Los plenos maratonianos de Calp son historia. Ayer, en el primer pleno del año, se puso en marcha la fórmula del cronómetro. El alcalde controlaba las intervenciones y los tiempos. Los portavoces podían tomar primero la palabra durante tres minutos y luego, en el segundo turno, intervenir durante otros dos. En varias ocasiones agotaron la cuenta atrás. Entonces aparecían dígitos en rojo. La broma era obligada: en un ayuntamiento tan asfixiado económicamente como el de Calp hasta en los plenos surgen los números rojos. Eso sí, se ganó en fluidez y los ediles se dejaron de circunloquios y fueron al grano.