Visita del papa a Francia

El papa Francisco reprocha a los gobiernos europeos "la tumba de la dignidad" del Mediterráneo

El pontífice celebra una misa multitudinaria en el estadio Velódromo en Marsella, con la presencia del presidente francés, Emmanuel Macron

El papa Francisco, en Marsella, junto a Emmanuel Macron.

El papa Francisco, en Marsella, junto a Emmanuel Macron. / EFE

Enric Bonet

Tirón de orejas del papa Francisco al Gobierno de Emmanuel Macron, así como el resto de Ejecutivos europeos que apuestan por la mano dura con los migrantes. El pontífice argentino ha insistido este sábado en pedir “una mayor responsabilidad” en el trato que dan a las personas que afrontan la peligrosa travesía del Mediterráneo. “Hay un grito de dolor que suena cada vez más que cualquier otro y que transforma el Mare Nostrum en Mare Mortum. El Mediterráneo, cuna de las civilizaciones, se ha convertido en una tumba de la dignidad”, ha criticado durante el segundo día de su visita en Marsella.

El desplazamiento de Francisco a la segunda ciudad de Francia ha tenido un claro acento político. Después de que el pontífice argentino denunciara el viernes el “fanatismo de la indiferencia” durante un homenaje en un memorial de migrantes ahogados en el Mediterráneo, ha reafirmado este sábado este mensaje de humanidad, que contrasta con la dureza con que el Gobierno italiano de la ultraderechista Giorgia Meloni, pero también el francés de Macron, quieren tratar a los miles de migrantes llegados recientemente a la isla italiana de Lampedusa.

"Trágico rechazo de la vida humana" de los migrantes

La visita del papa ha tenido lugar apenas una semana después de que más de 8.000 migrantes llegaran a Lampedusa y que quedaran desbordados los servicios de acogida de la pequeña isla italiana. El Ejecutivo francés aseguró esta semana que no acogería a los migrantes de Lampedusa y reforzó los controles en la frontera entre Francia e Italia, mientras que el italiano de Meloni pretende exigir una fianza de 5.000 euros a aquellos extranjeros que les denegaron el asilo si no quieren que los encierren en un centro de retención para migrantes (el equivalente de un CIE).

Ante esta derechización de los gobiernos europeos y una parte de sus opiniones públicas respecto a la cuestión migratoria, el pontífice ha multiplicado sus mensajes pro-migrantes en Marsella. Durante una misa multitudinaria en el estadio Velódromo —la catedral futbolística del Olympique de Marsella (OM)—, Francisco ha denunciado “el trágico rechazo de la vida humana, que representan actualmente numerosas personas que emigran”. Ante unas 60.000 personas, el papa ha sido aclamado como una estrella del rock o como si fuera el fichaje estrella del OM. Miles de fieles y curiosos —orgullosos de que eligiera Marsella en su segunda visita en Francia, la primera tuvo lugar en 2014 en Estrasburgo— también lo han acompañado durante su paso por la soleada avenida del Prado con el papamóvil.

Reunión con el presidente Macron

El presidente Macron también ha asistido a la misa en el Velódromo. Esta participación generó cierta polémica en el país vecino, debido a la estricta visión sobre la laicidad del Estado francés, que algunos sectores consideran que se articula con una geometría variable: más exigente con las religiones minoritarias, como la musulmana, y con más manga ancha con el catolicismo. De hecho, el mismo papa ha criticado este modelo de integración galo en un acto por la mañana en el Palacio del Pharo. Este “no tiene en cuenta las diferencias y se mantiene rígido en sus paradigmas, (…) aumentando las distancias y provocando guetos”, ha afirmado durante el acto de conclusión de los Encuentros Mediterráneos.

Francisco y Macron se reunieron al mediodía en el Palacio del Pharo. Un encuentro en que discutieron sobre la cuestión migratoria y la eutanasia, a la que el papa se opone con claridad. A pesar de tratarse oficialmente de una “visita religiosa”, la política ha tenido un gran peso en el paso del pontífice por Marsella. Y Fransciso no se ha mordido la lengua.

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