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La dimisión de Císcar

Desde hace casi un año, altos cargos y militantes del PP tienen comprado un paquete de palomitas junto a un bote de cola o una cerveza para sentarse a ver la resolución del atolladero en el que se metió sin comerlo ni beberlo José Císcar, presidente de los populares alicantinos, durante una entrevista publicada por este periódico en febrero de 2016. «Debemos implantar, no sólo en la Comunidad sino en toda España, esas primarias para elegir a los cargos del partido y también nuestras candidaturas electorales», dijo en una respuesta. «No contemplo un congreso provincial sin primarias. Y ya lo anticipo: si no hubiese primarias, José Císcar dejará de ser dirigente del PP a cualquier nivel. La elección directa por los militantes es una condición irrenunciable», remató en otra. «Y nos vamos a dejar la piel en los próximos congresos para conseguirlo», se comprometió para el futuro. Como todo tiene su momento en esta vida, al líder provincial del PP ya le ha llegado ese punto en el que tendrá que hacer mil y un equilibrismos para explicar los motivos que le van a conducir a cambiar por completo el criterio de aquella declaración. Una entrevista en la que se sumó a los «eslóganes de moda» en un partido convulso que acababa de perder casi todo su poder en la Comunidad. Una receta que ahora ya no vale -la cosa está más calmada tras la segunda vuelta de las generales y después de que Rajoy haya vuelto a La Moncloa- y que, por descontado, se cocina ahora con otros condimentos que le aconsejan «sacrificarse» como un buen padre para seguir en todos sus cargos por el bien, ya saben que en política casi todo se suele explicar por aquello del interés general, de la gran familia popular. Ni habrá primarias en el PP; ni tampoco elección directa de militantes; ni, por supuesto, Císcar se va a marchar. Desde la cúpula provincial aseguran que el sistema que propone Génova -una consulta entre militantes que se tienen que apuntar aunque la decisión quedará en manos, como hasta ahora, de los compromisarios- para elegir a los presidentes del partido -las listas se continuarán designando «a dedo»- es razonable como primer paso. Así que el presidente del PP en Alicante, con todo el respaldo de Isabel Bonig para otro mandato, no se da por aludido. Aún queda, sin embargo, otra cosa a la que Císcar se comprometió: «dejarse la piel» para proponer en el congreso lo que entonces sí planteaba. La semana que viene el PP de Alicante decidirá su postura. Ya les adelanto que tampoco van a «dejarse la piel». Igual que Císcar no dimitirá, ni habrá primarias. Todo en orden.

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