Una de las primeras medidas que tomaré durante el primer pleno de la nueva Corporación será anular la petición de agua del trasvase Júcar-Vinalopó con la toma en Cullera. La frase, más o menos literal, la lanzó a un público entregado la futura alcaldesa de Villena, Celia Lledó, en la celebración de la victoria de los populares en la noche villenera del pasado domingo. Palabras cargadas de mensaje que anuncian un nuevo cambio de escenario en la batalla que mantienen la comarcas del Vinalopó contra la decisión del Ministerio de Medio Ambiente de modificar el proyecto para traer agua del Júcar a la provincia. La aplastante victoria del PP en la gran mayoría de los municipios adscritos a la Junta Central de Usuarios que preside Andrés Martínez ha recargado las pilas de usuarios y regantes que, además, se preparan para lanzar un nuevo torpedo contra Aguas del Júcar, la empresa que les expulsó del proyecto y que en plena campaña electoral nombró a un agricultor de Agost como nuevo consejero, encrespando más los ánimos de una junta que tras los reveses recibidos en Bruselas se encuentra ahora con un nuevo cabo al que agarrarse: los usuarios del agua.

La empresa estatal que debe construir el trasvase contempla con asombro, tras el 27-M, que la mayor parte de los ayuntamientos que fichó como clientes del agua de Cullera, aunque el caudal sólo sirviera para regar jardines y baldear calles, han cambiado de color político, del rojo al naranja, y se preparan para la rebelión. Curiosamente, el pasado 27-M se cumplieron exactamente 587 años desde que Elche reclamara por primera vez -27 de mayo de 1420- agua a Villena.

Los nuevos alcaldes y alcaldesas de Villena, Aspe -el PSOE ha destrozado en dos años el equilibrio de fuerzas que tanto le costó mantener a Miguel Iborra, alcalde socialista al que votaba hasta la extrema derecha de su pueblo-, Elda, Onil, Banyeres... se preparan ya para plantar cara al Ministerio de Medio Ambiente, que volverá a quedarse compuesto y sin verdaderos usuarios, si es que alguna vez se pudo identificar como tales a regantes como los de Pantano de Elche o a los alcaldes que, siguiendo las directrices del partido, reclamaron el agua de Cullera. Entre ellos los de Aspe, Roberto Iglesias y Villena, Vicenta Tortosa, quienes llegaron oponerse al cambio del trazado -Tortosa marchó junto a sus vecinos en la manifestación por las calles de Alicante del 10 de septiembre de 2005- pero que acabaron viajando a Bruselas en noviembre de 2006 a apoyar el cambio. Ambos estarán 4 años en la oposición.

Nos hemos ha cansado de repetir, algo que incluso derivó en ataques personales de los promotores del proyecto, que la estrategia puesta en marcha por el Ministerio de Medio Ambiente para la ejecución del Júcar-Vinalopó no era la correcta. Cambiar el trazado contra la opinión de los usuarios que tenían que recibir el agua y sin aportar razones convincentes sobre la decisión fue un error. Plantear una batalla contra a la Junta Central de Usuarios a la que nunca se ha reconocido la representación, que la tiene, de los futuros usuarios del agua, un acto de soberbia. Rechazar cualquier tipo de diálogo con los regantes alegando, en ocasiones, la imposibilidad del mismo por las denuncias presentadas por éstas en el Juzgado, cuando la propia Confederación del Júcar mantiene litigios históricos, por ejemplo con Castilla-La Mancha, rozó el cinismo. Coacciones, infundios... que al final, y aunque algunos actores no quieran verlo, han pasado factura en las urnas enviando al PSPV a la oposición en el 90% de los municipios del Vinalopó. Hay quien cree, incluso, que si el PP no se hubiera presentado dividido en Elche, hoy estaría celebrando una mayoría absoluta histórica.

Pero, resaca electoral al margen -Medio Ambiente parece no haberse enterado del mensaje e insiste en defender a capa y espada el cambio de trazado anunciado en su día por el propio Joan Ignasi Pla en Madrid-, los regantes comienzan a preguntarse si realmente el Júcar-Vinalopó pasará a la historia de los desmanes hídricos cometidos con la provincia de Alicante a lo largo de su historia. La propuesta de Antella convence a todos menos al Ministerio y eso que, según técnicos independientes, tomar el agua, potable, en este Azud no afectaría ni a la todopoderosa Acequia Real del Júcar, de cuya modernización de regadíos debe obtenerse el agua sobrante para trasvasar al Vinalopó. Un trasvase, además, más corto, con menos bombeos intermedios, sin afección a espacios naturales, con agua de calidad para el abastecimiento humano... ¿Tan difícil es sentarse a negociar o es que pesa más el ridículo que se haría en Europa si en los próximos meses se presenta la enésima modificación?

¿Y la Generealitat? Hasta ahora, el PP ha sabido administrar perfectamente el lío en el que se metió solito el PSOE pero, al margen de política electoral, qué piensa hacer el flamante ganador de las elecciones, Francisco Camps. Se imagina el líder del PP que en Cataluña, País Vasco, Extremadura, Andalucía o Castilla-La Mancha se hubiera atrevido la ministra Narbona a imponer una decisión como la de un trasvase sin tener en cuenta al Gobierno regional. ¡En ninguna! Hace dos años finalizaron en Andalucía las obras del trasvase Negratín-Almanzora, que conecta el Guadiana Menor -afluente del Guadalquivir- como el río Almanzora (Almería);. Nunca se paró. ¿Allí sí y aquí no?

Las periódicas fotos con su homólogo murciano, Ramón Luis Valcárcel, están muy bien, pero Camps debe sacar el genio y tratar de sentar en la misma mesa a regantes y Administración. Sólo así demostrará el por qué de su fortaleza en las urnas.

Y como siempre el tiempo sigue corriendo en contra de Alicante. Un recuerdo, el domingo pasado se cumplieron 587 años de la primera petición de agua de Elche a Villena. Una barbaridad.