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Un negocio de muerte

El Ayuntamiento de Alicante se desprendió ayer, por medio de una subasta, de los cuatro coches funerarios que el anterior gobierno del PP adquirió obligado por una sentencia judicial tras la nefasta gestión del Crematorio de Babel, proyecto que dejó como recuerdo en Alicante cuatro coches de muertos por los que la administración local alicantina pagó 277.000 euros. Como lo que mal empieza tiene tendencia a acabar peor, los cuatro vehículos, de alta gama en el sector funerario, a estrenar, se colocaron ayer en la subasta por 61.500 euros. En total. Una cifra muy lejana de los 55.000 euros por coche fúnebre que los gestores populares prometieron que iban a sacar. El Crematorio de Babel, del que solo queda constancia judicial, le representa a Alicante un déficit de 215.600 euros. Si a los gestores políticos se les exigiera responsabilidad patrimonial por los fiascos que dejan para que los paguen los ciudadanos, seguro que el dinero de los contribuyentes se gastaba con sensatez y mesura.

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