La furia, cuando se desata, es incontenible. No escucha, no oye. La ira, cuando explota, tiende a expandirse y propaga su onda expansiva a una velocidad de vértigo. Si los diques de contención previstos por la normativa de seguridad no funcionan porque no existen o porque no están asistidos, entonces no hay vuelta atrás.

El Rico Pérez sufrió ayer su episodio más grave en años, probablemente en una década. De no haber sido por las Fuerzas de Seguridad, estatales y locales, se podía haber vivido una tragedia porque cuando la indignación colectiva rebosa el límite, la cordura y los modales desaparecen y emerge la rabia con toda su crudeza. El único antídoto para reconducir (o postergar) el divorcio creciente entre la propiedad del equipo y la mayor parte de los aficionados que aún acuden el estadio son los resultados. Todo lo que no sea ganar, aviva un fuego que amenaza con engullirlo todo, con reducir un siglo de historia a cenizas.

Minutos antes del suceso, Carlos Parodi intervino para que Valentín Botella recuperara su asiento tras encararse con el público

El centenar de seguidores que se apostó en la Puerta Cero antes del arranque del partido para increpar al dueño fue el aviso de lo que ocurrió después, cuando Alpha Bagayoko, sin oposición, aprovechó el agujero de la defensa transparente del Hércules para subir el 0-3 al marcador. En ese instante, mientras el maliense se abrazaba con sus compañeros (algo que hasta la fecha solo habían hecho 5 veces en 11 jornadas), un sector de la grada decidió llevar su hartazgo hasta el mismo palco de autoridades.

El tumulto atrapó a los familiares y parejas de los jugadores en la tribuna, viviéndose momentos muy tensos

Atravesaron el fondo sur, saltaron la valla de acceso a tribuna y se apostaron en el límite que separa los asientos cubiertos de los que están repartidos en la zona noble. Desde allí, frente la barrera policial, profirieron cánticos contra la administración de la entidad e insultos dirigidos en exclusiva a los responsables de la misma, encarnados en las figuras de Carlos Parodi y Valentín Botella en representación de Enrique Ortiz, que hace semanas decidió no estar presente en el estadio para rebajar un conflicto que se encona más y más a medida que se suceden las derrotas.

Así ha sido la actuación de los agentes ante el intento de varios aficionados de increpar a la directiva

Así ha sido la actuación de los agentes ante el intento de varios aficionados de increpar a la directiva INFORMACIÓN

El tumulto alcanzó su cénit cuando en mitad de la protesta, alguien encendió una traca de baja intensidad que provocó instantes de perplejidad y, sobre todo, una imagen desalentadora con los menores presentes en la zona llorando asustados por el ruido y el griterío, que no fue a más porque los agentes llegaron a tiempo de acordonar el perímetro del palco tras solicitar refuerzos con una rápida maniobra de posicionamiento. El altercado entre el vicepresidente blanquiazul y algunos aficionados que le increpaban directamente –y que ayudó a destensar el ahora presidente–, fue lo que activó minutos antes la movilización policial urgente.

El disparo de una traca, los insultos y la caída de objetos provocó el llanto de los menores presentes en esa grada

Los familiares de los futbolistas y sus parejas quedaron varados en el área de tribuna más cercana a la zona noble tomada por los seguidores más díscolos en mitad del desconcierto y el desagravio general, cruzando en algunos casos reproches airados con los protestantes debido al nerviosismo desatado justo después de la explosión de los petardos, que finalmente quedó en nada cuando se desvaneció el humo de la pólvora.

Momentos de tensión en el límite entre la tribuna y el palco del José Rico Pérez. Alex Dominguez

Abajo, en el césped, rendidos a su inoperancia, con uno menos por la expulsión de Truyols a raíz de la falta flagrante (e insensata) que dio pie al 0-1, los futbolistas blanquiazules aún tuvieron tiempo de encajar otro tanto, el cuarto, el que firmó Agüero en el minuto 61. En ese punto, una parte del público prefirió abandonar el estadio precipitadamente para evitar verse involucrado en nuevos incidentes porque, cuando se sofocó la protesta —sin identificaciones ni detenidos—, el partido estaba visto para sentencia. 

La policía toma posiciones mientras los seguidores se agolpan en la Puerta Cero tras el partido. Alex Dominguez

Más quejas a la salida

Quienes aguantaron hasta el final, lo hicieron para escenificar su enfado ironizando con lo que sucedía sobre el césped a medio resembrar del Rico Pérez y para elevar los decibelios de su desdén con la gestión y los gestores, pero desde su butaca. Cuando los policías advirtieron a los presentes aglutinados detrás de las vallas de seguridad de que ninguno de los responsables de la mala marcha del proyecto blanquiazul iba a abandonar el estadio mientras siguieran allí, la calle se fue despejando poco a poco.

58

La afición del Hércules estalla tras la derrota frente al Lleida Alex Domínguez

Tras el pitido final, más de 300 personas se desplegaron enfrente del patio de caballos, acordonado antes, para dejar patente su cabreo y su disconformidad con la dirección de un club que, con esta derrota, la tercera seguida y la cuarta en los últimos cinco partidos, incluido el de Copa, cae a puesto de descenso a Tercera RFEF después de 12 jornadas.

El error en cadena que desembocó en el 0-1 a los 10 minutos de juego, abatió al equipo de Ángel Rodríguez, que ya no levantó cabeza hasta el final. La montonera de fracasos, desastres y fiascos deportivos es tal desde hace diez años que resultan indistinguibles. Pero peor que describir la historia es no querer darse cuenta de que por este camino, si nada cambia, lo que habrá que lamentar en el futuro no será un mal resultado.