Esta exposición deja de lado la tristeza evidente de la muerte para centrarnos en el recuerdo que dejan las personas en la vida de los vivos. En los buenos momentos que atesoramos en nuestra memoria y en el privilegio que tenemos de que hayan formado parte de nuestras vidas. Ese concepto mexicano de celebrar que esas personas han existido y de recordarlos para que su esencia siga entre nosotros de un modo romántico.