Hace cuatro años nos cansamos de escuchar a Pedro Mancebo (vicelíder, entonces, de CLr, porque el jefe e ideólogo era y es Pepe Alcántara) decir a boca llena -hasta casi atragantarse- lo de «Mónica Lorente no será alcaldesa de Orihuela con mis votos». Hubo quien interpretó tal afirmación como la sentencia de un novio despechado. ¡Siéntate en la puerta de tu casa y verás el cadáver de tu enemigo pasar», que dice un proverbio chino. Eso fue en el arranque de la legislatura que -por suerte o por desgracia- da sus últimos coletazos. Sin embargo, en estos cuatro años se han dado situaciones que, cuando menos, han hecho pensar -¡no sé si bien o mal!-, porque, una vez más, ha quedado patente que ¡cómo no soy río me vuelvo atrás cuando me sale de los «webs» o que, como diría el gran Groucho Marx, «estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros». ¡Coherencia, macho; coherencia! o, como dice mi amigo Morago, ¡humildad franciscana, hermano!. Para muestra un botón y ahí tenemos a nuestro protagonista firmando mociones de censura con Mónica Ferrando y Pepa Lorente -¡uno ya no sabe quién es quién!-, para echar del despacho principal de la Esquina de Pavo a verderoles y sosiatas, olvidando que -como canta Joaquín Sabina- «me has conocido» y que fue él -el nunca bien ponderado Pedrito- quien, con un pacto que en su día catalogué como «contra natura», colocó a Guillén en el sillón de regidor de la Villa y Corte, ¡y todo para tocarle la «guayaba» a Antonia Moreno!. ¡Chúpate esa, baronesa!.

Cuatro años después, la historia se repite. Los peperos -como sosiatas y verderoles- necesitan apoyos para, como entonces, tener un grupo de amigos «estable», pero nadie «se cartea» ni manda mensajes que hagan pensar que, de momento, eso sea posible, aunque todos parecen mirarse de reojo esperando que el «novio» dé un paso al frente y pida «la mano de la novia». ¡Veréis como, conforme se acerque el13 de junio, todos confesarán el amor inquebrantable -de conveniencia- que se profesan y se intercambiarán estampitas, a modo de concejalías, porque no se querrá que el tiempo pase sin fijar una dote y se formalice una mala relación. ¡Más vale un bombón para varios que una mierda para uno sólo!. Tengo la sensación de que, como pasa en estos casos, de lo que se trata es de repartirse sillones, no de defender los intereses de los gobernados. Llegado este punto -el de establecer relaciones pseudo amorosas-, habrá que ver quién le pone el cascabel al gato, le echa un par de cojones -de momento nada de sexo, aunque no se descarta- y declara su amor a los Ciudadanos de bien, ¡si es que se quiere compartir tálamo, tocar pelo y copular!. La putada es que nadie sabe con quién tiene que hablar para pedir la entrepierna de la moza. ¿Con López-Bas -cabeza visible de la ciudadanía progresista y de cambio- o con Pepiño, ideólogo y mecenas del partido del catalano-español Alberto Rivera?. ¿Tendrá algo que decir el piloto y representante provincial de la «franquicia», Emigdio Tormo?

Quiero recordar y recuerdo que Bascuñana, durante la pasada campaña electoral, dijo -ver las hemerotecas- que nunca pactaría con el Foro Democrático de Pepa Ferrando ni con los Ciudadanos de Juan Ignacio López-Bas, porque sabe «a qué intereses responden ambas formaciones», según publicó este diario. ¡Ya estamos con lo que decía Mancebo!. Si esto es «asín» -si se gobierna en minoría- creo que en los plenos se lo van a pasar de «puturrú de fuá», porque se deberá llegar a acuerdos sobre temas concretos para evitar que -como ha dicho el candidato pepero- «la ciudad se vuelva ingobernable». Bascu, hay un refrán que asegura que «el hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras» y otro que afirma que «en boca cerrada no entran moscas», por lo que lo mejor es estar «callaíco» no vaya a ser que, como «cuando el diablo no tiene nada que hacer mata moscas con el rabo», te adelanten por la derecha y te quedes compuesto y sin novia, aunque los sosiatas no parecen estar dispuestos a firmar un acta matrimonial con Ciudadanos porque el gato escaldado del agua huye!. ¡Nunca digas de este agua no beberé porque, como Pedrito, te puedes atragantar y más si necesitas a los abanderados del cambio para Oleza!.

¡Piticlín, piticlín! (sonido onomatopéyico de llamada telefónica). ¿Dígame?. ¿Son los Ciudadanos?. ¡Sí!. Oiga, que somos los de la gaviota y les llamamos porque hemos decidido que, aunque no nos hace mucha Gracia ni lo tenemos Claro, queremos negociar; ¿ustedes qué piden?. Pues, no sé; ¿ustedes qué ofrecen?. Mire a ver; les damos cuarto y mitad de mercados, porque su casi jefe parece que entiende de eso, y un poquico de costa, por joder a Houliston; ¿qué les parece?. ¡Oiga, no ofendan!; ¿sólo ofrecen eso?. ¡Es que hemos pensao que la basura mejor no tocarla, porque la mierda cuanto más se mueve más huele!; ¿no creen ustedes?. Bueno, ¡reuniremos a nuestro sanedrín para ver qué se puede hacer, pero, si no hay más «chicha», no se hagan ilusiones!. ¡Ale, a volar la milocha!.