Dios te salve, MaríaÉ

Hay protectora en el cielo. Hay protectoras en la tierra.

Mientras los hermanos Antón Latour, Ángeles Cantores del Misteri d'Elx coronaban a Nuestra Señora de la Asunción sobre el Araceli su madre, Carmen Latour, agonizaba en la tierra. María puede salvarnos a todos porque ha sido la elegida para ello, y a través de sus distintas advocaciones los devotos intentamos conseguir su protección en el cielo.

Llena eres de gracia... Dios utilizó como vehículo a María para traer a su Hijo al mundo, para redimirnos de todo el mal. María se constituye en el vehículo perfecto; un Ángel le anunció el Misterio de la Encarnación y un Ángel le anuncia en el Misteri que se prepare para morir. No deja de ser paradójico que la Madre de los Ángeles sea coronada en el mismo momento que la madre de Luis y Antonio Antón Latour, personas excelentes dedicadas al Misteri en cuerpo y Alma, esté dando su último aliento.

El Señor es contigo... "Cuando dos o más se reúnen en mi nombre, allí estaré yo". En cada representación del Auto Sacro del Misteri, allí está Nuestro Padre. La Virgen María converge con Dios en la tierra, tiene poderes, y por eso es nuestra Abogada. Así mismo Dios, a través de la creación de una nueva vida, se recrea en las madres que hay en la tierra; madres que conciben por Su mediación posibles Ángeles del Misteri.

Bendita tú eres entre todas las mujeres... Pero María se derrama siendo no sólo Mare de Déu, sino también es muestra madre; se constituye en símbolo de petición y protección de todos nosotros. La familia Antón Latour representa el modelo y el ejemplo a seguir para los que formamos la Gran Familia de la Festa, que al fin y al cabo somos todo el Pueblo de Elche; el esposo de la madre de los ángeles, Antonio Antón Asencio, sus hijos Luis y Antonio, sus hijas Carmen, Mercedes, María Rosa, María Asunción y Encarni que han participado en todo lo que no se ve, pero está en la Festa, y ahora sus nietos Pepe Guilabert y Luis Antón y hasta sus nietas Ana y Carmen que han cantado y cantan en la escolanía, interpretan, cuidan, protegen y miman al Misteri de nuestros amores.

Bendito el fruto de tu vientre, Jesús. María muere y sube al cielo. Jesús también. ¿Por qué lo hacen? El deseo de María en el Misteri es ver reunidos en torno a ella a los Apóstoles de Jesucristo, su Amado Hijo, y sus amados amantes de su Hijo. En La Vespra se recrea la última reunión entre los discípulos de Cristo y María, a modo paralelo a la Última Cena del Señor. María hace partícipe se su muerte a los Apóstoles después del anuncio del Ángel de la Magrana: "Lo vostre Fill qui tant amau/ e ab gran goig le desitjau/ Ell vos espera ab gran amor/ per ensalçar-vos en honor" ("Vuestro hijo que tanto amáis/ y con gran gozo deseáis/ El os espera con gran amor/ para ensalzaros con honor"). María y Jesús mueren para humillarse ante el Todopoderoso, para dar testimonio ante el creador de su condición humana, y constituirse en el ejemplo de vida a los que todos podemos y debemos imitar: haciendo lo que Él nos dice, o por lo menos intentándolo, conocemos el camino que conduce a la Vida Eterna, es decir, el Camino del Cielo. María y Jesús, al igual que el Misteri d'Elx, son Instrumentos de Dios para la conversión y la reconciliación.

Santa María, madre de Dios... "Déu vos salve, Verge imperial/ Mare del Rei celestial/ Jo us port saluts e salvament/ del vostre Fill omnipotent" ("Dios os salve Virgen imperial/ Madre del Rey celestial/ yo os traigo saludos y salvación/ de vuestro Hijo omnipotente). En la Vespra, el Ángel de la Magrana expresa el deseo de que la Virgen sea salvada por Dios; es el primer paso para que Ella interceda por nosotros para salvarnos. Y dice San Pedro "Verge humil, flor d'honor/ Mare del nostre Redemptor./ Saluts, honor e salvament/ vos done Déu omnipotent" ("Virgen humilde, flor de honor/ Madre de nuestro Redentor./ Saludos, honor y salvación/ os dé el omnipotente Dios"). La madre de Dios es la Reina de la Humildad, "la humil Mare de Déu"; Ella es nuestra más humilde intercesora y servidora ante Dios.

Ruega por nosotros, pecadores... Protégenos, ampáranos, ruega por nosotros; cuantas peticiones que son las mismas que realizamos a nuestras madres todas las personas; y desde nuestro mismo momento de concepción, aunque no sea de manera consciente, necesitamos la protección de nuestra madre dentro de su mismo seno. Ésa es la grandeza de todas las madres, que pueden siempre concebir hasta futuros ángeles; ángeles en el cielo y ángeles en la tierra.

Ahora y en la hora de nuestra muerte... "Los meus cars fills, puix son venguts/ i lo Senyor vos haja duts,/ mon cos sia acomanat/ lo soterreu en Josafat" ("Caros hijos míos, pues sois venidos/ y el Señor ya os ha traído,/ mi cuerpo os sea encomendado/ y en Josafat enterrado"). Los Apóstoles, las Marías amigas de la Virgen en su cortejo y más tarde los judíos convertidos se reúnen en torno al lecho de muerte de la Virgen como elemento de comunión entre los pueblos, entre las culturas, entre los seres humanos.

La Madre de los Ángeles es la que nos pone de acuerdo en cómo debemos vivir nuestra Fe, con altas dosis de humildad y servicio a los demás.

Ella nos congrega como cualquier madre en la tierra para representarse en el signo de la fraternidad y de la unión entre hermanos.

Nunca dejará de impresionarme que sus hijos, los Ángeles del Araceli, estuvieran coronando a su Madre en La Festa mientras su otra madre agonizaba en el hospital, sabiendo que ellos estaban honrando a la Madre de Todos. "I, puix, Verge ho demanau,/ lo etern Déu diu que li plau/ que sieu ací sens dilació/ per vostra consolació" ("Y, pues, Virgen lo demandáis,/ el eterno Dios dice que le placerá/ que estéis aquí sin dilación/ para vuestra consolación").

De entre las mujeres, bendita eres, María. De entre las madres, Salve a la Madre de los Ángeles. Amén.