Mientras escuchaba el viernes que el movimiento 15M mantenía la convocatoria de concentración en Sol a pesar de la prohibición pensé, cuánto le deben estas elecciones a aquel movimiento de indignación. A pesar de las críticas y recelos que suscita, coincido con quien dijo que dentro de unos años el 15M se estudiará en los libros de Historia de este país. Como muchos politólogos han comentado, el 15M generó un estado de ánimo que ha supuesto el germen de nuevas formaciones políticas como Podemos, y por esa misma rendija que abrió Podemos, se coló y ha crecido de forma exponencial Ciudadanos. Pues hoy es el momento de canalizar ese «estado de ánimo». Se acabó el tiempo del lamento, de la queja, del cabreo, del «yo no les voté». Actuemos. Hoy la protagonista es la papeleta. Fíjense, cuando yo estudiaba en la Universidad, no existía Internet ni campus virtual. Recogías las papeletas de las asignaturas en persona o te las mandaban a casa. Todavía recuerdo los nervios al abrirla, al ver la calificación obtenida. Era lo que me había merecido y cada aprobado suponía un escalón más hacia la obtención del título. Este símil me viene a la cabeza porque hoy, la ciudadanía examina a partidos y representantes políticos, por su trabajo, su dedicación, su coherencia, su honradez, ética y valores. Al menos, así lo espero. Hoy los evaluadores somos nosotros. Si les damos aprobado general, tendremos un país mediocre. En función del rigor aplicado y de nuestra capacidad crítica, tal vez ya no seamos el hazmerreír y el saqueo a las arcas públicas se quede en un mal sueño.

Papeletas las hay de todos los colores, ideologías, de un solo partido o de coaliciones, con nombres conocidos o desconocidos, un lío dicen algunos. Pues a mí me parece una demostración de madurez y responsabilidad. Fueron muchos los años en los que se confió en unos partidos que, por una u otra razón, no han cumplido con las expectativas. La incorporación de gente sin experiencia política, de gente ajena a ella, de gente anónima? es la consecuencia del «no nos representan» que acuñó el 15M. Esta pluralidad de opciones -con los peligros que acarrea- son el carácter distintivo de estos comicios. Los de hoy nada tienen que ver con los de hace cuatro años, ya nada será igual. Esta oferta plural y diversa responde a una ciudadanía crítica con sus gobernantes y me temo que, a partir de ahora, les vamos a mirar y a exigir con lupa.

Dichosa y ansiada papeleta que no tendrán la oportunidad de utilizar, por ejemplo, quienes están en el extranjero. Leía el otro día un artículo que se titulaba, «No vienes, no votas» y que relataba, en primera persona, las trabas administrativas que nuestro gobierno pone a quienes desean ejercer el voto por correo. Parece que tuvieran miedo de estos jóvenes, sobradamente preparados e injustamente exiliados. En lugar de que tu país te facilite un derecho constitucional, te lo dificulta haciendo realidad el «ni voz, ni voto, ni Sanidad», en clara referencia a mi artículo de la semana pasada. Quiero aclarar que mi indignación no responde a ninguna situación personal. No tengo ningún hijo ni hija en el extranjero trabajando pero la semana pasada un joven, desde Londres, me dio las gracias en Twitter por el artículo diciéndome que él era uno de los expulsados de la Sanidad pública de este país. Es difícil explicar lo que se siente cuando las palabras que escribes se hacen realidad, cuando no son un simple cúmulo de letras sino que responden a una situación de vida. Si lo que dije y aseveró este joven es falso, apresúrense en taparme la boca. Mientras, mi papeleta de hoy les tendrá en mente.

Papeleta es también la que tendrán que jugar los partidos si, como vaticinan las encuestas y se palpa en el ambiente, el PP pierde la mayoría absoluta. Tendrán que, con una altura de miras y mucha generosidad, encontrar los puntos de encuentro, aquello que les une y no lo que los diferencia, tendrán que priorizar el bien común frente al propio ego. En definitiva, mucha gente espera que el lunes, en función de los resultados, se establezcan las «líneas rojas» para sentar las bases de una mayor igualdad social y erradicar la corrupción del mapa político. Espero que mañana no empiece una nueva carrera de fondo entre las diferentes fuerzas pensando ya en la próxima cita electoral. Ay, bendita y ansiada papeleta que vale su peso en oro. Ella es la clave. Deposítenla en el lugar adecuado, en la forma adecuada, pero sobre todo hagámoslo de forma responsable porque, ya saben, un pueblo tiene los políticos que se merece y, por tu gobierno te conocerán. Hoy se vota, hoy ejercemos un derecho, hoy se practica la Democracia, pero hoy también contribuiremos a que esa Democracia nos represente de verdad a todos o sea cada vez más un maquillaje -un decorado ficticio- que sólo beneficia a unas élites. Hoy nos toca a nosotros, ¿se lo van a perder?