Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Estreno de cine

¿Gran estadista o tirano? El 'Napoleón' de Ridley Scott dispara de nuevo la polémica

Más de dos siglos después de su ascenso al poder, la capacidad de fascinación del emperador francés se refleja de nuevo en la controversia generada en torno a la película del cineasta

Una imagen de Napoleón, de Ridley Scott

"La Historia es un conjunto de mentiras consensuadas", dijo una vez Napoleón Bonaparte. Y tenía razón, pero eso no impide que a la hora de hablar de su legado sea imposible llegar a un acuerdo. Si no contamos a Jesucristo -cuya existencia real, después de todo, no ha sido probada-, él es la figura histórica que más biografías ha inspirado, y justificar el dato resulta fácil: la vida de aquel hombre que en 1799 tomó el poder por la fuerza en Francia y cinco años después se coronó Emperador parece sacada de un mito como el de Ícaro, que voló demasiado cerca del sol; o como el de Prometeo, que acabó encadenado a una roca.

Más de dos siglos después su capacidad de fascinación permanece prácticamente intacta, y tanto eso como la falta de entendimiento entre quienes lo consideran un genio y quienes lo ven como un monstruo permite explicar la polémica de la que llega envuelto el ‘biopic’ que Ridley Scott le ha dedicado.

¿Es Joaquin Phoenix demasiado viejo?

En la cartelera a partir de la semana que viene, ‘Napoleón’ es una monumental epopeya bélica que recrea el ascenso y caída de su objeto de estudio; su relato se inicia durante el fragor de la Revolución Francesa, durante el que el general Bonaparte dispara cañonazos contra los ciudadanos de París para reprimir la revuelta, y se extiende hasta su humillante derrota en Waterloo y su exilio definitivo en la isla de Santa Elena.

Acostumbrado a orquestar espectaculares reconstrucciones históricas gracias a títulos como ‘Gladiator’ (2000), ‘El reino de los cielos’ (2005) y ‘Exodus: dioses y reyes’ (2014), sobre el papel Scott es el director idóneo para una película como esta. Asimismo, la elección de Joaquin Phoenix para protagonizarla parece impecable, más que nada porque es un intérprete extraordinario que ya trabajó con Scott en ‘Gladiator’, pero eso no ha impedido a muchos cuestionarla. El actor, aseguran, es demasiado viejo para el papel.

Blanco de las críticas

Es solo una de tantas críticas volcadas sobre la película por parte de gente que por supuesto aún no la ha visto, y la mayoría de ellas centradas por su supuesta tergiversación de los hechos. La han acusado de validar esa versión exagerada y falseada de la victoria francesa en la batalla de Austerlitz que permitió a Bonaparte -gran publicista de sí mismo- pasar a la posteridad como un genio de la estrategia militar. La han atacado por mostrar a Napoleón durante la batalla de las Pirámides disparando contra esos monumentos, pese a que al parecer nunca lo hizo.

Una bofetada "mágica" a Josefina

También se han quejado porque, durante la escena en la que se recrea su ejecución, María Antonieta aparece con el pelo largo pese a que en realidad lo tenía corto. Han protestado por la frase que acompaña su cartel promocional estadounidense, “surgió de la nada, lo conquistó todo”, porque el Emperador se crió en un entorno relativamente privilegiado y porque, al parecer, no llegó a conquistar más que el dos por ciento de la superficie terrestre del planeta.

Y el cartel, además, ha llamado la atención por lo mucho que se parece al que publicitaba un falso largometraje sobre Bonaparte protagonizado por Danny DeVito, que formaba parte de la trama de la comedia ‘Cómo conquistar Hollywood’ (1995). Por último, una asociación feminista se enfadó muchísimo cuando Scott comentó que, en un momento de improvisación frente a la cámara, Phoenix había abofeteado a la actriz Vanessa Kirby -encargada de interpretar a la primera esposa de Napoléon, Josefina-, y que el momento había sido “mágico”. A modo de respuesta a todos ellos, Scott ha dicho solo tres palabras: “Buscaos una vida”.

¿Igual que Hitler y Stalin?

A lo largo de su carrera el director británico ha retratado a otras figuras históricas, como Ramsés II, Marco Aurelio o Cristóbal Colón -también a extraterrestres, androides, duendes, asesinos en serie y la familia Gucci-, y tiene claro que el cine no está para dar lecciones de Historia. Y, como lleva mucho en esto -cumple 86 años en dos semanas-, también sabe cómo vender una película; así se explica que hace unas semanas, durante una entrevista, comparara a Napoleón con Adolf Hitler y Joseph Stalin.

Para sorpresa de nadie, media Francia puso el grito en el cielo, y usó la prensa y las redes para responder que, a diferencia de esos dictadores, Bonaparte no reprimió brutalmente a su propio pueblo y no orquestó genocidios ni purgas. Hitler, por cierto, era un gran admirador del galo. “Es uno de los grandes momentos de mi vida”, declaró tras visitar su tumba en el palacio de Los Inválidos, en 1940.

Napoleón modernizó de forma magnífica su país introduciendo importantes reformas políticas, administrativas, legales y educativas. También impulsó una serie de guerras sangrientas en el continente gracias a las que logró extender su imperio desde la Península Ibérica a Moscú; reinstauró en Francia la esclavitud, abolida tras la Revolución, y sus aventuras expansionistas en Siria y Egipto inspiraron a líderes posteriores del país a colonizar parte del norte de África. Así pues, ¿fue un gran estadista o un tirano?

El debate se ha mantenido vivo gracias no solo a los libros de Historia sino también a páginas escritas por literatos como Balzac, Hugo, Stendhal, Goethe, Pushkin y Dostoyevski. En ‘Rebelión en la granja’, de George Orwell, el cerdo que se convierte en dictador. En ‘Guerra y Paz’, Tolstoi retrata a Bonaparte como un personaje de chiste, que gruñe y resopla mientras uno de sus criados “frota su pecho carnoso y peludo”.

La obsesión de Kubrick

También buena parte de las apariciones del personaje en el cine han sido cómicas o caricaturescas, como las que efectuó en ‘Los héroes del tiempo’ (1981), ‘Las alucinantes aventuras de Bill y Ted’ (1989) y ‘Noche en el museo 2’ (2009). Su periplo por la pantalla grande empezó temprano, en 1897, un corto producido por Louis Lumière en el que aparecía discutiendo con el Papa Pío VII, y la película más destacada sobre él sigue siendo ‘Napoleón’ (1927), una increíble épica de cinco horas y media dirigida por Abel Gance, llena de efectos especiales revolucionarios.

Posteriormente su vida fue repasada al completo en ‘Desirée’ (1954) -que, protagonizada por Marlon Brando, lo convirtió en un amante gallardo- y en ‘Napoleón’ (1955), dirigida por su compatriota Sacha Guitry, y el único largometraje sobre él que vio la luz en las siguientes seis décadas fue ‘Waterloo’ (1970), que Rod Steiger interpretó como un hombre repugnante y tan determinado como abandonado por sus facultades.

El estrepitoso fracaso comercial de aquella producción, en su día una de las más caras de la historia, tuvo buena parte de la culpa de que Stanley Kubrick no pudiera cumplir su sueño y rodar su propio retrato de Bonaparte, hoy considerado “una de las mejores películas jamás rodadas”; el detalladísimo guion que escribió en su día será ahora utilizado por Steven Spielberg como base de una miniserie de gran presupuesto que verá la luz en HBO.

Un egomaníaco narcisista

Hasta entonces, ¿qué ofrece ‘Napoleón’, la película que ahora se estrena? Sobre todo, varias batallas gigantescas en las que hordas de extras son despedazados mientras Bonaparte contempla el campo de batalla con mirada severa. Por lo demás, el célebre corso es retratado como un sujeto egomaníaco, petulante y ridículo que se cree sus propias mentiras narcisistas, un niño malcriado que necesita atención permanente y un marido absolutamente lamentable. Así pues, la película deja sin argumentos a quienes la atacaron también porque asumieron que iba a glorificar a un sátrapa. Probablemente, eso sí, encontrarán otros nuevos para seguir atacándola.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats