Los microplásticos están ahogando las playas españolas. No hay una zona de costa en todo el territorio nacional que se libre este tipo de contaminación. Sin embargo, existen algunos puntos negros donde la acumulación de estas partículas se ha transformado en un problema mucho más serio.

Los microplásticos son uno de los factores de contaminación marina más extendidos del mundo. Estas pequeñas partículas entran en los océanos, en los suelos agrícolas y hasta en el aire que respiramos con formas muy diversas (fragmentos o pellets, fibras y espuma de poliestireno o nanopartículas).

La Pineda, en Tarragona, es una de las costas más contaminadas de Europa y su playa sería la más afectada por este problema en todo el continente. En ella se acumulan cada día miles de pellets, unas pequeñas microperlas con forma de lente de menos de 5 milímetros de diámetro y con distintos colores.

Los pellets de plástico (materia prima a granel para fabricar objetos de este material) son la segunda fuente más importante de contaminación de microplásticos primarios en el mundo, como confirma el estudio Breaking the plastic wave de Pew Environment, que estima en 10.000 millones la cantidad de pellets que cada año acaban en el mar.

Pellets de plástico recogidos en una playa GEN-GOB

Según el informe publicado por Surfrider Foundation Europe, en nombre de la alianza Rethink Plastic, la de Pineda es uno de los cinco casos recientes de contaminación industrial por pellets de plásticos en diferentes países europeos. Los otros cuatro fueron un derrame en el norte de Francia, un accidente en el Mar del Norte (que afectó a Noruega, Suecia y Dinamarca) y la contaminación continua de las plantas de producción y procesamiento de pellets de Amberes (Bélgica) y Rotterdam (Países Bajos).

Tarragona y Barcelona concentran el 70% de la industria productora de plástico de España. Según datos de la Asociación Empresarial Química de Tarragona, en 2017 se produjeron 19,3 toneladas métricas de plástico en Tarragona.

“La contaminación por pellets en la zona es recurrente y constante. En febrero de 2019 se estimó que podía haber hasta 90 millones de estos microplásticos en la playa de La Pineda”, subrayan en el estudio. Pero no es la única playa afectada de la zona. A finales de 2018 se produjo un derrame de vertido en este mismo punto que generó entre 30 y 90 millones de pellets por metro cuadrado, según Good Karma Projects. Posteriormente, en julio de 2019 se encontraron restos de aquel vertido en la playa del Miracle, Playa Larga y en l’Arrabassada, en la misma provincia.

En general, el Mediterráneo es una de las zonas más proclives a la llegada de estas pequeñas trazas de plástico, porque se trata de un mar semicerrado. Y esos vertidos que se generan en las costas catalanas acaban expandiéndose por toda la zona.

Llegan hasta las islas

En las Islas Baleares, por ejemplo, se han encontrado grandes acumulaciones de estos microplásticos en las playas de orientación norte, como la de Sóller en Mallorca, o Cavalleria y Cala Pilar, en Menorca. Esto sucede porque el viento dominante es el mistral, que sopla desde la tierra hacia el mar y facilita la conexión entre Tarragona y las islas.

Y como archipiélago totalmente rodeado de mar, Canarias también está afectada por este tipo de contaminación. En las Islas, de momento, los científicos solo han hallado cuatro playas en las Islas que puedan considerarse puntos negros de llegada de grandes microplásticos. Todas ellas se encuentran en una orientación norte o noreste, lo que permite constatar que la vulnerabilidad está ligada directamente a la dirección que tome el viento y la fuerza del oleaje.

Microplásticos Pixabay

En este listado se encuentran Famara (Lanzarote), la Playa del Ámbar (La Graciosa), Playa Grande (Tenerife) y Arenas Blancas (El Hierro). En ellas, los investigadores han observado que se cumplen patrones de contaminación por microplásticos muy similares a los de otras islas de la Macaronesia.

Esto supone que a estas playas siempre llegan los mismos microplásticos: fragmentos (trozos con bordes afilados) y los pellets que tanto afectan a la costa Mediterránea. La distribución de los microplásticos también es desigual en los sedimentos del lecho marino que rodea a las Islas. En La Palma, por ejemplo, pese a que la mayoría de emisarios se encuentran en la cara este de la isla, la concentración de microplásticos es más alta en la cara oeste.

Las lavadoras expulsan microplásticos al mar

Las fuentes de microplásticos en los océanos son muchas y variadas. Las fuentes principales de basuras marinas al medio ambiente marino son aquellas de procedencia terrestre, que suponen el 80% del total, con puntos calientes en zonas industrializadas o de mayor densidad de población, así como en zonas cercanas a plantas de tratamiento de residuos.

Así lo resume Ecologistas en Acción en su estudio Basuras marinas, plásticos y microplásticos orígenes, impactos y consecuencias de una amenaza global, donde también resalta que estas pequeñas trazas contaminantes llegan hasta las playas desde los sistemas de alcantarillado, arrastrados por el viento o tormentas, o a través de los ríos. No es de extrañar pues, según los cálculos de la Asociación Hombre y Territorio (HyT), el 75% de los arroyos y ríos de la España peninsular contienen microplásticos.

El 20% restante está representado por las entradas desde los propios océanos. La actividad humana que más contribuye a esto la pesca y en especial la pesca fantasma: el abandono o pérdida de aparejos (redes, líneas, boyas, etc.) que viajan a la deriva en los océanos atrapando accidentalmente numerosos organismos y dañando hábitats bentónicos.

Ejemplos de microplásticos Nature

En Canarias, por ejemplo, se ha estimado que más del 80% de los microplásticos que se depositan en los fondos marinos provienen de los emisarios de aguas residuales y, concretamente, de las pequeñas fibras en las que las lavadoras descomponen progresivamente la ropa

De momento, las depuradoras no disponen de sistemas eficaces que filtren estas partículas plásticas procedentes de las lavadoras, de modo que acaban yendo a parar al mar.

La versatilidad del plástico y su resistencia hacen de este material el idóneo para la fabricación de todo tipo de objetos y materiales cotidianos. Consecuentemente, en nuestro día a día, producimos, usamos y tiramos ingentes cantidades de plástico. Se ha estimado que, del total de basura de este material que generamos, el 10% acaba en los océanos.

Un problema que invade el cuerpo humano

Pese a que las playas han abanderado durante décadas la lucha contra los plásticos, en los últimos años los científicos se han dado cuenta de que estos contaminantes distan de ser un problema único del océano. Los microplásticos están presentes en los suelos nevados y son capaces de hacerse tan diminutos que pueden llegar a volar y mantenerse a flote en ciudades. De esta manera, con solo respirar, estas partículas ya aparecen en las heces, la sangre, los pulmones y hasta en las placentas de la población.

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También se cuelan en el organismo de pequeños animales y tienen un poder degenerativo. Algunos estudios realizados en peces muestran que la presencia de microplásticos está relacionada con problemas de crecimiento y estrés oxidativo.

Sin embargo, aún se desconocen los potenciales riesgos de los microplásticos para la salud humana. Por esta misma razón, no existe ninguna legislación, ni nacional ni europea, que regule la presencia de microplásticos y nanoplásticos como contaminantes en los alimentos.