Se está tratando en el Sínodo de los Obispos, el tema de la familia actual de sus problemas y dificultades, etc. Una de las cuestiones debatidas es el de la enseñanza y la transmisión de la fe por parte de los padres a sus hijos. Hasta hace poco tiempo la transmisión de la fe a los niños, por parte de sus padres, era fácil y agradable. Pero la situación ha cambiado últimamente. Así lo dicen los datos publicados.

Hasta hace unos años, el 90 por cien de los niños nacidos en nuestro país recibían el bautismo en seguida, y hacían pronto la primera comunión. Esta buena costumbre ha cambiado últimamente. En la actualidad, el 30 por cien de los niños nacidos en España no recibe el bautismo o lo hace tarde. Esta descristianización tiene sus consecuencias. Solamente el 4 por cien de los jóvenes entre 15 y 30 años participa habitualmente en la misa dominical. Podemos imaginar la ausencia de enseñanza y de práctica religiosa de estos jóvenes cuando eran niños en su familia.

La enseñanza de religión en los colegios no resuelve el problema del conocimiento y de la práctica religiosa de estos niños, porque no se vive la fe. Es, precisamente, el ambiente familiar el que carece de enseñanza religiosa y de la práctica de la oración familiar. Si se dieran, se solucionaría este problema religioso. Es tarea de las parroquias e incluso de los colegios católicos el ayudar a los padres de familia en la formación religiosa de los niños e incluso el convertir a los padres en verdaderos catequistas de sus hijos. Así se resolvería este problema de la enseñanza religiosa familiar. Es decisivo que los hijos practiquen con sus padres la oración, rezando todos juntos, y les acompañen en las misas y oraciones de la parroquia. Hay que rezar en familia para vivir y conservar la fe.