Elecciones

Paraguay decide en las urnas si pone fin a la hegemonía del conservador partido Colorado

La contienda electoral dilucidará si Santiago Peña permanecerá en el poder o se impondrá el candidato de la alianza de centro izquierda, Efraín Alegre

Simpatizantes participan en el acto de cierre de campaña del candidato a la presidencia de Paraguay del Partido Colorado, Santiago Peña.

Simpatizantes participan en el acto de cierre de campaña del candidato a la presidencia de Paraguay del Partido Colorado, Santiago Peña. / EFE

"En las cartas ninguno de los dos se ve como un pleno ganador", dijo el vidente Diego Parra, consultado por el diario 'ABC', de Asunción. Astrólogos televisivos y encuestadores parecen coincidir. Las elecciones presidenciales en Paraguay son tan reñidas que nadie se atreve a anticipar si el casi eterno partido Colorado, con Santiago Peña como candidato, permanecerá en el poder, o se impondrá el candidato de la alianza de centroizquierda, Efraín Alegre.

Este domingo se eligen también 17 gobernadores, 45 senadores y 80 diputados. Pero todas las miradas están puestas en la pelea mayor por el Ejecutivo. Unos apelan a la continuidad del 'coloradismo', en el poder desde 1954, y con una breve interrupción entre 2008 y 2012, resuelta con una conjura contra el exobispo devenido presidente, Fernando Lugo. Los otros, al Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), al que pertenece Alegre, seguidores de Lugo y representantes de decenas de organizaciones, enarbolan la bandera del cambio.

Paraguay ha experimentado un fuerte crecimiento económico sobre la base de las exportaciones agrícolas, al ritmo trepidante de la deforestación. La energía hidroeléctrica es otro de los factores de esa aumento que permitió reducir en 20 puntos una pobreza que sigue azotando a un cuarto de su población. La fuerte desigualdad social es, no obstante, el sello distintivo de un país que padeció 35 años de dictadura con el general Alfredo Stroessner (1954-89), y cuyo proceso de democratización ha sido lento y complejo.

"A la tercera, va la vencida", dice Alegre, exministro de Obras Públicas de Lugo, sobre su nuevo intento de desplazar al oficialismo de la presidencia. En 2013, obtuvo el 37% de los votos. Cinco años atrás llegó al 43,04%. Los sondeos le dan una ventaja mínima sobre su principal rival. Alrededor de Alegre creen que esta vez se han dado las condiciones para la victoria en las urnas. "Nunca me voy a rendir, estoy seguro que los paraguayos y las paraguayas, nos merecemos un país solidario, con desarrollo y justicia social", dijo el abanderado de la Concertación para un Nuevo Paraguay. Su suerte está en parte atada al comportamiento de los electores más inclinados a la izquierda y que dudaban en respaldarlo o seguir a Jorge Querey, cuarto en las encuestas.

Los desafíos del oficialismo

El exsenador Paraguayo 'Payo' Cubas se encuentra tercero en las preferencias, con un 14%. Su populismo conservador puede sacarle votantes a Peña. "Yo sigo viendo todo de rojo", señaló la tarotista Mae Nelly de Xango, y descartó un horizonte de peligros. La Alianza Nacional Republicana (ANR), el nombre oficial de los 'colorados' parece formar parte de naturaleza inmutable. El derrocamiento de Stroessner, en febrero de 1989, tuvo algo de pantomima. El golpe lo llevo a cabo su consuegro y mano derecha, el general Andrés Rodríguez, no solo oficialista sino corrupto hasta la médula. Una vez le preguntaron sobre el origen de su cuantiosa fortuna y respondió "el ahorro".

El deseo de que todo quede en familia se ha vuelto a constatar con el actual mandatario, Mario Abdo, hijo del secretario privado de Stroessner. Hace 17 años que murió en Brasil aquel general profundamente anticomunista. Su apellido ya no suscita las controversias de antaño. El 'colorado' de la discordia es actualmente Horacio Cartés, quien gobernó entre 2013 y de 2018 y en principio solo era asociado con el contrabando de cigarrillos. El departamento del Tesoro de Estados Unidos lo sancionó en enero pasado por considerarlo responsable de la "corrupción rampante que socava las instituciones democráticas" paraguayas, así como de tener vínculos con Hezbolá.

Peña fue ministro de Hacienda de Cartés, de quien también se sospecha haber tenido relaciones con el crimen organizado, especialmente el narcotráfico. Alegre no ha dejado de recordar que Cartes y su delfín son caras de una misma moneda de la ilegalidad que ha significado "lavado de dinero, contrabando y narcotráfico".

El candidato oficial se ha visto en más de un aprieto cuando invocan el nombre del expresidente y su prontuario. Por eso ha preferido presentarse ante todo como un defensor de la familia y las tradiciones católicas. Ante la posibilidad de que la justicia norteamericana pida la extradición de su padrino político, Peña dijo que será "respetuoso de la Constitución y las leyes paraguayas".

La proyección internacional

La influencia de Brasil en Paraguay es reconocible en lo político como en las zonas oscuras que comparten. El grupo narco Primer Comando Conjunto (PCC), de origen paulista, se ha hecho fuerte al otro lado de la frontera. Alegre no ha dejado de señalar la necesidad de un abordaje conjunto de un problema de mayor alcance. Si gana la Concertación, buscará también mejorar las relaciones de ese país con Argentina, donde se estima que viven dos millones de paraguayos.

El gran desafío internacional de Paraguay, gane quien gane, tiene que ver con Taiwán. Stroessner estableció fuertes vínculos con la isla hasta el punto de que en Asunción se levanta una estatua de Chiang Kai-shek. El peso económico de China en la región ha convertido a ese monumento en algo más que una excentricidad. Alegre se ha planteado con mayor insistencia establecer lazos con Pekin: "No podemos renunciar a uno de los mercados más grandes del mundo". 

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