La alcaldesa de Alicante se revolvía en su asiento cuando escuchaba el discurso del presidente de la Cámara de Comercio de Alicante en la Noche de la Economía Alicantina de principios del pasado mes de julio. Y es que José Enrique Garrigós arremetía contra la política económica del Consell en presencia de su responsable, Alberto Fabra, y reclamaba acabar de una vez por todas con la corrupción política ante una imputada en el caso Gürtel como era (y es) la propia Sonia Castedo. La regidora se desquitó al final del acto espetándole al siempre fogoso mandatario cameral un «Vaya discursito; te habrás quedado a gusto», e incluso hay quien asegura haberla oído comentar en voz alta que, si no hubiera sido por ella, la Cámara habría pasado ya entonces a mejor vida, o, en román paladino, que Garrigós había mordido la mano que daba de comer, si no a él, sí a la institución que representaba. Y no le faltaba razón en esta caso a la regidora, ya que su intervención el mes anterior había sido providencial para evitar la posible quiebra de la Cámara mediante el alquiler para el Ayuntamiento de la sede central del organismo empresarial. Ahora, el siempre comedido Moisés Jiménez, presidente de Coepa, no sólo no morderá esa dadivosa mano, sino que posiblemente la besará, aparte de por convicción y devoción, también porque la supervivencia del organismo que encabeza se halla en manos de Castedo, siempre presta al parecer a salir al rescate de empresariado en apuros. La pesada losa del centro de formación de la patronal alicantina, construido a base de subvenciones públicas, va a ser levantada también por el poder público, de modo que el consistorio alicantino se va a quedar con el edificio y va a liberar así de una importante deuda a las maltrechas arcas de la confederación de patronales. Cierto empresariado siempre proclive a ensalzar las virtudes de la iniciativa privada y a reclamar el adelgazamiento de lo público no tiene duda de que sus principios pueden ser justamente los contrarios si el volteo redunda en su favor. Aunque con ello queden cautivos de su hada madrina.