Sánchez resiste tras perder autonomías

El presidente del Gobierno adelantó las elecciones y salió prácticamente ileso de unas generales en las que casi todos los sondeos pronosticaban su hundimiento. La ley de amnistía, la caída de Podemos y Vox y la jura de la Constitución de la infanta Leonor completaron un año político muy tenso que confirma la resistencia del «sanchismo».

Declaración institucional de Pedro Sánchez en el Complejo de la Moncloa

Declaración institucional de Pedro Sánchez en el Complejo de la Moncloa / EP

J.M.B.

El año 2023 pasará a la historia de España como el de la resistencia de Pedro Sánchez al frente del Gobierno y el de la amnistía a los responsables del fallido «procés» de independencia de Cataluña de 2017. La ley que puso España patas arriba fue la gran apuesta del líder socialista para regenerar las relaciones con el sector independentista una vez formado un gobierno multicolor en el que se juntó todo el espectro nacionalista. El sanchismo no vivió un final de ciclo, sino un punto y aparte el año en el que, también, la infanta Leonor juró la Constitución y renovó la imagen de una monarquía deteriorada en los últimos años por el Emérito.

El manual de resistencia de Pedro Sánchez empezó con el anuncio de adelantar las elecciones generales al 23 de julio. El presidente del Gobierno tomó la decisión el 28 de mayo por la noche ante el riesgo de que un desgaste más largo de su Ejecutivo, con una derecha envalentonada tras su rotundo éxito electoral en las autonómicas y las municipales del 28 de mayo, acabase con una mayoría absoluta rotunda del PP y Vox.

Sánchez, acostumbrado a las decisiones arriesgadas en toda su carrera, optó por la más peligrosa de todas ellas, pero también la única que nadie esperaba en la noche electoral. El presidente puso así a los votantes, en especial a los progresistas, ante la tesitura de tener que decidir casi inmediatamente si querían consolidar aquel resultado que entregaba el poder a la derecha al lado de la ultraderecha.

Sánchez no ganó las elecciones del 23J -el PP de Alberto Núñez Feijóo fue el partido más votado-, pero fue el único capaz de formar Gobierno. Tras meses de negociaciones, llegó a un acuerdo con otros ocho partidos y formó un gobierno en el que continuaba al mando. De entre esos ocho partidos, uno, Sumar, representa a otra parte minoritaria de la izquierda, pero los otros siete supusieron una alianza transversal con todos los partidos nacionalistas del arco parlamentario –de Cataluña, País Vasco y Navarra, Galicia y Canarias–.

Quienes todavía vibraban con la gesta de la segunda vida de Sánchez en el PSOE, al arrollar a Susana Díaz en las primarias de 2017, consideraban que si logró aquello podía alcanzarlo todo. Y lo hizo. Incluso mantenerse en el Gobierno en esta legislatura. El combustible principal de la mayoría de Sánchez y de su inesperado éxito electoral el 23 de julio, cuando muchos lo daban políticamente por muerto, fue el rechazo a la ultraderecha.

Llegó la investidura y su defensa de la ley de amnistía. «Debemos apostar por la convivencia [y aprobar la amnistía] para consolidar los avances logrados en estos cuatro años. No seamos ingenuos, el problema del PP con Vox no es la amnistía, es que no aceptan el resultado de las urnas. Sabemos que la amnistía les importa bien poco. Los poderes económicos que les apoyan saben que la amnistía será buena», dijo durante la sesión en la que fue investido. Lo hizo tras llegar a un acuerdo con los nacionalistas, especialmente intenso con Junts per Catalunya, con quien pactó el perdón de los responsables del «procés».

El año 2023 deja también deja el hundimiento de sus anteriores socios de gobierno. Podemos desaparece prácticamente del mapa coincidiendo con la irrupción de Sumar, mientras en el otro lado Vox también pierde presencia en el Congreso pese a su avance en los gobiernos autonómicos como la Comunidad Valenicana, Baleares o Extremadura.

Mientras, en medio de toda la tensión política, la Monarquía refrescó su imagen con la mayoría de edad y la jura de la Constitución de la infanta Leonor como contraste a los viajes del rey emérito a las regatas en Sanxenso.

La amnistía levanta el ruido de las derechas

Amnistía fue la palabra más repetida en España desde que se conoció la victoria de Pedro Sánchez el 23J. La más repetida y la que más ampollas ha levantado en el debate político español de los últimos años. El PSOE se vio obligado a contar con los votos de los independentistas catalanes para lograr la investidura de Pedro Sánchez y entre las exigencias de los nacionalistas destacó una ley de amnistía que anule los delitos cometidos durante el «procés» y el referéndum ilegal del 1-0, lo que falicitará el regreso de Carles Puigdemont. La norma, aprobada en noviembre en el Congreso, provocó una ola de protestas en toda España que ha reabierto las viejas heridas. La defensa de la Constitución por parte del rey en su discurso de Nochebuena ha puesto de relieve la tensión que ha provocado el pacto con los nacionalistas.