Me siento culpable, mira que si soy responsable de que el mundo occidental sea barrido por los asiáticos. Me explico: cuando era pequeño en mi colegio existían dos huchas del Domund, una para los chinitos y otra para los negritos, cada cual con una cabeza de cerámica adecuada a la raza correspondiente. Pues bien, yo siempre metía las moneditas que me daba mi madre en la del chinito, me caía más simpático ese nene de sombrero triangular rojo y gran sonrisa. A mi tierna edad el negrito, quieran que no, me daba un poco de miedo, exactamente igual que el Rey Baltasar.

He metido la pata, lo sé. De tanto echar monedas en la hucha del chinito hemos debido desbordarlas y sus finanzas han crecido por encima de todo lo imaginable, de tal forma que primero nos salvarán, segundo se quedarán nuestros patrimonios nacionales y tercero dominarán el mundo como Fu-Manchú. También parte de la culpabilidad recae en mi padre, que como un hombre formado debería haber compartido conmigo la frase de Napoleón: "Cuando China despierte el Mundo temblará", y yo, sabiendo esto hubiese puesto las monedas en la hucha del negrito.

Pero ya no tiene remedio. Dentro de nada, adiós a las Navidades y al fin de año y celebraremos el Año Nuevo Chino. No sé si han visto las teles este fin de semana, pero nos han saturado del Año del Dragón que empieza y de las diferentes ciudades españolas en que los chinos salían a las calles para festejar. Pues vayan tomando nota y aprendiendo costumbres.

De paso miren las tiendas de "chinos" que hay a su alrededor que venden de todo a todas horas. ¿Son más trabajadores que los occidentales? ¿Tienen mayor sentido comercial al servicio del consumidor? ¿Son, sencillamente, muchos más y se turnan en las tiendas y como les vemos semejantes nos parecen los mismos? Algo de todo eso junto hay, pero empieza a ser preocupante que yo haya descubierto los chinos y -sólo a veces- compre unas pilas o pastillas para encender la chimenea en un corte-inglés-chino que hay cerca de mi casa, que son iguales las compres donde las compres y bastante más balatas. ¿Será la crisis?, pues así será si así os parece.

A ver si alguien se va a tomar esta humilde columna por un alegato racista anti oriental. Para nada. Es evidente que somos desde hace tiempo una aldea global multicultural, nos guste más, menos o nada, y es mejor que nos vayamos haciendo a la idea de que quien progresa adecuadamente no es la Vieja Europa, ni siquiera los Estados Unidos del Norte, sino los países de Oriente y, esperémoslo, nuestros hermanos de la América del Centro y del Sur, que últimamente también corren que se las pelan. África, lamentablemente ni está ni se la espera y los países bajo el poder musulmán ya veremos por dónde salen, que la cosa no está clara. Mientras tanto China y la India ahí están, con sus millones de necesitados, pero también sus millones de millonarios (en euros o en dólares), con unas clases medias que crecen y crecen y unas ganas de consumir que ríase usted de un españolito de la posguerra.

Con esos mimbres no es extraño de que estén partidos de risa con las crisis financieras de Occidente -si es que directamente no las están provocando, que habría que ver- y preparándose para tomar el relevo. Mientras aquí nuestros finos economistas y políticos le dan vueltas a si hay que controlar o no a las agencias de calificación, allí hacen de su capa un sayo en política, economía, finanzas y sociedad. Se nos ha llenado la boca de democracia y Unión Europea y occidente y cuna de la civilización y, mira por dónde, los chinos ya se bañaban a diario cuando nuestros ancestros europeos lo hacían anualmente en la fiesta de su santo patrón, por poner un ejemplo gráfico.

A veces pienso si no saldremos ganando con los chinos gobernándonos. Peor que con la Merkel no nos iba a ir.