Curiosidad natural

¿Sabías que cada higo que comemos tiene una avispa dentro?

Así queda atrapado el insecto en cada uno de estos frutos

Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer

Los higos son uno de los frutos más apetecibles y populares de la estación veraniega, pero lo que ignoran muchas personas es que los higos encierran en su interior un sorprendente secreto: cada uno de estos frutos contiene dentro el cadáver de una avispa.

No hay motivo para alarmarse, porque el citado insecto (que ingerimos sin darnos cuenta con cada higo que comemos) está ya totalmente desintegrado e incluso forma parte del fruto. Se trata, en concreto, de la llamada avispa del higo. Pero ¿cómo ha llegado hasta allí?

Estos insectos son los principales responsables de polinizar las higueras para que, año tras año, los árboles puedan seguir floreciendo y dar su delicioso fruto. Es por ello que sin estas avispas no sería posible la existencia de las higueras.

Ya Aristóteles describió, en su Historia de los animales, que las frutas de higos silvestres contenían avispillas, que se formaban como larvas, rompían la "piel" de la pupa y volaban como mosquitas. Él creía que se producían por generación espontánea.

Así llegan a su interior

No es exactamente así. A diferencia del resto de árboles, que tienen una flor abierta y de fácil acceso para los insectos, las flores de las higueras están situadas dentro de los frutos que vemos, cerradas y difíciles de polinizar.

Desde luego, esto complica mucho el acceso de los insectos que van de flor en flor. Pero no sucede lo mismo con las avispas del higo, que son los únicos insectos capaces de entrar dentro de la flor y trasladar el polen de un árbol macho a uno hembra.

De este modo, ponen sus huevos en las flores macho (que son los frutos bordes que no suelen comerse) y cuando las larvas crecen y salen de ese higo borde recubiertas de polen, preparadas para polinizar, acuden a los higos hembra.

De esta manera, las avispas logran llevar el polen de una flor a otra, pero eso así, a un elevadísimo precio, pues la operación acaba costándoles la vida. Cuando las avispas entran en el higo hembra lo hacen por un conducto muy estrecho y ya no pueden salir de él nunca más.

El insecto, en consecuencia, acaba muriendo en su interior y sus restos se convertirán en abono que ayudará a desarrollar el fruto. De esta forma, cuando comemos un higo también nos comemos los restos de una avispa, pero nunca percibiremos ni el más mínimo resto de ella, puesto que ha quedado ya totalmente integrada en el fruto.

Las avispas del higo son en realidad un grupo de especies no relacionadas a menudo entre sí, pero con similitudes morfológicas que son el resultado de su ciclo de vida dentro de los higos. Los científicos, de hecho, todavía están aclarando su taxonomía y hay varias familias de avispas agrupadas en esta definición.

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