yo necesitamos dar un salto. Ojalá sea esta temporada»

El central blanquiazul pertenece al Reus pero la posible desaparición del club catalán le dejaría libre y Javier Portillo está atento para mover ficha llegado el caso

Pablo Íñiguez: «El Hércules y yo necesitamos dar un salto. Ojalá sea esta temporada»

¿Qué balance hace de la primera vuelta que finaliza este domingo con la visita al Baleares?

Ha sido muy buena, todos hubiéramos firmado estar a estas alturas con 9 victorias en 18 partidos. Hicimos un gran inicio y sí que es cierto que ya al final nos hemos frenado con alguna derrota fuera... Tenemos el liderato a cuatro puntos y vamos a pelear por todo en la segunda vuelta. No será fácil pero estamos todos muy ilusionados.

¿Tiene la sensación de que ha sido todo muy intenso?

Sí, en parte por la manera de ser del entrenador (Lluís Planagumà), que es una personal pasional y con una filosofía clara que se basa en que sintamos todos el club, en cada entrenamiento y en cada partido. Todo eso ha calado en la afición, la hemos contagiado y debemos seguir yendo de la mano en este 2019.

¿Cómo valora su aportación en estos 18 partidos?

Siempre se puede mejorar, no hay que conformarse nunca, pero la verdad es que casi siempre he tenido la confianza del entrenador y eso se agradece. Desde que llegué en verano tuve buenas sensaciones con el club, con la ciudad, los compañeros y también con Planagumà, al que ya conocía del Villarreal B.

Planagumà le dirigió en el filial del Villarreal hace seis años, ¿le nota cambiado?

Todos evolucionamos, nadie es la misma persona que hace seis años. Su manera de entender el juego es igual, es una persona pasional, muy exigente. Ahora tal vez está más calmado y es más cercano al jugador.

¿Le ha dado muchas vueltas a su mal despeje en Cuenca que al final le costó dos puntos al Hércules?

La verdad es que sí porque fastidió bastante perder esos dos puntos, pero el fallo forma parte del deporte y hay que estar preparado para cuando llegue y ser mentalmente fuerte de cabeza para pasar página. Intentaré que no se vuelva a repetir, a nadie le gusta fallar, y menos si le cuesta puntos al equipo.

Usted tiene 24 años pero ya ha aprendido que el fútbol no es un camino de rosas. Debutó en Primera con 19 años, pero ahora necesita relanzar otra vez su carrera desde Segunda B...

Sí. Llegué a convivir con el primer equipo del Villarreal muy pronto, debuté en Primera joven y pasé por todas las categorías inferiores de la selección española, pero después tuve varias cesiones a Segunda (Rayo y Girona) que no fueron bien por distintas lesiones. El pasado verano decidí que había llegado un punto en el que tenía que ser importante sí o sí en un equipo, debía elegir bien el sitio y cuando salió la oportunidad del Hércules me gustó desde el primer momento. Tanto el Hércules como yo necesitamos dar un paso adelante y ojalá sea este el año.

¿Sufrió lesiones graves?

No especialmente, pero sí se complicaron. Tuve que parar seis meses por el pubis, luego en el Rayo tuve un problema en el «isquio» justo antes de empezar la Liga y después me costó mucho engancharme... Han sido lesiones muy inoportunas, en momentos puntuales que me han mermado.

Aquí en el Hércules le ha pasado también un poco de todo por la piedra en el riñón, el golpe con el aspersor de Cornellà, la agresión de Sabadell...

Pues sí, la verdad. Lo de la piedra fue un buen susto por lo inesperado, a mitad de noche me desperté con un dolor muy fuerte y me tuvieron que llevar al hospital... Lo de Cornellà y Sabadell fueron lances del juego en los que pudo pasar una desgracia sinceramente.

¿En cuál de los dos se asustó más?

En Sabadell sin ninguna duda (fue agredido por un delantero con un cabezazo). Lo de Cornellà fue un golpe en el costado muy fuerte con un aspersor pero pude seguir jugando pese al dolor. Sí que es cierto que después me pasó factura porque no podía moverme bien, apoyaba mal y eso me generó molestias y tuve que parar. Pero en Sabadell me asusté de verdad. Aguanté en el campo los pocos minutos que quedaban pero fue un error porque tenía un dolor muy fuerte en el cuello y si hubiera ido de cabeza a por un balón no sé que podía haber pasado. Luego en el vestuario me quedé grogui, lo veía todo negro y no escuchaba nada. Después en el hospital descartaron algo serio y ya está, prefiero ni recordar aquello porque lo pasé mal.

El Hércules tiene este año más competencia que nunca porque los cuatro centrales son de nivel parecido...

Sí, sin duda, somos todos diferentes y puede jugar cualquiera, de hecho hemos tenido todos minutos, eso es bueno para que nadie se relaje. En la plantilla hay prácticamente dos jugadores por puesto pero en los centrales la competencia es aún mayor.

Volviendo a su etapa en el Villarreal y en la selección, ¿qué compañeros le impactaron más?

Tuve la suerte de compartir vestuario con jugadores de primer nivel, pero para mí los referentes fueron Mateo Musacchio y Bruno Soriano. Musacchio porque jugaba en mi posición, me fijaba mucho en él y es un central impresionante, lo está demostrando ahora en el Milán. Y Soriano tiene nivel top en mi opinión, podía haber jugado en el equipo que hubiera querido, pero se quedó en el Villarreal por amor al club, es su buque insignia.

¿Le preocupa la situación del Reus, club al que pertenece y que está al borde de la desaparición?

Por supuesto, hablo diariamente con mis representantes del tema. No sólo me queda otra temporada más de contrato con ellos, sino que parte de mi sueldo de esta temporada lo percibo del Reus y aún no me han pagado nada. Me sabe muy mal todo lo que están sufriendo los compañeros y ojalá haya una solución definitiva, para bien o para mal, pero es además una locura recibir informaciones contradictorias constantemente por la prensa. Si el club desaparece quedaré libre.

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