Mascotas

Perros o gatos, ¿cuál entiende mejor a los humanos?

Un estudio científico revela las habilidades comunicativas de las dos especies

Un perro y un gato: ¿Quién entiende mejor a los humanos?

Un perro y un gato: ¿Quién entiende mejor a los humanos? / Unsplash

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Los dueños de perros y gatos llevan siglos debatiendo: ¿Cuál de las dos especies es más inteligente? ¿Cuál entiende mejor a los humanos? Probablemente resulte imposible responder a la primera pregunta, por la dificultad de establecer una comparación sólida. En algunos aspectos parecen más inteligentes los perros y en otros los gatos. Tal vez sea más sencillo despejar la segunda incógnita. Un grupo de investigadores húngaros han realizado un estudio comparativo para saber si entienden mejor los gestos humanos los perros o los gatos.

"El perro es una especie única para estudiar la comunicación interespecífica y un modelo evolutivo prometedor para la comunicación humana preverbal", detalla el estudio, que no obstante señala que recientemente se ha informado de que los gatos muestran "algunas habilidades similares a las de los perros".

Para determinar qué especié entiende mejor a los humanos los investigadores compararon directamente tanto la capacidad de prueba como el éxito de los perros y gatos de compañía al responder a gestos humanos de señalización distal. Importante: las mascotas fueron analizadas en las mismas condiciones, lo que garantiza la comparabilidad de los resultados.

Al utilizar una tarea de elección de objetos, los gatos tomaron considerablemente menos decisiones que los perros en el ambiente del laboratorio, y su tendencia a tomar decisiones disminuyó durante las pruebas.

Cachorros de gato.

Cachorros de gato. / Unsplash

Los gatos fueron ligeramente más testables en casa, donde su disposición a elegir no disminuyó con el tiempo., y los de más edad tuvieron más éxito Pero los perros tomaron decisiones más acertadas que los gatos, tanto a nivel grupal como individual, independientemente del tipo de gesto de señalar.

"A pesar del papel bastante similar de las dos especies hoy en día como compañeros humanos, nuestros resultados respaldan hallazgos anteriores que sugieren que, en comparación con el perro, el gato es un modelo menos ideal para estudiar algunas habilidades comunicativas humanas en un entorno de laboratorio".

La "sensibilidad especial" del perro

Los científicos señalan que en el curso de su domesticación, los perros (Canis familiaris) se adaptaron al nuevo entorno social interespecífico y desarrollaron un conjunto de habilidades sociocognitivas compatibles con los humanos, que pueden haber mejorado su supervivencia en el nicho antropogénico.

"Los perros son sensibles al estado de atención de los humanos y pueden confiar en diversas formas de gestos del cuerpo humano, como girar la cabeza, inclinarse, orientar el cuerpo y señalar con el dedo, como señales comunicativas", recoge el informe.

"Tanto los cachorros como los perros adultos dependen de gestos de señalización distales. Los adultos también parecen comprender señales de señalización, que pueden interpretarse como gestos comunicativos referenciales", apuntan.

Tres ejemplares de perro.

Tres ejemplares de perro. / Unsplash

"El comportamiento de los perros en algunas pruebas de elección bidireccional incluso reflejó una sensibilidad especial a las señales comunicativas humanas e indicó cómo la susceptibilidad a tales señales sociales humanas podría conducirlo a errores".

Los gatos (Felis catus), mientras tanto, vivieron en soledad, cerca de los asentamientos humanos, pero a diferencia de los perros, no en una dependencia casi completa y sólo en los últimos cientos de años se convirtieron en animales de compañía que convivían con los humanos.

"El antepasado de los perros vivía en grupos familiares cercanos y tenía un comportamiento social complejo, mientras que el antepasado del gato era un animal solitario y fuertemente territorial con un contacto mínimo entre individuos, excepto durante el período reproductivo", destaca los investigadores.

"La territorialidad juega un papel importante en el caso de ambas especies, pero mientras que el territorio de los gatos, en el que deambulan cómodamente, está fijo y ubicado alrededor de un recurso alimentario, los lobos y los perros salvajes pueden tener cambios en su uso para acceder a un recurso alimentario que se encuentra fuera de su territorio central", añaden los científicos.

Gatos "demasiado tímidos"

El primer problema que hallaron los científicos fue que de los 62 gatos domésticos llevados al departamento por sus dueños, solo se pudo realizar la prueba con 34. "El resto eran demasiado tímidos o no estaban motivados para participar, a pesar de que se les ofrecieron sus golosinas favoritas. Por contra, ningún perro tuvo que ser excluido", recoge el informe.

La tarea parecía muy sencilla: se colocaron dos recipientes en el suelo, uno de los cuales contenía una recompensa de comida. El experimentador siempre señalaba el recipiente con el cebo y luego el sujeto podía elegir. "En general, los perros demostraron ser más hábiles: encontraron la recompensa con mucha más frecuencia que los gatos", apunta Melitta Csepregi, coautora del estudio. 

Un gato y un perro domésticos.

Un gato y un perro domésticos. / Unsplash

Además, los gatos gradualmente se volvieron menos dispuestos a elegir, mientras que los perros estuvieron ansiosos por trabajar durante todo el tiempo. Como los gatos parecían estar en desventaja en un entorno desconocido, los investigadores probaron posteriormente a un subgrupo de gatos también en casa. Si bien la disposición de los gatos a elegir un recipiente no disminuyó en casa, su éxito general fue aún menor en comparación con los perros."

Estas diferencias pueden tener varios motivos. "Los gatos pueden haber estado menos atentos, menos motivados por las recompensas de comida o frustrados por el entorno desconocido o el manejo inusual durante la prueba", destaca Márta Gácsi, la investigadora principal.

"A diferencia del gato, el perro es una especie social y fue seleccionado para interactuar y cooperar con los humanos durante la domesticación. Las diferencias en cómo los conservamos también pueden haber contribuido a los resultados de las pruebas. Considerando todo esto, no sorprende que sea menos relevante para los gatos confiar en las señales de comunicación humana", concluye Gácsi.

Informe de referencia: https://www.nature.com/articles/s41598-023-45008-3

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