Reincidencia criminal

El miedo se extiende en Rusia ante el retorno de los presos reclutados por Wagner

Wagner empezó a conceder la libertad a sus mercenarios en enero de este mismo año, después de haber reclutado a cerca de 50.000 reclusos en las cárceles rusas, según la cifra aportada por su fundador, Yevgueni Prigozhin, antes de morir

Soldados en la guerra de Ucrania.

Soldados en la guerra de Ucrania. / Reuters

Ricardo Mir de Francia

El pequeño pueblo de Derevyannoye, situado en la Carelia rusa, la región que Stalin le arrebató a Finlandia durante la Segunda Guerra Mundial, se levantó sobresaltado a principios de agosto. Dos casas de campo de la localidad amanecieron calcinadas. Las autoridades encontraron dentro los cadáveres de cinco varones y una mujer, todos ellos brutalmente asesinados a cuchilladas antes de arder en el incendio. Horas después la policía arrestó a dos expresidiarios que estaban "extremadamente borrachos" cuando fueron detenidos, según informó Karelia News. Uno de ellos, Igor Sofonov, de 37 años, acababa de regresar de la guerra en Ucrania tras haber sido reclutado en prisión por el grupo de mercenarios Wagner y herido en combate. Había vuelto a casa tan limpio como los váteres del Kremlin, con sus penas por robo, drogas e intento de asesinato conmutadas por sus servicios a la nación.

El caso de Sofonov es extraordinario por la magnitud de sus crímenes. Pero no lo es tanto por su naturaleza ni por el perfil del agresor. Miles de criminales reclutados por Wagner en las cárceles rusas para luchar en Ucrania han regresado a casa tras cumplir sus contratos con la milicia paramilitar. En algunos casos, tras ser personalmente indultados por el presidente Vladímir Putin. Y algunos de ellos, no han tardado en volver a las andadas, ajustando viejas cuentas o cometiendo nuevos delitos, a menudo con extrema violencia. No hay estadísticas fiables de cuántos de los retornados han reincidido, pero en la crónica negra de la prensa rusa no dejan de aflorar nuevos casos. Asesinatosviolacionespedofiliarobotráfico de drogas… El Ministerio de Defensa británico ya lo advirtió en marzo: "La repentina afluencia de delincuentes, a menudo violentos y con una experiencia bélica traumática, presentará muy probablemente un serio desafío para la sociedad rusa".

Wagner empezó a conceder la libertad a sus mercenarios en enero de este mismo año, después de haber reclutado a cerca de 50.000 reclusos en las cárceles rusas, según la cifra aportada antes de morir por su fundador, Yevgueni Prigozhin, unos números similares a los que manejan las organizaciones de derechos penitenciarios. Los contratos con la milicia concedían a los presos la posibilidad de recobrar la libertad sin tener que cumplir el resto de sus penas si sobrevivían a seis meses de guerra en Ucrania. De aquella primera remesa, algunos fueron personalmente condecorados por Putin, otros formalmente indultados vía decreto presidencial. De ser unos apestados sociales encerrados a largas condenas, pasaron a ser héroes de la nación.

Crímenes brutales

En junio, solo unas semanas antes de amotinarse contra el Kremlin y escribir su sentencia de muerte, que llegaría a finales de agosto en un accidente aéreo con tintes de vendetta, Prigozhin dijo que 32.000 mercenarios de Wagner habían cumplido ya sus obligaciones contractuales. Y menos de un 1%, añadió sin que se haya podido verificar, habían vuelto a delinquir. "No os emborrachéis, ni os droguéis ni violéis a las mujeres. La policía debe trataros con respeto", dijo Prigozhin a sus mercenarios en una de aquellas despedidas. 

"De momento solo tenemos información limitada al respecto. En la prensa hay noticias sobre homicidios, robos o acoso por parte de expresidiarios de Wagner que han regresado a Rusia, pero es pronto para saber cuántos reinciden", asegura la analista de la Rand Corporation, Molly Dunigan, especialista en milicias privadas. Esos casos han ido populando la prensa local rusa. En la región de Kirov un exmercenario de 28 años fue arrestado por matar presuntamente a puñaladas a una mujer de 85 años. En Kaliningrado, la víctima fue una niña de ocho años, agredida sexualmente tras ser arrebatada a su madre. En Krasnodar tres individuos mataron a una pareja que pidió ayuda tras sufrir un accidente en carretera. La mujer apareció enterrada y el hombre quemado en su vehículo. Uno de los presuntos asesinos se llama Demyan Kevorkyan y cumplía 18 años de condena antes de que Wagner se lo llevara al frente y más tarde lo liberara. 

Cartas de los vecinos a las autoridades

La liberación de miles de delincuentes bregados en Ucrania ha puesto en guardia a algunas comunidades rusas. Algunas han enviado peticiones a las autoridades pidiendo que se revoque la libertad de ciertos individuos. "Una de ellas decía que el delincuente había aterrorizado en el pasado a todo el pueblo pasando varias veces por la cárcel. Según todas las versiones, es un individuo incontrolable y tiene graves problemas mentales. Los vecinos temen por sus vidas", le dijo a la revista 'Caravanserai' Olga Romanova, fundadora de Rusia tras los barrotes, una organización de derechos penitenciarios. Particularmente difícil es la situación de las familias de los mercenarios que fueron a la cárcel por crímenes machistas. 

"Hemos estado recibiendo muchísimos mensajes de gente que tiene miedo, especialmente en las regiones", le dijo a 'The Guardian' la activista rusa de los derechos de las mujeres, Alyona Popova. "Saben que si los hombres que los atormentaron regresan de la guerra y vuelven a abusar de ellas o incluso matarlas, la policía no hará nada porque estos hombre ya no son vistos como violadores o asesinos sino como héroes". 

Wagner dejó de reclutar mercenarios en las cárceles antes de la muerte de Progozhin, pero la práctica no ha cesado. Ahora es el Ministerio de Defensa el que está directamente alistando carne de cañón en las prisiones, después de que el Parlamento diera validez legal a tales reclutamientos. Les ofrece contratos de 18 meses y, según Romanova, unos 14.000 habrían engrosado las filas del ejército regular hasta el mes de junio.

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