Relaciones

China pide a Estados Unidos que acompañe con hechos lo acordado durante la visita de Blinken

“Es hora de medir otra vez la credibilidad de Estados Unidos”, titula su editorial el medio nacionalista Global Times

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, en la Conferencia Internacional de Seguridad de Múnich

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, en la Conferencia Internacional de Seguridad de Múnich / MARK J. SULLIVAN/ZUMA PRESS WIRE / DPA - ARCHIVO

Adrián Foncillas

"Falta que Estados Unidos acompañe de hechos sus palabras", dice esta mañana la prensa de China. Persisten las suspicacias y hay más medida satisfacción que desbordante entusiasmo, muy lejos el tono de aquel optimismo con el que saludaban nuevos amaneceres en las relaciones tras otras cumbres. Hace tiempo que se asentó en Pekín el realismo, se asumieron las fricciones con Estados Unidos como estructurales y se pusieron todas las esperanzas en pactar unas mínimas reglas de juego. Si no se ha conseguido, opina China, es por Washington, a quien se le presenta otra oportunidad tras el maratón diplomático de su secretario de Estado, Antony Blinken, en Pekín.

“Es hora de medir otra vez la credibilidad de Estados Unidos”, titula su editorial el medio nacionalista Global Times. “Las acciones leales sobre los acuerdos medirán la sinceridad de Estados Unidos”, titula el suyo el diario China Daily. Asegura el primero que China explicó con claridad y paciencia durante las más de doce horas de reuniones las causas de las tensiones y cómo resolverlas. “China carece de intenciones oscuras hacia Estados Unidos (…) Si esta aún mantiene sus malinterpretaciones sobre las intenciones estratégicas de China, sólo podremos asumir que es ignorante de forma deliberada”, sienta.

La prensa certifica los brotes bordes: la audiencia presidencial no planeada a Blinken que confirió más empaque a la cumbre, la ratificación de los “cinco noes” acordados en Bali por los que Washington se compromete a respetar el auge de China y la mutua actitud constructiva que resume la manoseada fórmula de las conversaciones “sinceras, profundas y productivas”. “China y Estados Unidos han dado un paso adelante pero aún es insuficiente. La clave reside en los próximos pasos. No es necesario aclarar que aún existen diferencias en muchos asuntos (…) Esperamos que Blinken comparta la información recibida en Pekín de forma objetiva, se genere un nuevo clima para estabilizar las relaciones y nunca más tengamos la impresión de que Estados Unidos dice una cosa y hace la contraria”, pide el matutino.

Administración Trump

Las tensiones entre las superpotencias se desbordaron sin remedio en los últimos años de la administración Trump. El diálogo había desaparecido cuando Joe Biden alcanzó la Casa Blanca y Pekín bendijo el regreso de la diplomacia ortodoxa y la reapertura de los canales de comunicación. Media docena de veces han hablado Biden y Xi pero la frecuencia no ha aceitado la sintonía y ha sumido a Pekín en la frustración. La mayor crisis, provocada por el viaje de un alto funcionario estadounidense a Taiwán, llegó cuatro días después de una charla presidencial en la que Xi repitió que la isla era clave para el entendimiento.

El líder chino culpó meses atrás a Estados Unidos de liderar una camarilla en Occidente que pretende detener el progreso de su país a pesar de la insistencia con la que la Casa Blanca dice respetarlo. “Las acciones de Estados Unidos han dado a China, y también al resto del mundo al que Washington impone una elección entre ellos o nosotros, la impresión opuesta”, afirma hoy un editorial del diario China Daily. No escasean en los discursos oficiales las alusiones al cinismo estadounidense ni a su mentalidad de guerra fría.

También asumió Blinken al final de su misión que el camino es pedregoso y que “hay muchos asuntos en los que disentimos de forma vehemente” pero confió en que las vías de comunicación resuelvan los conflictos más inquietantes. El mandatario estadounidense espantó definitivamente el fantasma del desacople económico que defendía el sector más hostil. “Sería un desastre”, concedió Blinken, aludiendo a los 700 mil millones de dólares de comercio bilateral del pasado año.