Las secuelas del terremoto

Marruecos apura para rescatar supervivientes mientras entierra a los suyos entre los escombros

En el pueblo de Ouirgane los bomberos y militares han trabajado todo el día para sacar escombros e intentar localizar a una mujer que quedó sepultada en su casa

Destrozos en las localidades de Moulay Brahim y Ouirgane tras el terremoto del pasado viernes, 8 de septiembre.

Destrozos en las localidades de Moulay Brahim y Ouirgane tras el terremoto del pasado viernes, 8 de septiembre.

Marc Ferrà

Marruecos sigue en duelo a la vez que redobla los esfuerzos para intentar localizar a supervivientes. También para ayudar a las 300.000 personas que han perdido sus casas y duermen a la intemperie. El terremoto de grado 7 que el viernes golpeo el centro del país ha dejado localidades destrozadas y carreteras cortadas. Este domingo también ha empezado a llegar ayuda internacional sobre el terreno. Hasta el momento han muerto 2.122 personas y hay 2.421heridos, según el último recuento del Ministerio de Interior .

En el pueblo de Ouirgane los bomberos y militares han trabajado todo el día para sacar escombros e intentar localizar a una mujer que quedó sepultada en su casa. Lo hacen con herramientas manuales y con la fuerza de muchos, lograban romper y sacar partes del muro de la casa que se había derribado. En ese derrumbe murieron cuatro personas que ya lograron sacar. Los vecinos y familiares también acompañaban y observaban en silencio el trabajo de los operarios. Entre ellos, Hassan, que relata que el terremoto le ha arrebatado los ocho miembros de su familia. Un drama que se repite en cada pueblo que rodea el epicentro.

Consecuencias del terremoto en Marruecos.

Consecuencias del terremoto en Marruecos. / MARC FERRÀ

Brahim, junto con otros ocho vecinos han pasado la mañana cavando cuatro tumbas para enterrar a fallecidos del terremoto en el pequeño cementerio del pueblo Moulay Brahim. Explica que dos son para una madre y su hija de seis años. Este hombre, albañil de profesión, ya ayudó el sábado a enterrar a otras víctimas. En este pueblecito murieron unas treinta personas y hay cuarenta heridos. Brahim muestra su casa desde la distancia y explica que la mitad esta derrumbada y que prefieren dormir en el exterior como la mayoría de gente del pueblo. Las viviendas que todavía continuan en pie están llenas de grietas y muchos tienen miedo que puedan colapsar

Enterrar entre escombros

Algunas de las estrechas calles de esta población estan cortadas por los escombros. “Hay muchos heridos y muertos”, lamenta Mustapha. Explica que por ahora tienen comida y agua, pero no para los niños pequeños, tampoco tienen leche. En la parte de detrás de su casa muetra decenas de garrafas acumuladas, “con otras personas del pueblo estamos almacenando todo lo que tenemos”, explica, entre todos lo van racionando. En el exterior, bajo una carpa improvisada, decenas de vecinos desayunan después de pasar una noche más al raso a una temperatura de 13 grados. 

Las carreteras que sortean los valles y laderas de esta región se encuentran todavía llenas de rocas y desprendimientos de tierra, también árboles caídos. Todavía hay vías que continuan bloqueadas y pueblos aíslados, especialmente en los puntos más cercanos del epicentro, la ruta para ir a este punto estaba colapsada por coches y camiones. Durante toda la jornada se han escuchado helicopteros y ambulancias moverse de un lugar a otro. En el pueblo de Azni los militares estaban acabando de montar un hospital de campaña, aunque todavía no estaba operativo. 

La solidaridad también empieza a llegar a los zonas afectadas de muchos puntos del país, personas que se han organizado para recoger alimentos y productos básicos y con sus coches los estan transportando a los pueblos sin recursos. Marruecos ha permitido a partir de este domingo la ayuda humanitaria.

El centro del pueblo de Amizmiz, de 20.000 habitantes, ha quedado completamente destrozado, las calles estan llenas de escombros y todos los vecinos han abandonado sus casas. También por miedo. “Mi casa no se derrumbó pero mi madre murió por la nube de polvo que se levantó durante el terremoto, se ahogó”, lamenta Brahim mientras pasea por las calles para mostrar los desperfectos. Un vecino se para para abrazarlo y darle el pésame. Explica que todos salieron corriendo y que el ruido fue muy fuerte. 

A media tarde los bomberos llegaron al pueblo después del aviso de varios vecinos para buscar a tres hombres desaparecidos bajo los escombros de un café. Tras dos horas de trabajo y con ayuda de los perros lograron sacar el cuerpo sin vida de uno de ellos.

En el exterior se acumulaba la gente que esperaba en silencio. Pocas horas después y cuando empezaba a anochecer, en la salida del pueblo decenas de vecinos afrontan la tercera noche a la intemperie en improvisadas tiendas de campaña de sábanas y mantas. Tienen lo justo para cocinar, pero nada más. Tampoco luz ni electricidad. Han perdido sus casas y ahora no saben que van a hacer.

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