Aseguran en el Ayuntamiento de Alicante que cuando el alcalde, Gabriel Echávarri, dijo aquello de que pedirían un préstamo a los bancos para saldar 27 millones de euros del plan de ajuste del Ministerio de Hacienda y así recuperar la libertad de actuación presupuestaria para el próximo año, unos técnicos municipales se echaron a reír, otros a llorar y los socios del tripartito (Guanyar y Compromís) quedaron boquiabiertos ante el patinazo. Pasado el primer estupor, parece que todos han colaborado en hacerle asumir que la administración local alicantina está intervenida y, por tanto, tiene prohibido pedir préstamos. Ahora, quien estará llorando será Echávarri. ¿Cómo pagar los 18 millones de euros de indemnización a Hansa? ¿De dónde pagar los intereses? ¿De dónde sacar para realizar inversiones? No pudiendo solicitar préstamos para aumentar los ingresos, el Ayuntamiento sólo puede subir los impuestos. ¿Se atreverá el tripartito? ¡Qué feliz parece Asunción Sánchez Zaplana en la oposición, sin las preocupaciones de no poder gestionar por falta de dinero!